#43

365 53 19
                                    

 —Lena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 —Lena... ¿por qué eres así? —Resopló Arthur a nadie en específico. 

El resto de la noche transcurrió como de costumbre: Una Abigail ebria llorando por Max al tiempo que Antoine cargaba con ella y con un Arthur también pasado de copas haciendo el ridículo. Gracias a la insistencia de Lex y el anfitrión, el trío se quedó a dormir allí. Lex acostó a su amiga mientras ésta imploraba estar sola, al tiempo que el mariscal de campo cayó cual soldado en plena guerra. ¿Lo más gracioso? ¡En el medio de la sala!

... Con el teléfono encendido mostrando la fotografía de él y su Gladiadora el día que se quedaron en la casa de Matheus.

Antoine se acercó a Arthur, y observó la imagen. Se veían felices, llenos de alegría y mucho amor: Sintió envidia y ternura. Cómo cambiaban las cosas en tan poco tiempo, apenas meses atrás era él la razón por la que el rubio sonreía a diario, además del fútbol americano y los problemas pequeños que traía la escuela, su reto más difícil era confesarle su orientación sexual a Robert... Cosa que era más llevadero si lo hacían estando en la universidad por medio de una vídeo llamada a kilómetros de distancia.

Pero todo cambió. El tornado Crabbits se llevó todo a su paso, para bien o mal pero así lo hizo. Al detallar nuevamente la fotografía, el ver la sonrisa de oreja a oreja en Arthur y la mueca divertida de Lena, le dio a entender la complicidad que debe tener una pareja. No era una foto producida ni nada por el estilo, pero de por sí ya era perfecta. La vibra que transmiten ellos dos juntos es de mucho positivismo, calma y amor. 

Suspiró, a la vez que una lágrima recorría su manzana de Adán. Dejó escapar una sonrisa junto a un sollozo, tomando una decisión crucial no solo para su vida, sino para la de los demás...

 —Si amas algo, déjalo ser feliz. Deja que florezca, como un capullo en primavera. A veces la mejor forma de amar es dejando en libertad y admirando desde la distancia. ¿De qué sirve arrancar la flor? Se marchita y muere  —meditó. Un Arthur entorpecido y no tan borracho escuchó las palabras del castaño, sentándose torpemente al costado del sofá.

 —Antón... 

Éste, sorprendido ante el despertar de Arthur, no se dejó asustar y le acarició el rostro con ternura. Max, Lex y Abigail aún estaban en los brazos de Morfeo.

 —Lo entendí. Y muy tarde —dijo con amargura, recordando todo el daño provocado a raíz de sus celos y su falta de seguridad—. ¿Sabes algo, mi Rey Arthur? A lo mejor si eres bisexual, como a lo mejor sea solo un capricho tuyo. A lo mejor te hubieses casado conmigo como a lo mejor Lena sea la madre de tus hijos, o a lo mejor todos nos vayamos a morir por culpa de un meteorito —rio, dando paso libre a su llanto—. Pero nunca sabrás que pasaría si no lo intentas. Te ves muy feliz con ella, ¿no es así?       

Arthur, a pesar de tanta resaca, estaba lo suficientemente consciente de lo que estaba platicándole su mejor amigo. Su rubia de las trenzas volvió a su mente, y naturalmente se le escapó una sonrisa de sus labios, mientras sus mejillas se tornaban rosas en perfecta armonía con el frío de aquella mañana de Navidad.

Se dice de mí ® │CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora