Parte 1: Dos años atras.

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"Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebra", es lo que muchos venezolanos suelen decir de la capital. Sin embargo, para alguien como Ignacio era diferente. Había crecido con una familia extremadamente pobre: donde su madre se preocupaba más por el bienestar de su esposo que el de su propio hijo, el joven había estudiado siempre a través de becas estudiantiles; debido a su coeficiente y eso le ayudó a estudiar en un liceo de buena categoría. A pesar de eso, no había tenido la suerte de conseguirse personas de buen corazon. Debido a la prepotencia del dinero que tenían las otras familias, sus compañeros lo trataban de el pobretón. Al finalizar su último año del liceo el chico ni asistió al acto; esperó un par de días y consiguió su título por secretaría, y así paso desapercibido antes sus compañeros de clases.

Ya estaba dormido al frente de su computadora cuando recibió un correo electrónico. Se sobresaltó al escuchar .los gritos del nuevo esposo de su mamá por no tener la comida hecha. El chico suspiró y se percató de la notificación, abrió el mensaje y lanzó una pequeña sonrisa. Había sido aceptado en la Universidad los Próceres tambien de buena categoría, quizás se pregunten por que simplemente el joven no se presentaba en alguna universidad pública, claro esta que era buena opción, pero, siempre que podían entraban en paro estudiantil y aun así retrasaría que le dieran su título universitario, se levantó de la silla y caminó por su cuarto. Necesitaba ir a buscar el uniforme al día siguiente. Se miró en el espejo por un momento y vió a un chico con lentes blanco y con ojeras, de cabello castaño un poco largo y desordenado, suspiró y se dirigió a su cama para acostarse. A la mañana siguiente despertó a la misma hora, tomó su desayuno y salió de su casa para ir a la Universidad. Pasando por el desespero del metro se bajó en Altamira para tomar la buseta que lo llevaría hasta allí. Luego de un rato de trayecto el bus llego a su destino el chico tragó saliva y caminó hasta la entrada, habían varios padres con sus hijos caminando con folletos sobre las diferentes carreras. El chico había optado por Arquitectura algo que le llamaba la atención de hace mucho tiempo, llegó a control de estudio donde una mujer estaba sobre un escritorio ordenando un papeleo.

- Buenos días vengo por el retiro del uniforme y el horario de mis clases - saludo el joven con educación.

- ¿Su solicitud de ingreso y pago de cuotas...? - preguntó la mujer, típica pregunta de alguien que no sabia sobre su situación económica, el joven saco un papel impreso con el logo de la universidad y se lo entregó a la mujer.

- Fuí aceptado por la beca - respondió el joven apenado.

- Muy bien te pasaré con el rector para que el te oriente un poco - dijo la mujer levantándose y caminando hasta a otro lado donde abrió la puerta a una sala amplia, al fondo se encontraba un hombre de mediana edad que estaba hablando con otro chico de cabello oscuro y piel blanca.

- Sr Rodríguez el caso especial ha llegado. - anunció la mujer haciendo que el hombre levantara la vista.

- Hágalo pasar - indico el sujeto con una voz agradable, la mujer le hizo señas a Ignacio para que entrara a la sala, la puerta se cerro a su espalda y el chico camino hasta sentarse al frente. - muy bien Sr Casablanca tendré en cuenta su solicitud de cambio de carrera - le dijo el hombre hacia el chico que Ignacio tenía a su lado.

- Muy bien director Rodríguez muchas gracias. - el joven se levantó educadamente haciendo que a Ignacio le llegará el olor de su fragancia que usaba, salió de la habitación y dejo al director y al chico solos.

- Así que usted es el Sr. Torres - le dijo el hombre con una sonrisa - ¿por que esta universidad de tantas? - hizo esta pregunta con un tono curioso.

- Es una de las mejores señor - respondió el chico. - se de lo prestigiosos que son y aparte exigen buen rendimiento académico.

- Así es joven Torres - dijo el hombre - la verdad quería conocerte personalmente, y hacerte entrega de tu uniforme y el plan de estudio - indicó el hombre sacando una bolsa transparente donde dentro había un traje que constaba de chaqueta y pantalón, luego tecleo en la computadora e imprimió la hoja de las materias y sus respectiva clases. - lo esperamos pronto Sr. Torres - dijo entregándole la hoja, el chico tomó la bolsa con la inscripción de la universidad y salió de la dirección, paso por control de estudio donde la mujer se despidió de el chico. Por dentro sentía un cosquilleo de felicidad. Solo tenía que soportar 5 años mas y estaría ejerciendo su carrera .

Su mente estaba en otro mundo cuando tropezó torpemente con alguien haciendo que cayeran al suelo sus cosas, se maldijo así mismo cuando sus manos tocaron la mano del otro joven e hizo que levantara la mirada. Era el chico que estaba en la oficina antes que el.

- Lo siento... - dijo el chico disculpándose mientras se levantaba.

- No te preocupes - respondió el joven sonriendo - soy Santiago Casablanca - se presentó estirando su mano.

- Me llamo Ignacio Torres - dijo el otro chico apretando la mano de Santiago, sintió un hormigueo extraño en su estómago.

- ¿Torres...? - preguntó el joven con los ojos entrecerrados como si tratara de recordar el apellido. - la verdad no me suenas.

- Es que no soy de por aqui.

- Ya veo seguro es por eso, pero normalmente los que escogemos carreras aqui es por que venimos de un liceo ya juntos - se extrañó el joven.

- Lo siento voy retrasado - cortó rápidamente Ignacio dejando a un lado el chico, sin embargo este le siguió el paso.

- Lo siento si te incomode es que no te había visto nunca.

- Mira, soy becado - soltó rápidamente - es mejor que no te juntes con un pobreton como yo no vayan a pensar tus amistades que solo soy amigo tuyo por el dinero. - dicho esto Ignacio se fue dejando a Santiago de pie en el pasillo, el joven miró al chico alejarse la verdad no sintió lastima con el pero si le causó gracia que lo haya juzgado mal.

Si bien Santiago era de una familia de clase social, el chico no se pensaba de la misma manera que los demás. Sus padres siempre le contaban la historia de como lograron lo que tenían sin importar de donde provenían, sintió que lo sacaban de trance unos brazos que lo ahorcaban debido al abrazo que le daban, era Simón Castillo uno de sus mejores amigos.

- Te he dicho que no me gusta que hagas eso -reclamó el joven.

- Siempre que me digas que no lo haga mas lo haré - se excusó el chico de cabello castaño y ojos marrones. - ¿has visto a Sebastián?.

- La verdad que no - respondió - le mande un texto pero sabes como es de obstinado.

- Vale esta bien - respondió Simón - tierra llamando a Santiago a la luna ¿hola? - el chico pasaba sus manos por la vista de Santiago quien le devolvió una mirada de fastidio y le dio un golpe en el hombro.

- Vamos a mi casa - le invitó el joven a lo que el otro accedió rápidamente. Caminaron hasta el auto donde esperaba el chofer de Santiago y ambos subieron en la parte de atrás, algo estaba seguro Santiago mientras observaba al chico esperar la buseta quería saber mas de el. No sabía como explicar lo que sentía pero algo en un interior le gritaba que debian ser amigos, el auto arrancó dejando atrás la calles para entrar en lo suburbios de Caracas.

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