Despertar

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Me despierto de golpe, todo esta blanco, no reconozco el lugar, tampoco a la persona que duerme a mi lado, mi barriga está mas grande ¿como puede ser?, llevo varias vias, y sondas, ¿que me ha pasado?, intento incorporarme lentamente para salir de alli, espero que la perona que ahora se encuentra dormida junto a mi no se de cuenta, antes de levantarme de la cama, lo pienso dos veces, con todo lo que llevo puesto no podría si abrir la puerta.
Me quedo sentada en la cama, tengo la sensación de que mi boca está pastosa, con muy mal sabor, y mis labios no estan tan suaves como los recuerdo.
Mas espabilada después de incorporarme, estoy segura de que es un hospital, de pronto se abre la puerta. Es mi madre.

-¡Dios mio!- gritó -¡Doctor, ha despertado!- seguia gritando.

Mientras mi madre se acercaba a mi para darme un gran abrazo, la persona que estaba a mi lado se despertó de golpe por los gritos, pude apreciar que se trataba de Torao.

Ante los gritos de mi madre, pareció el que supongo que es el Doctor y unas cuantas personas detrás de él.
El doctor me revisa, me hace unas cuantas preguntas y ordena que me quiten las sondas, seguidamente me pide que mueva mis piernas y cada una de mis articulaciones, me revisa los ojos con una linterna y me pasa el fonendoncospio por pecho y espalda.

-Pues esta todo muy bien, Alvida.- hablaba con mi madre. -Por lo que veo no ha sufrido daños cerebrales. Si notan algo extraño no duden en llamarme.- le dio la mano ligeramente a mi madre y se marchó.

Despues de aproximadamente una hora, ya estaba perfecta, las sondas estaban fuera de mi cuerpo, me ayudaron a ducharme ya que no podia caminar muy bien, me puse un pijama limpio y después de dejarme en una silla de ruedas, me dijeron que en unas horas me traerian algo de comer, que mientras tanto bebiera agua o zumos.
Cuando las enfermeras y auxiliares se marcharon, todas aquellas personas que habia visto antes entraron en la habitación.

-Mi preciosa Robin... ¿como estas?- me decia un chico rubio mientras me besaba la mano.

-Muy bien...- le dije poco convencida.

-Estabamos deseando que despertaras Robin- decia una pelinaranja abrazandome.

Habian varías personas, todas me hicieron muchisimas preguntas, pero me sorprendió ver a un peliverde con la mirada oscura y vacia, estaba al otro lado de la habitación, no hablaba y apenas miraba.

-Muy bien chicos, ¡YA ESTÁ BIEN¡-dijo mi hermana Hancock, pues me estaban volviendo loca. -Vamos fuera, tiene que descansar.-

Salieron todos, quedando en la habitación mi madre, Torao, mi hermana y el peliverde que aún seguia en la otra punta de la habitación.

-¿Como estas cariño?- me preguntó Torao tan cariñoso como siempre mientras tocaba mi barriguita.

-Estoy muy bien, pero, no lo entiendo ¿esto porque? ¿cuando he cogido tanto peso?- pregunte mirandoles, ellos me observaron preocupados y confundidos.

-Robin... hija... estas embarazada de 5 meses.-

-¿Que? ¿cuando? ¿como?- ahora si que estaba confundida.

-Nico, tu solamente descansa, ya hablaremos de esto mas tarde, de momento voy a ir a hablar con el Doctor. Te quiero- me dio un beso en la frente y se marchó. Note que miro al peliverde de mala manera, pero este le hizo caso humiso.

El chico que solo tenia un ojo, se acercó a mi madre para hablar con ella, no le puedo escuchar bien, asi que me vuelvo a la conversación de mi hermana. A los 2 minutos, mi madre le hizo a mi hermana una seña para que se fuera, ella lo entendió rápidamente y salieron de mi habitación las dos, tras ellas cerraron la puerta. El chico de 3 pendientes se acarcaba poco a poco a mi, hasta sentarse en una silla enfrente de mi.

