Estuve por dos largas horas en la habitación, formulando desde las opciones más cercanas a la realidad a las más disparatadas del mundo. Al final no llegue a ninguna conclusión con lo que Matteo había dicho. Todo lo que pensaba era ilógico e humanamente imposible.
Escuche la puerta de la casa abrirse, y Gaston grito que había llegado. Tenía un hermano tan inteligente. Fui a la sala, y lo encontré en el sofá, preparándose para ver televisión.
-¿Como te fue en tu sesión de estudio?-Pregunte, y sabia que no había abierto ningún cuaderno de apuntes desde su ultima clase.
-Genial, me duele la cabeza de tanto estudiar-Me siguió la corriente.
Rodando los ojos, fui a la cocina y me prepare un sándwich. El sonido de su comedia favorita llegue a mi percepción.
-Ahora que recuerdo-Lo escuche decir cuando volví a la sala-El sábado habrá una fiesta en casa de Tomas.
-Déjame adivinar, ¿es el día de su cumpleaños?
Nego con la cabeza.
-Quiere celebrar que sus padres salieron de viaje.
-¿Celebra porque sus padres no estarán?-Yo celebraría si tuviera a los míos de vuelta, pensé.
-Si, y estas invitada, por si quieres ir-Se recostó en el sofá y puso los pies en la mesa de centro.
-Lo tendré en cuenta-Le di un golpe en las piernas para que bajara los pies.
-Puedes llevar a tus amigas también.
-Lo tendré en cuenta-Repetí antes de entrar a la habitación.
Tome el teléfono y tenia un nuevo mensaje de Emilia:
-¿Puedes venir a mi casa? Necesito hablar contigo.
Cuando menos pensé, ya estaba conduciendo a su casa. Le había dicho a Gaston que estaría con Emilia. Ni siquiera se inmuto a responder, solo dio un asentimiento sin apartar la mirada de la televisión.
Una vez que estuve frente a su puerta, me calme, deseando que se encontrara bien. Luego de un par de golpes, abrió. La expresión en su rostro no me dio señales que algo extremadamente grave había sucedido, pero aun así la note inquieta.
Me llevo al sofá, y me ofreció un te frió. Cuando me entrego el vaso, pude ver que su mano temblaba un poco.
-¿Esta todo bien, Emi?-Pregunte, luego de un sorbo.
Se sentó frente a mi, y sonrió nerviosamente mientras dejaba su bebida en la mesita de mármol.
-Hice algo loco-Respondió, mirando su regazo.
Que ella hiciera algo loco era algo a lo que estaba acostumbrada. Una vez fingió tener un desmayo en medio de una exposición. Nos había dicho a mi y a Jazmin que era la única forma para salvarse de no haber memorizado la parte que le toco explicar.
-Bien, ¿que fue lo que hiciste? -La curiosidad me estaba matando.
-Estuvo mal, pero no me arrepiento de ello -Murmuro mientras jugueteaba con las puntas de su cabello.
-Emilia, solo dilo-Exigí con la paciencia que me quedaba.
Suspiro: y se sentó recta. Seco el sudor de sus manos en sus piernas, y luego me miro, sonrojada.
-Bese a Simon.
En ese instante, aparte de sentir un frio invisible en mi cuerpo, escuche un ruido de algo quebrándose. Baje la mirada y descubrí que el vaso que sujetaba se me había resbalado de los dedos. Luego, caí en cuenta. ¿Por qué sentía una sensación extraña dentro de mí además de sorpresa? Era como si me doliera saber lo que hizo. Pero no por ella, por Simón.
