Mara empieza a sentir un sudor frío que le recorre el cuerpo. Que no haya escondido nada debajo de la cama no significa que no lo haya hecho debajo del colchón.
Siguiendo los estereotipos, Mara no ha hecho nada diferente a cualquier otra chica de su edad. La diferencia es que ella no ha escondido precisamente cartas de amor.
Imagina la cara que pondrá Josh si encuentra su escondite. No es que haya demasiadas cosas, solo unas cuantas cuchillas viejas, algo sucias, junto a algunos trapos que ha usado para detener las hemorragias. Sin embargo, el significado que encierran esas cosas es demasiado evidente.
Claro que debería subir y asegurarse de que su hermano no encuentra nada de todo eso. Pero por alguna razón no tiene energía ni voluntad suficiente para levantarse de la silla. Por un segundo piensa en la posibilidad de quedarse abajo, esperando a que el destino decida por ella. Quizás eso sea lo mejor. Al fin y al cabo, es solo cuestión de tiempo. ¿Puede confiar realmente en que Tae vaya a guardarle el secreto?.
Mara piensa en la posibilidad de una vida sin la cuchilla, en la reacción que tendrá su hermano si encuentra sus cosas. La simple idea le hace salir disparada. Sube las escaleras de dos en dos y se para en la puerta de su habitación prestada, casi sin aliento. Mira como su hermano va sacando una a una las cajas de cartón que hay debajo de su cama.
Hasta ahora las cosas van bien. Él está ocupado buscando entre libros y revistas. Es evidente que no tienen ningún interés en mirar debajo del colchón.
Mara pasea frente al espejo, mirando el reflejo de Josh. Se da cuenta de que su hermano ha dejado la revista que estaba leyendo sobre la cómoda y se pone a pasar las páginas sin demasiado interés: parece que es un volante dedicado a los ritos funerarios de la antigua Grecia. Mara está a punto de volver a dejarlo cuando se encuentra con un papel doblado entre las páginas. Le llama la atención al ver el nombre de su instituto.
Eso sólo puede significar una cosa. Deben de haberlo citado. Alguien debe haber descubierto algo sobre ella. Le tiemblan las manos. Sin dejar de vigilar el espejo, despliega el papel y se pone a leer.
Pero no es nada de eso. Se trata nada más de una carta genérica escrita a todos los padres de alumnos de su curso. Cada padre o encargado debe pedir una cita para informarse de los cursos de preparación para los exámenes, la orientación para la universidad y bla, bla, bla.
La misma mierda de la que estaban hablando Suni y compañía el otro día. Nada importante.
Mara se siente tan aliviada que se le olvida por un segundo de las verdaderas razones de la carta. Está claro que no tiene ninguna importancia para ella. Nada le podría importar que Josh tuviera que ir una de esas aburridas reuniones de profesores.
Pero ¿Y Josh? Ese no era el plan. Él debería estar haciendo ese tipo de cosas por Nicole, por su hija. Él no necesita un ensayo general. Está segura de que Josh la odia por haberle traído esa carga a su vida. Si no fuera así, ¿no se lo habría comentado? Al fin y al cabo, el instituto es uno de los pocos temas de conversación que puede tener con ella. Mara vuelve a dejar la carta en la revista, avergonzada de haber pensado primero en ella.
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La chica con la sonrisa rota 《Kim Taehyung》
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