[TO GET TO YOU]- KOOKMIN⚘

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–Oh vamos hombre, te prometo que tendrás tu bienvenida al gran New York de la mejor manera posible. – Miro con ojos dubitativo hacia la persona frente a mí y termino por asentir mientras nos arrastra hacia mi departamento. – Prometo que no te arrepentirás.

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Dos horas después nos estamos sumergiendo en un oscuro y atestado de gente lugar, cuerpos danzan por todos lados, restregándose los unos contra los otros como si de ello dependiera su vida.

– No te separes, no quieres perderte en un lugar donde difícilmente encontrarás a alguien que hable coreano. – El giña uno de sus amistosos ojos y toma mi muñeca. Agradezco internamente por ello aunque replico que sé manejarme medianamente en inglés pero el sólo hecho de saber que la comunicación podría ser un problema, me pone los pelos de punta.

Observo su figura, sus amplios hombros nos guían entre la multitud hasta llegar a una larga barra de mármol tricolor, cantidades obscenas de alcohol en sus respectivas botellas descansan contra la imponente pared detrás de la barra. Nos sentamos en taburetes mientras esperamos que el barman venga a por nosotros.

– No sabes cuánto te extrañé, Kook.

Ahogo una carcajada en lo que viene el barman y nos mira expectante.

– Pediré Whisky. – Digo rápidamente. Mi acompañante me mira con ojos divertidos. – ¿Qué? Mi bienvenida tiene que tener una gran cantidad de alcohol como para hacerme olvidar todo en la mañana, por el contrario...

– No sería una buena bienvenida. – Finaliza mi frase – Pediré lo mismo. Me gusta como piensas, lejos quedó el pequeño Kookie mimado de papá, eh.

– Cállate. – Mi pecho se escoce ante el apodo, vuelvo a recordarlo pero rápidamente mis pensamientos se disipan al ver como Yugyeom se ha quedado mirándome. – ¿Ocurre algo?

– Nada... sólo, de verdad te extrañé. Es bueno tenerte cerca nuevamente.

Palmeo su espalda suavemente para luego pegarle a puño cerrado en su antebrazo.

– No te pongas en ese plan, Yug, suficiente de extrañar ya tengo con... – Me detengo, no quiero pensar en ello. Suspiro y asiento. – También te extrañé, hermano.

No había notado cuanto lo hacía en realidad, Yugyeom ha sido uno de mis más fieles amigos. Por no decir, el único. Fuimos criados prácticamente juntos debido a que nuestros padres tenían negocios en común pero a la edad de 18 años, el tuvo que moverse del país al lugar al que ahora me encuentro, para seguir el legado de su padre. Me siento orgulloso de todo lo que ha logrado, es una persona muy inteligente. El hermano que nunca tuve.

Continuamos con nuestra peligrosa ronda de tragos, contando cosas que nos sucedieron en este tiempo fuera de la vida del otro. El ambiente resulta agradable y hasta me estoy divirtiendo más de lo que lo he hecho en meses. Sí, necesitaba aire nuevo. Para la hora en la que llega el resto de sus amigos, las luces del club están más brillantes, como su estuviera sumergido en un gran arcoíris, decido que estuvo bien de beber alcohol cuando al saludar a uno de ellos sin querer derramo toda mi bebida en su camisa. Estoy riendo, y demonios todos estamos riendo como si fuera la cosa más divertida del mundo, como si no estuviéramos heridos, como si todo se resumiera a esta noche. Bebiendo y olvidando las preocupaciones. Ellos son amistosos y me hacen sentir parte del grupo en pocos minutos. Seguimos intercambiando información y risotadas. Como no, también más bebidas, al diablo todo, vamos a pasarla bien hoy.

Estoy sentado contra uno de los cómodos sillones del maravilloso living que el club posee en una de sus esquinas cuando lo veo, mi corazón se saltea un latido y rápidamente sacudo la cabeza. No, no hay manera de que la persona cruzando a pocos metros sea él. Sin embargo es tan parecido que mis manos pican por ir hacia él. Me concentro en la conversación, Yugyeom sigue contando anécdotas vergonzosas de historias que realizamos de niños. Algo así como... ser superhéroes, ya saben. Río en conjunto pero mi vista vuelve a posarse en ese menudo chico de cabellos rubios. Comienzo a creer que el alcohol está jugándome una mala pasada cuando al encontrar su mirada todo mi sistema grita "Jimin, Jimin, Jimin". Y desearía que fuera él...