—¡Aburrido! —gritó el detective desde el sofá largo, donde yacía con la cabeza colgada, casi tocando el suelo.
—¿Tú? Siempre —murmuró el doctor, sin despegar la vista de su lectura.
—Hoy es diferente.
—No me digas, Sherlock —pronunció con sorna.
—John —canturreó—, ¿qué lees?
—Cómo tratar con un imbécil sin morir en el intento.
—Vamos, lee un poco —le alentó; por supuesto que no había captado el sarcasmo.
—Sherlock, es un relato de Allan Poe, ¿bien? Aquello fue una broma.
—Oh, entonces no lo leas, no me gusta.
—No te gustan muchas cosas.
—¡Por supuesto que sí! —alzó la voz y hasta se puso de pie— Siempre disfruto de un buen homicidio.
—Cosas que no tengan que ver con crímenes y asuntos policiacos...
—Aún así, John, sí hay cosas y situaciones que me gustan.
—¿Cómo cuáles? —preguntó, bajando su libro por primera ocasión.
Holmes no dijo nada; se quedó estático, pensando. ¿Qué demonios le gustaba?
—Lo sabía —finalizó, volviendo a lo que leía.
Por el resto de la tarde, el de mayor estatura trató de recordar qué clase de cosas —que no tuvieran que ver con cadáveres— le agradaban.
Fue así como pasó todo aquel día haciendo comentarios cada que memorizaba algo. Todo el día Watson estuvo escuchando cosas como me gusta la química, me gusta la música clásica, me gusta bailar, me gustan las historias de piratas... y muchísimos datos aleatorios más.
Algunas cuestiones resultaban más que obvias, otras lograban sacarle una risa y algunas otras simplemente lo maravillaban.
Pero ninguno de esos comentarios logró sorprenderlo tanto como cuando Sherlock le dijo, o murmuró, un me gustas tú.
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Johnlock Drabbles
FanfictionEllos resuelven crímenes; el doctor escribe en su blog de ello, el detective olvida sus pantalones y yo hago relatos cortos de este par.