Capitulo 20

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El dolor de cabeza aumento. La causa de ello era por las preguntas y regaños constantes de Gaston. Al momento en que llegamos a casa comenzó a hablar mientras yo lo escuchaba como una hija castigada en el sofá. Mis palabras de no me hicieron daño, no lo convencieron por completo.

Seguía mirándome con enojo y preocupación. No podía contarle sobre la alucinación o las pesadillas que había estado teniendo. Hacia lo posible para encontrar una razón en ello, pero perdía el enfoque cada vez que continuaba con sus sermones.    

-Gas, es suficiente-Dije, masajeándome las sienes con los dedos-Mi cabeza va a explotar si sigues hablando.

Se detuvo y se sentó en el sofá, soltando un gruñido. Rebecca se puso a su lado y trate de tranquilizarlo.

-No logro entender que hacían esos dos en la habitación de Lucas, y tu cerca de una cama-Espete, haciendo caso omiso de las palabras de su novia.

No podía decirle que me había desmayado. Implicaría otro conflicto más, y estaba demasiado agotada como para escucharlo.

-Te he dicho que no me hicieron daño, ¿cuantas veces tengo que repetirlo para que me creas?-Eran pasadas de la una y me sentía exhausta mentalmente.

-Debes confiar en tu hermana, amor. -Intervino Rebecca, acariciando su brazo- Si dice que no pasó nada grave, es porque así fue.

El la miro, mostrando una breve sonrisa. Luego se volvió hacia a mí, y dejo salir un suspiro.

-Lu, no quiero volver a ver a Matteo o Simón cerca de ti.

Me quede mirándolo por varios segundos antes de asentir. Lo intentaría. Podría evadirlos o simplemente ignorarlos, aunque mi intento podría no funcionar. Habíamos establecido una extraña conexión. No me refería exactamente a una amistad íntima, pero había algo que nos unía y ellos lo sabían. De cualquier manera, necesitaba hablar con Matteo sobre eso.

Estaba convencida de que no eran personas completamente normales. Necesitaba saber con exactitud que eran y por qué estaban involucrados en las cosas que empezaban a sucederme.

Una vez que logre ir a la habitación, asegure la puerta y cogí el teléfono. Valentina y Malena me habían enviado mensajes, preguntando si me encontraba bien. Les respondí diciéndoles que se divirtieran.

Jazmín me aviso que Ramiro había llegado hace unos minutos. Gruñí desde mis adentros por no estar ahí. Tal vez había cambiado de opinión, y nuestras especulaciones hacia el eran falsas. Malena, por otro lado, me informo que Matteo se había ido en el instante en que regreso a casa, y que Simon se había quedado. También recalcó que el no dejaba de mirar a Ramiro con repugnancia.

Volví a la cama y comencé a hojear un libro que Jazmin me había recomendado. Llevaba leídas unas cuantas páginas cuando escuche el motor inconfundible de la Harley de Matteo. Dejando el libro en la mesita de noche, me levante y me acerque a la ventana. Se encontraba al otro lado de la calle. Apago las luces y bajo de la moto. Comenzó a caminar hacia aquí, y rápidamente me miro en el espejo. Seguía vestida, pero mi rostro estaba un poco pálido. Suspire y fui a quitarle el pestillo a la ventana.

Luego de unos pasos entro y me miro. No pude controlar mi pulso pero parecía acostumbrarme con la reacción de su presencia. Llevaba una chaqueta negra entreabierta, dejando que una camiseta azul marino se asomara por debajo de ella. Mire los brotes de vello en su mandíbula y me contuve a querer acariciar su piel con los dedos. Fue entonces que no note señales de golpes o moretones en su rostro. Era curioso porque Gaston había logrado atacarlo.

Arquee las cejas, alentándolo a iniciar la conversación, y exhale, humedeciéndome los labios.

-No sé cómo empezar a decir lo que somos-Dijo con cierto nerviosismo.

ᴀᴛʀᴀᴄᴄɪÓɴ ᴍᴏʀᴛᴀʟ. (ʟᴜᴛᴛᴇᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora