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Mariana rodeaba con gasolina aquella cabaña, en su interior estaban Armando moribundo y Valeria atada aun. Entró y desató de la silla para llevarla con ella, lanzó el fósforo hacia el líquido vertido en el suelo que agarró candela rápido, justo cuando salían el auto de Sebastián se detenía al frente de ellos. La chica les apuntó sin dudarlo, Ignacio salió del lado del copiloto, Damián y Simón mas atrás.

— ¿Qué mierda hacen aquí? — Les preguntó a los cuatros que recién llegaban.

— Tranquila Mariana no venimos a lastimarte  — Respondió Ignacio.

— Adentro está Armando deben ayudarlo. — dijo Valeria soltando el amarre de su boca.

— ¡Callate!  — gritó Mariana — si dan un paso al frente les juro que les vuelo la cabeza.

— Mariana tu no eres una asesina — dijo Sebastián — no hay por que llegar a todo esto.

— No me conoces Sebastián — Le dijo apuntándolo, justo en ese momento Valeria le propinó un golpe en el estómago, Ignacio se lanzó para ayudarla tomando el arma de Mariana. Sebastián tomaba a Valeria en su rescate, todo ocurrió muy rápido cuando el disparo sonó.

Ignacio miró a Mariana, la chica soltó el arma y dio unos pasos atrás observando como caía Ignacio. Simón había ayudado a sacar a Armando de la casa que se consumía por las llamas, miró a Ignacio en el suelo y corrieron para ayudarlo, llamaron rápidamente a la ambulancia y de nuevo la historia se repetía.

Todo le daba vueltas  Ignacio, solo sentía que lo llamaban, la voz de Valeria, Damián, Simón y Sebastián. Las luces del hospital pasaban por su mirada que poco a poco se volvía borrosa, sintió como se llenaba de paz y todo se volvía en blanco.

Se encontraban en la sala de espera mientras atendían a Ignacio, Armando había salido ileso ya que no había dañado nada el disparo. Mariana se encontraba en la sala en el rincón, sabía que había llegado lejos. Y su locura le había hecho hacer cosas, que ni ella en su vida se había imaginado.

— Lo siento — dijo la chica caminando hacia el grupo. — esto... No era lo que quería, yo lamento mucho la muerte de Santiago, y la verdad lo quería.

— Mariana, antes no eras así — Dijo Valeria colocándose de pie. — la verdad aun no entiendo que te hizo cambiar.

— La verdad es la felicidad que ustedes tienen. — respondió Mariana —y es algo de lo que siempre he carecido, y ahora con la crisis familiar por la que pasa mi familia.

— Es tiempo de cambiar y ser diferente y veras que te sentirás mejor.— dijo Sebastián, al final Mariana asintió y volvió a tomar lugar en la espera de que Ignacio estuviera bien.

La luz blanca resplandecía todo el lugar, se encontraba desnudo caminando sin ningún rumbo fijo, miraba  su alrededor sintiendo que se encontraba en un círculo donde no lo llevaba a ningún sitio.
Una silueta a lo lejos se logró vislumbrar, caminaba lentamente hasta hacerse notorio, lo reconoció en el acto. Era Santiago quien venía a su encuentro, intentó ocultarse olvidando donde estaba, pero recordó que no había lugar donde ocultar su desnudes.

— ¿Estoy muerto? — Fue lo primero que logró preguntar,  Santiago se detuvo frente a el con una cálida sonrisa.

— No aun no... — Respondió con su voz angelical. — creo que te ponen a elegir.

— ¿Elegir... Que cosa? — miró extrañado a su acompañante.

— Si vienes o te regresas... Es como una segunda oportunidad.

— y tu...  ¿Elegiste? — Preguntó.

— No — Respondió el chico. — si me fuesen puesto a escoger fuese vuelto, no te dejaría solo a pesar que tu me has dejado ir...  Yo siempre estaré contigo.

— Aveces siento que...  No merezco esta vida. — Dijo Ignacio desviando su mirada.

