Pena.

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Pasaron varias semanas. 


Stiles pasó los días cultivando la rabia que sentía en su interior, y tratando de fingir ante los demás que poco a poco se estaba recuperando.

Liam se había ocupado de quedarse con él, pues el castaño no le dirigía la palabra a Scott. Este último se había disculpado mil veces por lo sucedido, pero Stiles, no estaba por la labor de perdonar aquello.

Apenas comía, pero poco le importaba, por que no tenía hambre. La ropa se le había quedado algo grande debido a la pérdida de peso, y las ojeras era lo primero que llamaba la atención al mirarlo. Su pelo desaliñado, y la barba descuidada que lucía, corroboraban lo que todos pensaban. Llegaría el día en que Stiles buscaría la venganza por su cuenta.

Y llegó ese día. 

En un descuido del joven beta, Stiles lo agarró y golpeó al joven contra la pared, lo suficientemente fuerte para que este perdiera el conocimiento. Tras aquello, y sin peligro de que el joven alertara a los presentes en la casa, Stiles se esfumó por la ventana.

Todavía era de noche, y las temperaturas habían caído en picado esos días. Pero no tenía frío. En su cabeza, sólo veía la imagen de Gerard destrozado en el suelo, y sus garras manchadas con la sangre de este. Era todo lo que quería. Acabar con él.

Pasados treinta minutos, Stiles saltaba una verja, de un almacén a las afueras de la ciudad. 

No tenía la certeza de que Gerard fuera a estar allí, pero algo en su interior le decía que aquel lugar era un buen sitio para empezar a buscar.

Caminó por el exterior del recinto sigilosamente, hasta que llegó a una de las paredes, y se acercó lentamente a uno de los ventanales. Con cuidado para no llamar la atención, se asomó ligeramente.

Un grupo de hombres, cargaba una caja bastante grande de madera en uno de los varios todoterrenos negros que se encontraban allí. En aquella caja, pintado con pintura negra, en la esquina inferior derecha, podían leerse claramente "ARG", por lo que Stiles sintió la necesidad de golpear el cristal, y corretear agachado hasta colocarse junto a la puerta principal del edificio.

Tal como este había dibujado en su cabeza, pasaron segundos, cuando la puerta del lugar se abrió. Uno de los hombres salió de esa. Iba armado con un fusil, por lo que Stiles esperó hasta que cerró la puerta para hundir sus garras en el cuello ajeno sin antes preguntar nada.

Tras eso, arrastró el cuerpo del hombre, y se hizo con el fusil. Ahora sólo tenía que entrar al lugar y acabar con todo de una vez por todas. 

Dicho y hecho. No pensó. Abrió la puerta y se coló rápidamente en el lugar, disparando a todo hombre que veía, hasta que se le terminaron las balas.

Los hombres que no habían muerto, se habían escondido en el lugar, por lo que Stiles caminó lentamente, centrándose en escuchar el latido de los corazones de aquella gente. Poco a poco fue encontrándolos a todos, hasta que el último de todos, escondido detrás de unas cajas, se alzó levantando las manos tras tirar el arma al suelo.

—¿Dónde está Gerard?

La voz de Stiles sonó más grave de lo habitual, mientras se acercaba rápidamente al hombre, hasta que consiguió agarrarlo antes de que hablara, y elevarlo palmo y medio del suelo mientras lo agarraba del cuello. El hombre pataleaba, y trataba de hablar, la cual cosa le era imposible debido a la presión que Stiles ejercía en su cuello.

Finalmente Stiles lo lanzó al suelo.

— Repito la pregunta. ¿Dónde está Gerard Argent?

Tras varios segundos en los que el hombre tosía, este finalmente recobró las fuerzas para hablar.

— En...en el bosque... campamento...

El hombre, trataba de alejarse de Stiles. Sus ojos ahora, iluminados miraban al hombre fijamente. Este se desmoronó.

— Tengo...hijos...por favor.

Ante aquello, Stiles no dudó en agarrar al hombre, y llevarlo contra la pared.

— Vosotros acabasteis con mi familia. ¿Crees que siento pena por tus hijos? 

— Por favor...son...muy pequeños.

— Mi hija, tenía meses, pedazo de mierda, y a nadie, a nadie —Gritó esta última palabra presionando la cabeza del hombre contra la pared— Y quiero que sepas, que después de matarte a ti, pienso ir a por tus hijos y los voy a matar tan lentamente, imaginando que lo estás viendo, que ni te imaginas lo que voy a disfrutar acabando con sus vidas.

Repentinamente los cristales de uno de los ventanales, se hicieron pedazos. Un fuerte rugido asustó todavía más al hombre, que no pudo evitar gritar.

Stiles observó fijamente los dos ojos rojos que ahora había también en el lugar. Se acercaban lentamente hacia él.

— Suelta al hombre, Stiles. Nosotros no matamos. 

— Vosotros no matáis, Scott. Yo mato.

— La manada, sigue mis reglas —Insistió el moreno, acercándose con cautela—.

— Repito, yo si mato. ¿Acaso no ves la cantidad de muerte que hay aquí? — Preguntó alzando las cejas, mientras apretaba el cuello del hombre con más fuerza. Cuando más se acercaba el moreno, más presión ejercía— Vamos, da un paso más. 

Scott se detuvo.

— Stiles, tu no eres así... Piensa en Theo, y en Claudia. Ellos no querrían que hicieras esto.

Palabras mágicas. Al escuchar aquello, Stiles soltó al hombre, y miró a Scott con una sonrisa.

— Es verdad. A Theo le gustaría más que le diera besos a este hombre.

Acto seguido Stiles hundió las garras en el estómago del hombre mientras miraba fijamente a Scott.

— Y a Claudia le encantaría también que le cantara una nana ¿Verdad?

Los gritos de dolor del hombre, cesaron cuando Stiles llevo su otra mano al cuello de este y hundió sus garras en el rápidamente.

— Y ahora apártate, por que no me va a temblar el pulso contigo, Scott.

Tras soltar el cuerpo del hombre, Stiles caminó en dirección al que fue su amigo. Este se apartó. Stiles estaba fuera de control, y era bastante más fuerte que él. Encararse sólo empeoraría las cosas.

— No se te ocurra seguirme, ni llamarme ni nada. No quiero volver a saber de ti — Murmuró mientras pasaba cerca de él—.

Y tranquilamente, atravesó la puerta y salió al exterior, dispuesto a marcharse y desaparecer de allí.

—¿En que momento te has convertido en un monstruo?

Stiles se detuvo cuando escuchó a Derek decir aquello. Este no dudó y se acercó a Stiles. Poco a poco Stiles se volteó para mirarlo.

— Vete a la mierda, Derek.

El mayor ladeó la cabeza, y se echó a reír.

— Scott no lo va a hacer, pero yo no sigo las reglas de Scott. Una muerte más, y seré yo el que acabe contigo.

Stiles respondió a la amenaza del mayor con una sonrisa.

— A la mierda, Derek. Tu, Scott, y la ciudad entera.

— No se como te soportaba ese chico, con lo insufrible que has sido siempre.

Aquellas palabras lograron tocar a Stiles. Ahora no sonreía.

— Vaya, parece que he tocado algo por ahí que duele...lo...

Fue todo lo que Derek consiguió decir antes de que Stiles le escupiera en la cara.

— Ahí en tu cara tienes todo lo que me importáis.

Y tras aquellas palabras, Stiles nuevamente se giró y siguió caminando en dirección al bosque.


A escondidas (Steo). 2ª parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora