Siempre he sido tuyo

345 22 6
                                    

Mientras me adentraba en la casa, pude escuchar el ruido de un motor, el motor del coche de Sanji, pude escuchar como ese ruido se alejaba, me habían dejado alli.

El lugar estaba completamente rodeado de velas, muchismas velas, todas ellas de color blanco. Siguiendo esas luces llegue hasta una sala, pude deducir que era la cocina. A un lado, justo enfrente de una chimenea encendida habia una mesita preparada para dos. Esparcidos por la mesa habian varios petalos de rosa y un par de velitas haciendo juego com el resto de la casa, pero lo que mas llamo mi atención fué que en el centro de la mesa habia un pequeño jarrón con una flor preciosa, una orquidea morada, mi favorita. Un recuerdo de mi pasado paso por mi mente, un recuerdo triste pero a la vez alegre, mis labios se curvaron formando una pequeña aunque calida sonrisa, pensé en mi espadachin al instante.

Ya habia estado en esta casa un tiempo atrás, pero entonces no estaba tan gordita ni hacia tanto frio como ahora, a través de las ventanas se podia observar la nieve, todo estaba increiblemente bonito decorado de blanco.

Me quede embobada mirando por la ventana, me asusté mucho al notar unas manos grandes y rasposas privandome de la vista.

Una voz dulce pero grave a la vez me susurraba algo al oido -Estas preciosa... te hechaba de menos.- esa voz provenia del hombre que siempre me quitó el sueño, del hombre por el cual lo deje todo, del hombre de mi vida, Zoro, Roronoa Zoro.

-Me has asustado.- dije girando sobre mi misma hasta quedar cara a cara. Que guapo es.

-Lo siento, no fué mi intención.- estaba muy meloso, me sonrío mientras me besaba la mano.

-Lo sé. Hace unos dias que no te veo... ni recibo señales de vids por tu parte... ¿ha pasado algo?- dije entornando los ojos muy preocupada.

-No, nada, lo único que pasa es que te amo.- hizo una pausa para darme un leve beso en los labios. -Lo siento, supongo que soy un poco inmaduro... me asusté al enterarme de lo de Law, no estuve a la altura de las circunstancias, se que te he fallado, lo he hecho cuando más me necesitabas, por eso quiero que esta noche sea inolvidable para ti, para nosotros, esta noche será la primera noche de nuestras vidas.-

Irremediablemente le abracé, le abracé con gana, el me correspondió como nunca, por unos minutos fuimos una sola persona.
Ya separados Zoro me cogió las dos manos para besarlas seguidamente.

-¿Vamos?- ne indicó con un gesto de cabeza, señalandome la mesa que él anteriormente habia preparado.

-Claro- dije llena de felicidad.

Con cariño Zoro cogió una silla para que yo me sentara comodamente, el serviría la cena.

-Debo decir que para haberlo hecho tu, esta todo exquisito- sonreí.

-Bueno... para serte sincero... recibi ayuda de Sanji- rió de manera timida rascandose la nuca.

Durante la cena, hablemos de muchismas cosas, y nos dimos varios besos seguidos de caricias.
Una vez cenados, me levanté para recogerlo todo, era lo minimo que podía hacer, despues de todo, Zoro habia cocinado.

-Robin porfavor, sientate- me pidió con cariño. -Esta noche es para tu disfrute y relajamiento máximo.- me besó y yo asentí.

-De acuerdo.- volví a sentarme.

Al rato, ta estaba todo recogido y los platos fregados, Zoro me pidió que le acompañara, y obviamente le acompañé.
Caminemos juntos hasta llegar a la habitación, la cama esta vez no estaba decorada con sabanas de seda blancas, sino que, esta vez, estaba decorada con mantas preciosas en color ocre y cogines a juego, pero habia algo distinto, encima de la cama habian miles de petalos de rosa, decorando los pocos muebles habían varias velas, esta vez de colores variados, justo al lado del gran ventanal una mesita donde encima depositaban unas fresas con chocolate, y algo más que no podia faltar, la gran chimenea encendida.

-Haré de tu vida algo especial.- me dijo mientras me besaba con cariño el cuello.

Me sentó con delicadeza en la cama, con muchisimo amor me fue quitando la ropa hasta quedarme en ropa interior, no tarde mucho en notar el calor que desprendia la chimenea, todo estaba perfecto. Tumbada boca arriba esta vez, Zoro comenzó con un largo recorrido de besos desde mi frente hasta los dedos de mis pies, empezó entonces a acariciarme mi barriguita, con mucho mimo.
No tardemos mucho en fundirnos de nuevo en una sola persona, hicimos el amor como nunca lo habiamos hecho, esta vez era diferente, nos queriamos, lo sabiamos ambos, no habia nadie por enmedio, y tampoco ningún cabi suelto... esta vez disfrutemos de nuestra libertad, libertad para querernos, para amarnos, para entregarnos el uno al otro, no solo en lo carnal, si no en todo.

Estabamos agotados, desnudos, empapados en sudor, con una manta muy suave tapandonos de la desnudez. Pronto noté como mi querido Zoro, el hombre que habia sido por un tiempo mi amante, me abrazaba, y yo por fin podia disgrutarlo sin pensamientos que me atormentaran.

-Mi preciosa Robin, no sabes lo mucho que te amo.- me dijo mientras besaba mi espalda.

-¿Lo dices de verdad?- sonreí mientras me daba la vuelta para ponerme cara a cara con él, pude notar que se estaba quedando dormido.

-Claro que si...- abrió la boca bostezando. -Siempre he sido tuyooo... - dicho esto mi joven espadachin fué vencido por morfeo, y yo no dude un segundo en dar un beso en sus perfectos y finos labios.

PENSANDO EN TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora