Septiembre, Inicio de Clases.
Alexander Brann tenía razones para estar nervioso, era su primer día de clases. Después de las vacaciones familiares, durante esos dos meses había olvidado completamente que tendría que volver al instituto. Ahora cursaba su primer año en el nuevo instituto. Esperaba que cualquier compañero de su escuela anterior estuviese en la misma clase que el, aunque no serían muchos.
Echó su cabello negro hacia atrás como un acto nervioso, sentía las manos bañadas en sudor al entrar al salón. Habían muchos chicos y chicas que no reconocía, comenzaba a sentirse nervioso, en verdad. Eso, hasta que logró vislumbrar a una pelinegra entre la multitud y prácticamente saltó, pegando gritos.
-¡Keline!-la llamó, emocionado. Mientras se acercaba a la chica.
La mencionada pareció reconocerlo y se lanzó a abrazarlo. Su amiga era un poco mas baja que el y siempre andaba sonriendo, sus ojos eran verde turquesa y su piel era morena.
Eran un poco parecidos, sin contar la tonalidad. La piel del ojiverde era blanca y su cabello era de un negro que le hacía resaltar sus ojos de un verde brillante.
-¡Alex Brann, gracias a Dios! Pensaba que estaría sola-le sonrió y fueron juntos a sentarse, en el salón.
-¿Has visto a alguien más? Yo juraba que estaba sola, no muchos se matriculan en este instituto-comentó, cruzando las piernas. Alex se recostó en la mesa.
-Hasta ahora sólo tú, pero es mejor así-confesó con una sonrisa juguetona.
Los estudiantes iban entrando al salón y el ojiverde no reconocía a nadie, parecían estar en mundos diferentes. Alex era un chico relajado. Podría durar todo el día dibujando o escuchando música, también utilizaba ropa cómoda: unos jeans levemente ajustados, camiseta blanca, zapatillas deportivas y una chaqueta.
El no tenía muchos amigos pero en estos momentos se encontraba feliz con Keline, desde casi siempre habían sido amigos y ahora no estarían solos. Se tenían el uno al otro.
Estuvieron un rato conversando sobre sus vacaciones, hasta que Alex escuchó unas risas.
Por la puerta del salón entraron un chico y una chica, el era rubio y ella pelinegra. Pero quien capturó la atención del ojiverde fue el rubio. Lograba emanar alegría mientras reía por uno de los chiste de la chica, quien era más baja y de cabello liso.
Sus miradas se encontraron por unos segundos. Alex se perdió en unos ojos dorados tan profundos como el océano.«Claro, un océano de oro, por supuesto».
Tan pronto como empezó, todo acabó. El apartó la mirada y el chico hizo lo mismo mientras se marchaba con su amiga a los asientos frente al pizarrón.
-¿Qué paso? ¿Encontraste a alguien conocido?-preguntó Keline, levantando el rostro para buscar entre las personas. Alex negó.
-No fue nada-sonrío a su amiga y cuando entró el profesor, empezó la clase. Se presentó a los estudiantes y comenzó a dar un pequeño discurso, les indicó que por orden de mesa deberían ir al centro de la clase y presentarse.
Alex no quería, siempre le entraban los nervios al hablar en público. Por suerte, el se encontraba en la cuarta fila y tardarían un poco en llegar a el.
Los chicos fueron pasando y el ojiverde se sorprendió cuando Keline fue sin problemas y al volver le sonrió divertida. Por eso le agradaba, siempre había admirado su seguridad en sí misma.
Comenzó a hacer garabatos en su cuaderno, para distraerse. Iba muy bien, cuando llamaron a un chico. Vio al mismo rubio, levantarse. Se veía muy lindo con sus jeans oscuros y camisa bastante suelta. Caminaba con seguridad y confianza mientras mostraba una sonrisa coqueta en sus rosados labios.
Se paró al frente de todos, sin mirar a nadie en específico. Era muy educado o eso pensaba Alex, por su postura y su manera de caminar.
-Hirose Tenma, un gusto-sonrió, pestañeando, y de seguro la mitad del salón ya pensaba que era lindo.
Alex apartó los ojos del hermoso rubio y volvió a hacer garabatos. No le importaba.
Después de un rato era el turno de el. Se levantó seguramente con el rostro pálido y fue hacia el frente, algunos murmuraban y otros reían bajito.
Alex los ignoró y siguió. Desde que estaba en primaria siempre era el centro de las burlas, pero con el paso de los años había aprendido a no darle importancia.
Tenma lo miraba con interés, apoyaba la barbilla en su mano y mordía uno de sus dedos. Aún haciendo aquel gesto, se veía increíblemente guapo.
Alex intentó por todos los medios no observarlo y al terminar fue como un rayo a sentarse en su asiento. Soltó un suspiro y observó cómo su amiga morena alzaba los pulgares, en señal de ánimo. Después de dos horas tenían que cambiar de clases. Alex, apresurado, recogía sus libros mientras su amiga lo apuraba.
-¡Alex, mueve el culo!-le apresuró en la puerta.
-¡Espera!-le pidió, siguiéndola, porque la chica se había ido al pasillo.
Sintió que alguien lo empujaba por el hombro y se le cayeron todos los libros. Había un chico de cabello marron y barba frente a el, riéndose.
-Ay, disculpa. No te había visto-mintió con ojos burlones, Alex lo miró mal y comenzó a recoger sus libros.
A su lado pasó otra chica, que pateó uno de los libros en el piso. Era otra de las amigas de Tenma, la pelinegra más baja que entró con el.
-Estabas en mi camino-excusó y se echó a reír con el otro chico.
Alex frunció el ceño y miró a Tenma, que apareció junto a ellos.
-Chicos, no sean tan malos-les dijo en broma, aunque también sonreía y miraba al ojiverde en el suelo-. Pobrecito, Fidel.
Tenma se estaba burlando de el y, a pesar de eso, seguía pensando que era hermoso. Intentó descubrir el por qué, pero no lo consiguió. Logró volver en si mismo cuando los tres se fueron por el pasillo.
Keline llegó hasta el, disculpándose por dejarlo solo. Alex le restó importancia, pero seguía pensando si Hirose Tenma y sus amigos serían los idiotas que le harían la vida imposible el resto del año.
Puede que estuviera en lo correcto.
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Rivales (Adaptación)
FanfictionAlex Brann comienza las clases sintiendo las burlas hacia el y sus amigos. Entre un grupito de chicos que lo fastidian conocerá al popular Hirose Tenma. Desde el primer encuentro entre ellos se desatará una gran rivalidad y guerra sin tregua. Se odi...