Prólogo

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El avión aterrizaba en la pista del Aeropuerto internacional Simón Bolívar en maiquetía (Venezuela), luego de una larga espera por su equipaje el joven de piel blanca lo tomaba, caminaba con seguridad y confianza por el largo pasillo, siendo el centro de atención de las personas que caminaban a su lado. El chico lanzó una media sonrisa y siguió su camino pensando que, de haber sido antes hubiera pasado desapercibido. Su nombre era Andrés Casablanca, después de persuadir a sus padres adoptivos en volver a Venezuela por motivos de visitas el Joven sentía un pequeño hormigueo, ya que el único que sabia de su retorno era su mejor amigo, que lo esperaba de brazos cruzados en la salida del aeropuerto, el chico se quitó los lentes oscuros dejando ver sus ojos color miel, Sebastián de piel morena y ojos grises arqueo una cejas y abrió sus brazos en recibimiento al chico que llegaba.

- La verdad comenzaba a creer que no ibas a venir - bromeó el joven que le tomaba una maleta para ayudarlo.

- El equipaje tardó mas de lo requerido. -respondió el chico con una risa.

- Así que ¿Andrés Casablanca? - preguntó su amigo que caminaba en dirección a un auto negro con un hombre de pie que los esperaba con la puerta abierta. - vaya manera de cambiarse el nombre Ignacio.

- No menciones ese nombre - reclamó el joven - ¿alguno sabe de mi llegada? .

- La verdad es que no - respondió el moreno - después de la muerte de Santiago y la desaparición tuya, todo el instituto ha cambiado .

El escuchar el nombre de Santiago le removió el estómago a Andrés y la verdad le hizo un sabor amargo que le recordó a que había regresado a Venezuela.

- ¿Cambiado como? - preguntó mientras llegaban al auto que, en ese momento el hombre le abría el maletero para guardar el equipaje.

- Sabes ya no hay tanto bullying como hace un año atrás, Simón ha intentado contactarte la verdad a ese chico le agradaste a un tal grado - el joven se sentaba adentro seguido de su amigo. - le dije que lo dejara así, es muy listo y mas cuando tiene familia trabajando en el ministerio.

- Entiendo... en su momento le diré quien soy - comento Andrés - la verdad creí que por mi clase social en ese momento no le caía bien.

- Tiendes a juzgarlo rápido - comentó el jóven - pero entiendo lo que quieres decir, te hicieron mucho daño.

- Sebastián y ¿que es de Armando?.

- Sabía que me preguntarías por el - el chico lanzo una pequeña carcajada. - el esta bien después de todo el chico no esperaba lo que ocurrió con Santiago y cuando vean tu cambio no te reconocerán, la verdad Andrés no eres la sombra de lo qué eras.

Andrés lanzó una risa y lanzó un largo suspiro.

- De hecho España me hizo muy bien y debo agradecerle a la familia de Santiago por lo que han hecho - comentó el joven que miraba por la ventana del auto como se perdía el mar por la vía. - necesito arreglar cuentas y ver hundidos a los que me hicieron daño.

- Y...¿cómo piensas hacer eso? - preguntó el chico con curiosidad.

- De la misma manera en que ellos me engañaron a mi... sobre todo esto va mas con Mariana Villareal.

Sebastián no comento mas nada al respecto, llegaron a la quinta donde residen la familia Casablanca. Una mujer no tan de avanzada edad y un hombre alto esperaban a Andrés en la puerta de la casa, el chico tragó de nuevo recordando a Santiago sintiendo como se fracturaba su alma. Sin embargo no podía permitirse ver así, ya eso era del pasado era un hombre nuevo a pesar de sus 18 años. La mujer lo recibió con un fuerte abrazo era la Sra. María que se encargaba de cuidar la casa mientras los Casablanca estaban fuera del país.

-Bienvenido joven Ignacio - le recibió la mujer.

- Muchas gracias Sra. María - dijo el joven mientras la abrazaba - pero tenemos que hablar de eso hay cosas que le tengo que poner al día.

La mujer lanzó una risa y le pidió al hombre que la acompañaba que subiera las maletas a la habitación del joven.

- Bueno Andrés mañana vendré para hablar mejor - Dijo Sebastián que se acercó al chico y le dio un abrazo. - Hasta pronto Sra María.

- Hasta pronto joven Leal - se despidió la mujer. - así que Andrés? - preguntó con curiosidad.

- Si María - dijo el joven que caminaba y comenzaba a subir las escaleras del recibidor - es una larga historia que te contaré después.

La mujer lanzó un suspiro y caminó hacia la cocina.

- Muy bien Ignacio - respondió - se por que has vuelto pero considera la manera que harás las cosas a Santiago no le fuera gustado - al decir esto se desapareció por la cocina.

La mujer supo donde darle, el chico camino por el largo pasillo llegando al salon de música. Había un gran piano donde varias veces escucho su melodiosa música tocada por las manos de Santiago, una lágrima cayó por su mejilla y se la secó rápidamente. No derramaría una lágrima conseguiría la manera de ver como los que se burlaron de el caían a sus pies y ya sabía como empezaría con Mariana Villareal.

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