Era raro ver a Simón en mi habitación sin la compañía de Matteo. No es que lo echara de menos. Es solo que estaba acostumbrada a verlos juntos. Por otro lado, no lograba asimilar la respuesta de Simón.
Estaba claro que estuvo presente cuando me puse el pijama, pero fui precavida por hacerlo a oscuras. No hubiera aguantado la vergüenza si me hubiera visto en ropa interior.
Lo extraño de esto, es que no me sentía aterrada. Una pequeña parte de mi, me gritaba que saliera corriendo a la habitación de Gaston y pidiera ayuda. Pero por alguna razón no lo hice. Fue entonces que tuve una mejor idea: podría preguntarle sobre aquel suceso abrumador. Matteo no me había dado respuestas que me dejaran tranquila. Tal vez Simón podía ser más cooperador.
-¿Qué haces aquí? –Inicie la conversación mientras me ponía cerca de la puerta.
No era necesario preguntar por dónde había entrado. Además, sabía que por más que asegurara la ventana, tanto el como Matteo, encontrarían la forma de entrar.
Se sentó en el borde de la cama y dejo caer los codos en sus rodillas.
-Quería visitarte-Alzo un hombro como si fuera lo más normal del mundo.
Lo irónico, era que esta no era la manera ni la hora adecuada para visitarme. Eran cerca de las once de la noche, y por lo tanto, me inquietaba su presencia.
-¿Desde cuándo visitarme es tener que entrar por la ventana y darme un susto de muerte?-Cuestione sarcásticamente.
Pareció no encontrarle ningún problema porque se encogió de hombros con una sonrisa en su rostro.
-Tal vez tu táctica funciona con otras chicas, pero lamento decirte que no me gusta que aparezcas en mi habitación-Afirme con amargura.
Su sonrisa se borró y un brillo penetrante cruzo por sus ojos antes de levantarse. Me tense y una ráfaga de escalofríos apareció en cada célula de mi cuerpo cuando su expresión divertida desvaneció.
Percibió mi miedo y se dirigió al otro lado de la habitación a mirar en silencio los libros que tenía en la cómoda. Empecé a sentirme nerviosa mientras él estaba examinaba el titulo de los libros.
Suspire y me cruce de brazos. Primero Matteo interrumpía mi intento de socializar con Ramiro, y ahora Simón aparecía en mi habitación diciendo que quería visitarme para luego mirar mis libros como un inspector en la lectura.
-Simón, ¿Qué haces aquí?-volví a preguntar, pero esta vez quería una respuesta razonable.
-Ya te lo dije, quería visitarte-Dijo, dándome la espalda mientras cogía un libro.
-No tiene sentido que estas aquí, así que te pido amablemente que te vayas.
Dejo el libro en su lugar y se giró hacia a mí.
-¿No tienes nada que preguntarme?-Dejo caer su espalda en la pared y lanza su pierna encima de la otra.
Él sabía perfectamente que tenía demasiadas preguntas y estaba utilizándolo en mi contra para estar aquí.
-Te aseguro que no haré comentarios tontos-Dijo cuándo me quede en silencio.
Respire profundo y empecé formular mis dudas.
-¿A que vinieron aquella noche cuando una persona entro a mi habitación?
-Creí que habíamos evitado de que fueras atacada-Arqueo las cejas, sintiéndose ofendido.
Me estremeci y frunci el ceño. ¿Atacada? ¿Quién querria atacarme? Hasta donde sabia, no tenia enemigos cerca. Aunque no podia quejarme, me habían ocultado por mi seguridad. Todavia podia recordar esa noche. Esa sensación de miedo aún estaba clavada en mi memoria.