— Tonterías — respondió Santiago. — debes vivir y ser feliz, después nos encontraremos de nuevo y estaré esperándote aquí.

— ¿Duele morir?.

— Ni un poco, digamos que todo es tranquilo. — Santiago le dio un abrazo. — ahora regresa pequeño.

Las palabras de escucharon en susurro, cuando sintió que algo lo jalaba de aquel lugar donde se encontraba, lo blanco se volvió oscuridad y la oscuridad se volvió algo borrosa cuando abrió los ojos.

— Lo recuperamos — Fueron las palabras de aquel médico. — casi te perdemos amigo.

La vista se volvió mas notoria y pudo distinguir la silueta que lo observaban. Después de un rato le permitieron recibir las visitas, los primeros en entrar fueron sus tutores, que le reclamaron un poco para así darle su apoyo. Damián no tardo en entrar seguido de sus amigos, quien Valeria le lanzó un fuerte abrazo. Mariana apareció atrás de ellos y le pidió disculpa, cosa que Ignacio no esperaba, al final hablaron de las diferencias dejando el pasado atrás y mirar hacia el futuro sin ningún rencor.

Después de mejorar el chico regresó a la universidad, por otro lado Damián los invitó a recibir el año en España, ya que el tenía que regresar. Armando por otro lado también había mejorado, y Mariana tenía ayuda terapéutica, pero ahora se la pasaba con el grupo, ya no se sentía sola y podía contar sus problemas sin ser juzgada.

La fiesta de fin de año en la universidad fue un tanto aburrida, reunión entre profesores y alumnos y las típicas charlas. Habían aceptado el viaje hacia España y como un extraño dejavu se encontraban de nuevo en el aeropuerto;  con la única diferencia que ninguno se despedía de nadie.

Una vez instalados en la residencia donde habitaban los Casablanca, decidieron ir hasta donde reside la familia de Damián, que contentos los recibió.

— Te extrañé — fueron las palabras del chico al ver a Ignacio.

Después de ponerse al día Ignacio contemplaba la ciudad iluminada, había recordado el como Damián lo había Tratado, cosa que se le ocurrió hacer un detalle. Tomo un papel dejando una nota a sus amigos para que supieran a donde iba, Una vez que tomó las cosas de el se dirigió hasta donde Damián.

— Necesito que te coloques esto. — le pidió Ignacio a su novio tendiéndole una venda para cubrir sus ojos.

— ¿ Y esto para que es ? — preguntó dudoso Damián.

— Ya lo veras. — Respondió Ignacio sacándolo del departamento.

Se le hizo una eternidad por la curiosidad de donde lo llevaría el chico, solo escuchaba la gente a su alrededor hasta que Ignacio lo detuvo, para luego quitar poco a poco la venda y estar parados frente a un tren, Damián soltó una risa y miró al chico.

— Debí imaginarme algo así — comentó.

— ¿Te unes a la aventura de volver a Italia? — Preguntó Ignacio.

— Sabes que sí — dijo tomándolo de la mano y subiendo al tren.

Una vez llegados ambos caminaban con sus manos entrelazadas, caminaban despacio y sin apuros.

— Hace tiempo me trajiste hasta acá y me hiciste pedir un deseo — comentó Ignacio que señalaba hacia la Fontana de Trevi.

— Lo recuerdo perfectamente. — Respondió Damián.

— Ahora vengo a pedir tres deseos mas, uno para regresar de nuevo dos por que encontré el amor y tres... — se quedó en silencio por un momento.

— ¿Para casarme contigo? — Preguntó con ojos brillosos.

— Eso creo. — respondió Ignacio encorvando sus hombros.

— Me harías el hombre mas feliz — Dijo Damián tomando al chico y dándole un beso, las personas a su alrededor lo miraron sin importar, algunas aplaudieron al gesto, de alguna manera ahora ellos dos eran uno solo.

Giros del Destino [#GoldenAwards19][#WrittingsDreams2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora