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El señor Kang abre la puerta y Mara entra en el aula, que huele a cerrada. La clase aún no ha empezado, pero ya hay una chica allí, dentro del laboratorio.

- ¡Hola, Si Yeon! ¿cómo va el experimento? - le pregunta Kang. La chica levanta la mirada sobresaltada.

- Mmm... bueno, no está perfecto - habla tartamudeando, se nota que está nerviosa - pero creo que está vez me va a salir.

- De acuerdo - asiente el señor Kang - en ese caso te dejo que trabajes.- Se pone a rebuscar entre sus papeles con el ceño fruncido.- Mara - levanta la mirada - pensaba que llevaba los deberes de la semana pasada corregidos, pero parece que me los he dejado en el despacho. ¿Quiere acompañarme o estarás bien aquí?.

- Estaré bien - asegura Mara, pero se siente avergonzada. La está tratando como si ella fuera un caso especial y, aunque seguramente lo sea, no tiene ninguna intención de gritarlo a los cuatro vientos. Se gira hacía Si Yeon, pero por suerte la chica está demasiado ocupada con su trabajo para prestarle demasiada atención.

Seguramente ni siquiera ha oído nada.

Mara tira su bolso sobre la mesa. El señor Kang se va y ella se sienta en uno de los taburetes con un suspiro. Ahora ya puede volver a explorar la herida que tiene en la pierna.

Apoya la barbilla en las manos y mira distraída como Si Yeon va de aquí para allá. Es importante mantener una expresión tranquila, que su cara no la delate. Tiene que parecer que no está intentando abrir la herida, no tiene que notarse que está manchando la punta de su zapato de sangre. Se siente como una mujer haciendo piececito con su amante por debajo de la mesa.

Le duele la pierna.

Es sorprendente que una herida de cinco centímetros pueda dolerle tanto. Realmente, es fácil abrirla antes de que se cure, solo hay que encontrar algo liso, como la punta de los zapatos, e intentar abrirla unos centímetros más.

Ahora que ya tiene su dosis, ahora que el dolor fluye por su sangre como una droga, Mara ya puede pensar en otras cosas. Intenta fijarse en lo que hace Si Yeon pero el experimento en el que trabaja no le suena de nada. Se pregunta si debería reconocer lo que está haciendo. A lo mejor también va mal en está clase.

- ¿Qué estás haciendo? - le pregunta Mara.- Eso no será parte de los deberes de está semana, ¿No?.

- ¡Ah, no! - Si Yeon apunta algo en su cuaderno de laboratorio sin levantar la vista.- Solo lo hago para subir mi nota. Casi... Casi repruebo el año pasado y este semestre tengo que ponerme las pilas.- Se sonroja un poco al contarle eso.- Kang me ha dicho un par de trabajos por mi cuenta podría conseguirlo.- Si Yeon cierra el cuaderno bruscamente y casi tira una parte del material del equipo.

- ¿De qué va el experimento? - le pregunta Mara. La pierna ya le duele bastante y, por tanto, ya la puede dejar en paz.

- Oh, estoy intentando pillar lo de la aceleración bajo gravedad. O sea, ¿qué más da? Yo lo único que quiero es... Hola, Tae.- Si Yeon corta la frase al oir que se abre la puerta.

Antes se girarse Mara sabe que debe de tratarse del mismo Tae que conocío en la biblioteca. Claro que podría ser otro. Él no va a su clase de física, así que no hay ninguna razón para que sea él, pero ella sabe que sí lo es. ¿Y qué? No tiene nada de lo de que avergonzarse. Después de todo, ha él no le ha preguntado nada de gatos.

- ¡Hola, Si Yeon!... Mara.- les sonríe.- ¿Está Kang por aquí? Quería entregarle un informe del laboratorio.

- Volverá enseguida - responde Si Yeon. Ata un peso a un cilindro metálico y hace que se balancee.

Mara no puede evitar pensar que no cabe duda que Si Yeon necesita trabajo extra. La chica no se entera de nada. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que el experimento está tan mal montado que se aguanta con alfileres. La pequeña bolita de metal se balancea peligrosamente junto a unas probetas. Algunas de ellas, llenas de líquido, debe ser parte del trabajo de otra persona.

Está a punto de sugerirle a Si Yeon que coloque las probetas lejos de su experimento, pero antes de llegar a pronunciar una palabra el peso ya ha chocado contra una de ellas. Mara ve como algunas de las probetas caen al suelo con un gran estruendo y quedan hachas añicos. Un líquido azul viscoso empieza a extenderse por las baldosas.

- ¡Oh, Dios mío! - exclama Si Yeon.

- No es tan terrible.- Tae intenta consolarla mientras se acerca a valorar los daños.

- ¿Qué no? - Si Yeon le mira con escepticismo.- ¿Estás loco? ¡Es un desastre! Solamente estoy haciendome este ejercicio porque estoy muy atrasada respecto al resto de la clase. Lo último que necesito es cargarme el experimento de otra persona. ¡Me va a matar!.

- Quizás deberíamos limpiarlo antes de que vuelva Kang - afirma Mara mientras se aproxima a ellos, cojeando un poco.- Espera.- Coge unas esponjas que hay junto al fregadero y le pasa una a Tae.- Tenemos que ir con cuidado con los cristales.- Se coloca de cuatro patas y empieza a limpiar el líquido azul.

- ¡Oh! ¿Para qué? - gimotea Si Yeon, retorciéndose las manos.

A Mara le sorprende que la chica esté a punto de llorar. ¿Es que no sabe que un par de probetas rotas y un experimento de física fallido no son razón para llorar? Mara se pone de cuclillas y sostiene la esponja sin hacer nada mientras observa a la chica.

¿De verdad que no se da cuenta de lo afortunada que es al poder decir que lo peor que le puede pasar en su vida es cargarse parte del material del laboratorio?.

Lágrimas, auténticas lágrimas empiezan a brotar de los ojos de Si Yeon y a caerle por las mejillas.

¿Por unas probetas rotas?.

Mara no se lo puede creer. No puede evitar, a lo mejor debería ser más benévola, pero no puede sentir nada más que despreció por alguien tan débil.

- ¿Qué está pasando aquí?.

El señor Kang acaba de entrar. Está detrás de Mara observando el desastre que hay en el suelo. Los tres se quedan callados por unos minutos. Si Yeon ha logrado apartar la cara para que Kang no se de cuenta de que está llorando. Mara se da cuenta de que Si Yeon está haciendo un gran esfuerzo para explicarle la verdad al señor Kang.

- Ha sido todo culpa mía.

Mara se sorprende al oir su propia voz. Tira la esponja al suelo y se pone de pie para mirar al señor Kang a la cara.

- Le pedí a Si Yeon que me enseñará el experimento - continúa Mara, evitando deliberadamente encontrarse con las miradas de Tae y Si Yeon.- Intentaba ajustar el peso y mientras estaba en ello - Mara señala el suelo con la mano - parece ser que se cayó todo.

Mara no sabe muy bien por qué ha salido en defensa de Si Yeon. Tal vez sea porque piensa que ella, como es la chica nueva, no puede meterse en problemas. O tal vez porque sabe que Kang ya está lo suficientemente preocupado por ella para hacerle pasar un mal rato. O quizás sea porque, si es honesta consigo misma, se da cuenta de que lo que le inspira Si Yeon no es desprecio. Es envidia. Porque, si lo piensa detenidamente, ¿realmente es tan horrible que lo peor que pueda ocurrir en la vida de Si Yeon sean unos cuántos problemas? ¿No debería ser así las cosas?.

La chica con la sonrisa rota 《Kim Taehyung》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora