-Te dije que Matteo no iba a decirte nada-Reprendió Emilia cuando estábamos en clase de Historia.
Profesor Carlos había dicho que nos reuniéramos en equipo y que encontráramos el modo en que murieron los presidentes más importantes de la antigüedad. Cuando mencione la palabra equipo, prácticamente todos empezaron a moverse como animales de ganado por el salón. Yo apenas me había acomodado en mi asiento para cuando ya tenía a Emilia y Jazmín en mi mesa, cada una a mi lado.
-¿Y no le has dicho a tu hermano?-Pregunto Emilia mientras subrayaba los párrafos del libro de texto con su marcador verde fosforescente.
-No tengo pensado decírselo-Considere que sería demasiado tarde, sabiendo que eran varias cosas que le había estado ocultando.
-¿Por qué no?
-Porque se agarraría a golpes con Matteo de nuevo. Usa tus neuronas, Emilia-Exclamo Jazmín, golpeándose la sien con el dedo índice.
-¡Bien! No te exaltes-Se defendió ella.
-Necesito encontrar la manera para que me dejen en paz -Murmure. Tenía que dejar de hablar con ellos y dejar de pensar especialmente en Matteo.
-Si quieres yo puedo intentar hablar con Simón.
Frunce el ceño y mire a Emilia.
-¿Estas bromeando?-Dijo Jazmín.
-¿Qué? Puedo hacerlo-Se encogió de hombros, mostrando indiferencia.
-No quiero implicarte en esto, Emilia-Hice que mi voz saliera lo más convincente posible.
-Guarden silencio-Sentencio el profesor Carlos desde su escritorio.
Pretendimos estar en silencio, pero luego de unos segundos, Emilia continúo la conversación.
-Yo también quiero respuestas. Necesito saber cómo consiguió mi número de teléfono.
Jazmín resoplo y dejó de subrayar.
-Eso es lo de menos. Pudo haberlo conseguido con algunas de tus compañeras. Así que no busques pretextos.
Y entonces, tuve la sospecha.
-A menos que te guste Simón-Susurre, esperando su negación. Abrió los ojos como si hubiera adivinado sus emociones y luego bajo la mirada a los apuntes. Jazmín hizo un gesto de sorpresa, y cuando hable, mi voz salió un tanto fuerte y aguda-¿Es eso? ¿Él te gusta?
-Señorita Valente, guarde silencio-Me advirtió el profesor y sonreí inocentemente mientras algunos compañeros reían por lo bajo. Inmaduros.
Decidí enfocarme en lo que tenía que hacer y realizamos el trabajo en silencio. Deseaba invadir a Emilia con preguntas. No sabía si estar feliz o molesta acerca de su confesión muda. Por un lado, me alegraba que se viera interesada en alguien, pero ¿de Simón?
Siempre lo juzgaba, decía que era el pisa-talones de Matteo y que odiaba su actitud reservada. Tal vez su odio no era exactamente cierto, después de todo.'
Cuando termino la clase, Emilia fue la primera en salir y de ninguna manera iba dejar que se escapara. Le dije a Jazmin que la vería luego y me deslice por los pasillos, equilibrando mi mochila en el hombro. Me disculpe con los demas cada vez que topaba con ellos.
Seguí trotando y aumente la velocidad cuando vi el cabello Rubio de Emilia volando por los aires mientras huía. Se desvié hacia lo que supuse era su otra clase y gruñí. Iba a perderla y yo necesitaba saber que pretendía.
Apresure el paso y cuando doble la esquina del pasillo, choque con un cuerpo masculino. Hubiera caído de manera vergonzosa sino me hubiera sujetado de sus hombros. Sus manos viajaron a mis caderas, y como la cobarde que era, lo solté. Lo mire y por un momento tuve la esperanza que fuera Matteo. Tuve que sacudir la cabeza ante tal pensamiento innecesario.
El chico sonrió con simpatía y me aclare la garganta. No lo había visto antes. Tenía el cabello con rulos en color negro y sus ojos eran de un castaño oscuro.
-Lo siento-Dije, sintiendo las mejillas ardiendo.
-No hay problema-Respondió amablemente.
Asumiendo que la conversación había concluido, asentí y lo esquive, pensando en que Emilia se había salido con la suya.
-Oye, ¿podrías ayudarme?-Lo escuche decir y me gire hacia a él. Hizo una mueca y acomode la mochila en su hombro- No tengo idea de donde está la clase de física.
Fue entonces que entendí. Era el nuevo estudiante. Había tropezado y tocado al nuevo estudiante. A parte de pensar que Valentina iba a morir de celos cuando se lo dijera, me di cuenta que no era arrogante o tenebroso como espere que seria.
-Claro, yo también tengo esa clase en la siguiente hora. Solo déjame voy por mis libros-Me siguió y abrí el casillero. Guarde y saque lo necesario. Lo cerré y busque por última vez a Emilia con la mirada. Íbamos a tener una conversación pendiente- Me llamo Luna, ¿y tú?-Pregunte cuando comenzamos a caminar por los pasillos mientras otros estudiantes hacían lo mismo.
-Ramiro. Un gusto, Luna-Volví a sonreír y le devolví la sonrisa.
Mire hacia al frente y lo primero que vi fue a Matteo. Tenía el cuerpo descansando rígidamente contra su casillero con una mirada dura en su rostro. No me miraba. Sus ojos estaban enfocados en Ramiro. Pasamos a su lado y siguió mirándolo amenazadoramente hasta que nos alejamos.
Llegamos al salón justo antes de que la profesora Julia entrara. Ramiro tomo asiento detrás de mí y me conto porque había ingresado a esta universidad.
Dijo que había venido a Zyville con el proposito de visitar a sus familiares. Luego de varios días, el clima templado, la tranquilidad de las calles y la naturaleza que nos rodeaba lo convenció en mudarse. Estaba acostumbrada a escuchar cumplidos como ese. La ciudad era pacífica y los bosques predominaban en el lugar. Sinceramente, me gustaba vivir aquí.
-Finalmente termino la última clase-Dijo, una vez que dieron el timbre.
-Me alegro que hayas sobrevivido este día-Guarde mis cuadernos y tome la mochila.
-Sí, pensé que no lo iba a lograr-Ríe y salimos del aula.
-Eres todo un ganador-Bromee mientras los pasillos volvían a llenarse de estudiantes.
Se encogió de hombros y me sonríe.
-¿Volveré a verte?
-Tenemos física todos los días de la semana, además creo que compartimos otras tres clases juntos, así que si, volveremos a vernos.
Era agradable hablar con Ramiro. Era simpático y amigable.
-Genial, me alegraras las clases con tu compañía.
Me sonroje y sacudí la cabeza. La sonrisa se esfumo de mis labios cuando vi a Matteo.
Venia acercándose con expresión furiosa. Los demás, como buenos obedientes, se apartaron disimuladamente. Me convencí que no tenía por qué sentirme asustada, él no podía golpear a Ramiro sin ninguna razón.
Pensé que nos esquivaría, pero luego se interpuso en nuestro camino. Ramiro, ajeno a la situación, frunció el ceño confundido por su presencia repentina. Matteo lo observo de arriba a abajo con repugnancia y me miro con un destello indescifrable reflejándose en sus ojos.
-¿Podemos hablar?-Susurro, con desesperación.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿A Jazmin le gusta Simon?
Hay un nuevo alumno, ¿Como ven a Ramiro? ¿Bueno o malo?
¿Por qué Matteo interrumpió la conversación de Luna y Ramiro?