La cuenta regresiva para el baile era cada vez más tortuosa para todos. Por un lado, Antoine se hallaba ansioso porque ya quería volver con su caballero de armadura dorada, mientras que por el otro... Arthur tenía una zona de amigo que marcar y muchos misterios que resolver. Las chicas Crabbits eran más misteriosas que un caso de Sherlock Holmes.
El equipo de fútbol americano se encontraba con las porristas colocando todos los panfletos relacionados al baile. Antoine diseñó un pendón gigante con los colores de la bandera LGBT junto con dos coronas y una frase atrapante a cualquier interesado en asistir:
«Un baile donde tus sueños... Se harán realidad.»
El castaño estaba muy orgulloso de su magno evento. Se especulaba en las escuelas aledañas que dicho baile sería un éxito total. Y él se encargaría de que así fuese. Por supuesto, su noche no estaría completa hasta ver llegar a su Rey Arthur por las puertas decoradas con brillantina y aplausos recibiéndolo. Sin duda alguna, Antoine fantaseaba con un cuento de hadas... Lástima que la realidad era otra. Divisó del otro lado del gimnasio de baloncesto al dorado par, los cuales hacían bromas haciendo carcajear a Max y exasperar a Lex.
—¡Está torcido, Coleman! Un poco más a la izquierda —clamó Lena dirigiendo a su compañero.
Éste le hizo caso.
—¿Así? —formuló cansado. Ya tenía quince minutos colgado de las paredes con el pendón del baile y Lena junto a Max lo tenían jugando a la pelota.
—No creo, Lena —secundó Max—. Mejor un poco al centro.
—Otro poco más, Arthur. Ya casi —le animó la rubia.
Arthur bufó. ¡No se colocaban de acuerdo!
—¡Que les den por culo a ambos! —exclamó al tiempo que un calambre se apoderó de su pierna. Apretó los labios en una línea fina aguantando el fastidio, sus amigos reían sin parar—. ¿Ya? —lloriqueó.
Los dos asintieron. Ya habían hecho sufrir a Arthur lo suficiente. De un momento a otro el mariscal de campo se lanzó a las gradas para finalmente descansar. Max sacó tres botellas de agua y se las pasó a sus amigos, mientras Lex regalaba miradas venenosas cual cascabel lista para el ataque. El resto del equipo estaban pintando las paredes, figuras de copos de nieve y nubes de brillantes colores hacían acto de presencia en Cronick. Antoine al ver la buena relación entre su cuñada y ex novio, su corazón era apuñalado repetidas veces con el filo de una espada. Para colmo, Abigail llegó al gimnasio con los flyers publicitarios del baile. Max le miró con nostalgia, era evidente el sentimiento que el futbolista sentía hacia la repostera.
No obstante, la presencia de Abs tomó con sumo fastidio a la boxeadora. Giró sobre sus talones y procedió a irse. La relación entre las hermanastras estaba más que rota.
—Lena, ¿a dónde vas? —alcanzó a decir Arthur agarrándola de la muñeca. Ella paró en seco sin mirar a su compañero.
—Me basta con soportarla bajo el mismo techo que compartimos fuera de clases. No pienso quedarme aquí a escuchar su patética voz. Fíjate, ¡ahora está organizando el baile de Cronick cuando ni siquiera estudia aquí! —espetó con rabia.
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Se dice de mí ® │Completa
Teen FictionSe dice que Lena Crabbits es lesbiana porque fue expulsada de un instituto para chicas. Es una boxeadora muy gruñona. Se dice que Arthur Coleman es el chico más candente y rudo en todo Cronick High School. Es el capitán del equipo de fútbol american...