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Me desperté, Robin no estaba a mi lado. Me levanté del sofá y me puse la ropa. Fui a su habitación a buscarla. Tampoco estaba allí. Encima de su cama hay varias maletas, las abro... veo todas sus cosas en ellas.
Cuando estoy cerrando una de sus maletas color morado, escucho el sonido del agua caer, asi que debe de estar en el baño. Pero no entro decido esperarla sentado en su cama.
A los 10 minutos Robin sale del baño para entrar en su habitación. Lleva una minitoalla rodeando su cierpo, la cual no deja nada a la imaginación.

-¿Aún sigues aqui espadachin?- me dijo con una de sus sonrisas. -Creia que ya te habrias marchado...-

-Robin... ¿donde vas?- le pregunté sentado en su cama, con el rostro serio y mirandola fijamemte.

-Aah... pu... pues... verás... me voy de viaje.- pude decir finalmente. Su cara es un poema.

-De viaje... ¿te vas con Law?-

-Si...- dijo sentandose a mi lado. -Me voy esta noche...- esta vez me acariciaba el pelo y la cara. Yo solamente baje la vista.

-¿No pensabas decírmelo? ¿pensabas irte así sin más?- me levanté de la cama de golpe, apartando sus manos de mi.

-Zoro... lo siento... pero tu y yo no somos nada. No tengo porque darte explicaciones.- dijo poniendose seria y poniendose algo de ropa.

-Si no somos nada... ¿porque te acuestas conmigo?- pregunté com esperanza.

-Espadachin... nose el porque... pero si puedo decirte que es tu juego ¿no? Te acuestas con chicas por diversión- eso me dolió.

-¿Por diversión? Hace un rato te dije que te amo ¿eso te parece diversion?- le dije mas cabreado que antes.

-Zorooo, de verdad que lo siento. Pero yo tengo obligaciones. Tengo una vida ya planeada, y no puedo cambiarla por unos cuantos ratos de sexo contigo.- su cara era de tristeza.

-Eso es lo que soy para ti... solo sexo... me has vuelto a fallar.- dicho esto cogi mi chaqueta y salí de su habitación para abandonar la casa. -Para una vez que me dejo llevar por mis sentimientos- dije en un susurro llevandome las manos a la cabeza mientras cogia el ascensor para salir de alli.

Saco mi movil de mis pantalones vaqueros... y decido llamar a Sanji.

-¿Si? ¿que deseas cabeza de alga?- dijo como siempre burlandose de mi.

-Sanji... necesito hablar...- intentaba no llorar, pero ha era tarde, me salio una lagrima de mi ojo sano. Y detras otra y otra...

-Zoro ¿estas bien? ¿que ha pasado?- dijo con un tono mas preocupante. -¿Donde estas?-.

-Estaba en el piso de Robin.... te espero en el Café de Viola. No tardes.- le especifique mientras me secaba las lagrimas con mi mano.

-Esta bien. No tardo. Ya voy para ya.- y colgó.

El ascensor se acaba de parar, las puertas se abren y veo a Law delante de mi con un increible ramo de rosas rojas y lo que parecen ser 2 billetes de avión.

-Hola, tu eres Zoro ¿verdad?- me dijo el chico muy feliz. -Eres el amigo de Robin... yo soy su prometido, nos presentó en el Café de Viola ¿recuerdas?- me dijo muy amable.

-Si, soy yo- dije seco.

-Bueno, pues me alegro de verte. Supongo que has ido a despedirte de ella ¿verdad?-

-Si, eso es lo que he hecho. Espero que disfruteis del viaje.- y salí del ascensor.

-Gracias- dijo Law ignorante a lo que nosotros hacemos a sus espaldas.

Mientras me dirigia a la puerta principal del edificio para salir. Me puse a pensar en Law. El tio raro y lleno de tatuajes, no es tan mala persona. Es amable conmigo, pero le odio... le odio por conquistar a Robin... por quitarmela y apartarla de mi lado.
Acabo de salir del edificio. Respiro... necesito respirar profundo... cruzo la calle para ir al Café de Violet. Cuando entro estan Luffy y Hancock, asi que me siento con ellos mientras viene Viola.

-Hola Zoro, ¿lo mismo de siempre?- me preguntó contenta.

-Si porfavor.-

-Zoro... ¿estas bien?- me pregumtaba mi buen amigo Luffy con unos cuantos dulces en la boca.

-Si Luffy, estoy bien.- dije cerrando mi ojo sano y cruzandome de brazos para aparentar ser el hombre fuerte de siempre.

-Geniaaaal- respondio el idiota.

-Aqui tienes Zoro.- Violet me acaba de traer una botella de sake.

-Gracias- le dije.

Mientras bebia de mi botella, Sanji apareció por la puerta. Me cogió y me llevo a una mesa aparte para hablar. Mientras hablabamos le pedi mi segunda botella a Violet. Cuando esta me la trajo se lo conté todo a Sanji. Saque todo lo que siempre guarde dentro de mi. Le conté lo que sentia por Robin, y lo que ella me habia hecho un par de horas antes. Sanji me daba sus mejores consejos, pero yo estaba nublado, no le escuchaba... solo queria beber, beber y beber.

ROBIN

Se que no está bien lo que le he dicho a Zoro, pero el merece algo mejor que yo, alguien mas de su edad. Alguien que no sea una adultera a escasos meses de su boda. Le quiero, y es por eso que quiero que sea feliz. Cuando se marchó de mi pisito. Caí al suelo rendida, volvi a llorar desconsolada, hasta que sono el timbre.
Fui a abrir la puerta corriendo. Es él. Seguro que es mi espadachin. Quiere hacerme cambiar de opinion. Mis sueños se esfumaron cuando abrí la puerta. Aunque me sorprendí bastante.

-¡Dios mio Torao! Son preciosas- hay tube mi excusa perfecta para seguir llorando.

-¿Te gustan?- me preguntó dandome un calido beso.

-Me encantan- cogí el ramo de rosas y las lleve a la cocina.

Me puse a buscar un jarrón para ponerlas en agua. Lo encontré. El jarron es de Hancock pero seguro que no le importa. Metí las rosas en el jarron mientras me secaba las lagrimas.

-¿Estas bien Nico?- me preguntó muy preocupado.

-Claro... estoy muy bien... no te preocupes.- y le di otro beso.

-Ven Nico... quiero darte algo- me dijo mientras me llevaba al salón y me sentaba en mi sofá de 3 plazas.

-Bueno, pues adelante- dije con una sonrisa.

-Se que te lo pedí hace un tiempo, se que me dijiste que si y que casi todo el mundo sabe que nos vamos a casar. Pero, quiero hacerlo oficial con esto.-

Sacó una pequeña cajita del bolsillo interior de su chaqueta. La cajita estaba forrada de terciopelo rojo. Me miro fijamente a los ojos. Pude ver el brillo en su mirada. Volvió a poner la vista en la caja y mientras la abria me dijo.

-¿Quieres casarte oficialmente conmigo?- me preguntó feliz.

Es un anillo precioso, es sencillo pero increible. Oro blanco con un increible diamante en el centro.

 Oro blanco con un increible diamante en el centro

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Me quedé en blanco. Pero el esperaba su respuesta.

-Siii Torao... claro que sí.- le dije dándole un increible beso en los labios. Despues el me puso el anillo mientras yo lloraba de nuevo.

-Te amo Nico. Me haces el hombre más feliz del mundo.- dijo mientras salia una lagrima de sus ojos.

PENSANDO EN TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora