34.- Let's dance.

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Aquella invitación no había sonado placentera; más que nada, tenía que admitir que le asustaba un poco. Y es que no era algo de todos los días que se te apareciera Sherlock Holmes y pronunciara un "bailemos".

—No entiendo.

—Vamos, John. Ponte tus zapatos y bailemos un blues, o tango, o la canción que estén pasando en la radio.

Sin saber exactamente el porqué, el médico se colocó el calzado y se puso de pie, esperando a que el detective pusiera la radio en alguna estación donde pasaran música buena.

Sherlock marcaba el ritmo, mientras que John parecía algo perdido, aunque nunca dejó de bailar. Daban vueltas, se tomaban de las manos, daban pequeños saltitos..., pero sobre todo se reían.

John no tenía idea de lo que hacía realmente, no sabía si Holmes estaba drogado, o si era parte de un caso, o si simplemente era una de sus muchas locuras, pero disfrutaba del momento y de la melodía que se reproducía desde aquel aparato.

Porque ya se lo había dicho alguna vez la señora Hudson; Sherlock hacía de él lo que quería. Si el rizado le pedía que corrieran, corrían; y si le pedía que se escondieran, se escondían. En esta ocasión solamente le había pedido que bailaran, y ahí tenía a su John Watson, bailando.

Johnlock DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora