Agujero.

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La suave brisa de la noche, provocaba que el rostro le escociera. Pero seguía allí, abrazado a la tumba de su madre. Temblaba, pero no tenía frío, ni voz. 

Lo único que hacía era lamentar lo ocurrido una y otra vez, como si fuera una película reproduciéndose una y otra vez en su cabeza.

Durante el día, la gente que acudía al cementerio se había parado a observarlo, pero nadie había sido capaz de intentar consolarlo. Hasta que llegó la noche. 

Stiles alzó la cabeza al escuchar unos pasos acercarse a él lentamente. 

— Supuse que estarías aquí, hijo.

Stiles agachó nuevamente la cabeza y se quedó en total silencio. Aun que luchó, los ojos de su padre se llenaron de lágrimas.

— A veces, la vida es una mierda — Susurró este todavía pensativo—  Pero hijo, quedarte aquí no va a terminar con el dolor que sientes. 

El Sheriff se acercó y se agachó junto a su hijo para rodearlo con sus brazos.

— De hecho, ese agujero que sientes que tienes ahora en el pecho es probable que nunca termine de cerrarse. Pero aprenderás a vivir con él y poco a poco, dejarás de recordar todas las cosas malas, y te quedarás sólo con lo bueno. La vida consiste en aguantar, y en dar todo el cariño a alguien que puede que al día siguiente, ya no esté. Y es un consuelo en cierto modo saber que se ha marchado con todo ese cariño, y que no te has guardado nada para ti. Y tu ahora mismo tienes tres agujeros, y yo, no se que decirte para aliviar aun que sea un poco ese dolor Stiles. La buena para hablar de todo esto era tu madre, hijo mío.

Pasaban los minutos, y Stiles seguía sin decir nada. Había dejado de abrazar la tumba de su madre, y se había dejado abrazar por su padre, pero tenía la mirada perdida y ni se movía. 

— Deja que te lleve a casa — Susurró Noah acariciando el pelo de Stiles con cuidado— Prometo que mañana te traeré aquí de nuevo si es lo que quieres. Pero ahora te conviene ir a casa.

Poco a poco, el Sheriff se levantó, y con bastante dificultad, alzó a Stiles, que parecía no reaccionar a nada. 

Prácticamente lo arrastró por el cementerio, hasta que tras salir llegaron al coche y pudo dejarlo en las plazas traseras. Seguidamente, tras subirse en el coche, Noah llamó a Scott.

— Scott, ya está conmigo. Voy a llevarlo a casa, estaría bien que vinierais, por si la cosa se pone fea — Tras decir aquello, se quedó en silencio escuchando a Scott—  Él... bueno lo verás, no encuentro una palabra para definir su estado. 

Y colgó la llamada. 

El camino a casa fue silencioso, pues sólo se podía escuchar el motor del coche, y poco más. El Sheriff se dedicó a conducir tranquilo por las calles, y cuando llegaron a la calle donde vivía, se encontró la calle cortada por varios vehículos. 

Trató de dar marcha atrás, pero otro vehículo le cortaba el paso.

El Sheriff no dudó en bajarse del coche.

— ¿Se puede saber que es esto? 

Ante la pregunta de Noah, de los vehículos comenzaron a bajar hombres armados. 

La primera reacción del Sheriff fue desenfundar su arma. 

— Me temo que tiene las de perder...

Gerard apareció por detrás de dos de aquellos hombres, y se adelantó en dirección al padre de Stiles.

— Dígale a esta gente que tire las armas al suelo ahora mismo —Ordenó el Sheriff apuntando el arma hacia el hombre— No me va a temblar el pulso para meterle una bala entre las cejas si no da la orden. 

— ¿Y que pensará su hijo?

— ¿Que es usted la peor mierda que hay sobre la faz de la tierra?

El Sheriff dio un respingo al escuchar la voz de Scott, que se abrió paso y se colocó contra el Sheriff. 

  — Vaya por dios, McCall.  Debe de ser el único lobo idiota que se mete él sólo en medio de un grupo de cazadores.

  — ¿Y que le hace pensar que estoy solo? 

Scott alzó las cejas y esbozó una sonrisa.

Acto seguido, el grito de varios de los hombres de Gerard, distrajo a todos los presentes.

— ¿Que coño estáis haciendo? — Preguntó el Sheriff seriamente— .

— En principio, meterles miedo. Pero esto es nuevo.




A escondidas (Steo). 2ª parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora