Por la tarde, después leer y darme una ducha, fui a la cocina mientras olía a palomitas con mantequilla. Escuche el plop, plop, plop que provenía dentro del microondas, y encontré Gaston esperando a que se prepararan. Me fije en el sixpack de cervezas de la mesa y me pregunte si saldría de casa.
-¿Esperas a alguien?-Abrí la puerta del congelador y saque un manojo de uvas moradas.
-Unos amigos van a venir. El microondas se detuvo y saco la bolsa de palomitas para después colocarlas en un enorme tazón.
-¿Verán películas de amor?-Sonreí antes de comer la uva.
-Ja, ja, ja-Rodé los ojos-Hay partido de futbol.
Arrugue la nariz.
-Aburrido.
Se encogió de hombros y tomo un puño de palomitas.
-¿No van a venir tus amigas a dormir como todos los viernes?-Pregunto, con la boca llena.
Hice una mueca al ver el maíz siendo triturado por sus dientes.
-No-Aparte la vista y guarde las uvas que tenía pensado comer. En la puerta de la nevera había una nota amarilla en donde decía los días que mis padres podrían venir a visitarnos. El día de hoy estaba escrito-¿Mama o papa han llamado?
Cuando tardo en contestar, me gire hacia el con una pizca de esperanza. Dude por unmomento antes de negar la cabeza.
-Mandaron un mensaje diciendo que no vendrán-Había algo en su voz que no pude descubrir. Culpa, tal vez.
-Genial-Solté un suspiro, demostrando la decepción.
Habían pasado semanas, casi meses desde la última vez que los había visto. Con frecuencia se aislaban inventando excusas. Soltamos salir algún lugar, o a veces nos quedábamos en casa y conversábamos diferentes trivialidades. Convivíamos como una familia, pero ahora rara vez se comunicaban.
Y cuando lo hacían, era por un tiempo limitado a no más de quince minutos. Sabía que ya éramos universitarios y debíamos hacer las cosas por nuestra cuenta, pero un poco de atención de su parte no estaría mal.
Las próximas horas se convirtieron en un fastidio. Estaba en mi habitación intentando tomar una siesta para recuperar las horas perdidas de la pesadilla de anoche. Lograba descansar algunos minutos, pero luego los gritos de los amigos de Gaston me despertaban.
Con la poca paciencia que me quedo, me dirigí a la sala. Los mechones alborotados salían de mi coleta, se podría decir que mi cabello estaba hecho un desastre pero el enojo no me permitió ver más allá de la vanidad. Localice varios chicos ocupando los sillones con sus miradas hipnotizadas en la televisión, en donde se estaba llevando a cabo el partido de fútbol.
Estuve a punto de hacer acto de presencia cuando empezaron a gritar y empujarse entre sí. Me sobresalte y me cubrí los oídos con las manos. Su manera de celebrar un gol era patética.
Camine hacia a ellos y cuando finalmente se calmaron, se dieron cuenta que estaba cruzada de brazos a un lado de la televisión. Me sentí un poco vulnerable cuando me miraron, pero mantuve una postura firme. Mire a Gaston, quien estaba dándole un trago a su bebida, y como nadie daba señales de hablar, rompí el silencio.
-Estoy intentando dormir-Siendo específica.
Algunos de ellos resoplaron como si estuviera bromeando. Los fulmino con la mirada y se quedaron callados mientras comían palomitas.
-Luna, apenas son las ocho de la noche-Gastón frunció el ceño y mire de reojo el reloj de su muñeca.
-Además es viernes; mejor únete a nosotros y siéntate aquí-Un chico que me era totalmente desconocido palmeo su rodilla, y puse los ojos en blanco.
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