-Robin... se que casi todos te han preguntado como estas...-bajo la mirada. -pero yo... de verdad que necesito saberlo.- me miro fijamente esta vez. -¿Sabes una cosa?- continuó. -Te he hechado muchisimo de menos, tu voz, tu sonrisa, tu tacto tan suave, tus increibles ojos azules.- me cogió de la mano esta vez. -se que es muy pronto, pero me gustaria saber si vas a hablar con Torao, si vas a dejar las cosas claras...-

-No te entiendo.- le dije apartando mi mano de su agarre.

-¿Qué?- estaba temblando.

-¿Quien eres tú?- noté como el corazón se le encogió, su cara torno entre triste y enfadado.

-Robin... ¿no sabes quien soy?- apretaba los puños.

-No, aunque si te digo la verdad me recuerdas muchisimo a alguien, menos por el pelo y la cicatriz.- sonreí.

-¿A quien te recuerdo?- esta vez relajó mas su cuerpo y su expresión.

-A mi hermano, ¿sabes? Le prometí volver a por el a ese infierno de sitio, y... no pude cumplir mi promesa, seguramente ahora él me odia, o quizás nose acuerda de mi.- empecé a llorar- ¿seré idiota? No entiendo porque te estoy contando esto.- me seque las lágrimas con mis manos.

-Robin... mira...- me empezó a mostrar fotos que en su dia le mande a mi hermano.

-¿Como tienes esas fotos?- estaba muy confusa.

-Quizas aun es muy pronto para decírtelo...-

-Dimelo por favor, ¿quien eres?-

-Digamos que... lo de las fotos es una pequeña pista para que sepas quien soy. Mi nombre no es importante para ti, tu siempre me llamabas espadachin.- me sonrío de medio lado.

-¿Espadachin?- enarque una ceja.

-Si.-

-Y nosotros...¿somos amigos?-

-Robin... nosotros... es complicado.- se llevo las manos a la cabeza.

-¿Porque es tan complicado?- insistí.

-Robin... seria demasiada información ahora mismo. Además estoy seguro de que tu lo querrias así, estoy seguro que de haber sabido lo que te iba a suceder, me hubieras pedido que no te recordara nada...- miro hacia un lado, estaba muy triste, note como por su ojo sano caía una brillante lagrima de dolor.

-Pero espadachin....- entró Torao de golpe.

-Tú.- le señalo al peliverde. -Ya puedes salir de aqui, y no pienses que vas a volver a entrar a esta habitación.- Nunca habia visto a Torao tan cabreado.

-¡Torao!- le dije enfadada. -El vendrá siempre que quiera. ¿Que es lo que te ha hecho? No es mala persona.-

-Está bien Nico, será como tu quieras... pero... no deberias de fiarte mucho de él, por lo que sé, el te hizo mucho daño.- dijo mientras se cruzaba de brazos.

El espadachin se levantó de la silla para marcharse de mi habitación.

-Espadachin... ¿volveras mañana?- le sonreí.

El se detuvo de golpe, no habló, solo giro sobre si mismo para poder mirarme, y con una sonrisa que nunca antes habia visto, asintió, y acto seguido se marchó dejandome a solas con Torao.

-¿Que es lo que te ha dicho ese tio?- me preguntó Torao un poco enfadado.

-Nada, solo me ha preguntado como estoy- le sonreí mientras le mentía.

-¿Seguro?- enarco una deja.

-Si, seguro, no te preocupes.- le mentí de nuevo haciendo un silencio de varios minutos.

-Cariño, para la ecografía he querido esperar para saber el sexo del bebé. Tenía fé en que desepertarias.- me sonrió. -El doctor me ha preguntado si ahora que estas despierta...- le interrumpi.

-No.-

-¿No?-

-No quiero saber el sexo, hasta hace poco no sabía que estaba embarazada. Solo quiero asimilar todo esto. Es demasiado para mi.-

-Muy bien, como quieras princesa.- me dio un beso en los labios.

PENSANDO EN TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora