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Sentados en las congeladas bancas de aquel parque, los chicos tenían mucha energía

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Sentados en las congeladas bancas de aquel parque, los chicos tenían mucha energía. Y es que, ¿cómo no? Era Noche vieja, en pocas horas sonarían las campanas y los fuegos artificiales harían su show, dándole la bienvenida al año entrante. Candace estaba a lo lejos, analizando todo el perímetro, además de que al ser la única amiga de Lena, levantaría sospechas y, a consecuencia, el plan sería un fracaso total. La idea era hacerlo lo más natural posible, que parezca una casualidad del destino.

Un destino que ya estaba escrito.

Arthur estaba en su actividad cotidiana: Un cigarro, apoyado en el poste. Antoine se limitaba a sacar toda la comida que estaba en Ofelia, preparándose para el mini picnic que tendrían luego de la tutela. Para que Callaghan aceptase fue un completo protocolo, peor que integrarse a los servicios de inteligencia del país. Fue hasta que Abigail recalcó lo importante que era para ella ya que necesitaba comenzar el año con su objetivo claro y sumándole la idea del hedor proveniente de la pintura en su hogar, fueron las excusas perfectas para que el asesino encubierto terminase confirmando su presencia y la de su novia en el parque.

 —Gracias por venir, profesor Callaghan —agradeció la castaña, sacando su libreta de apuntes esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Cada vez estaba más cerca de estar con su hermana en California y más lejos de Max. ¡Solo necesitaba concentrarse un poco más en los números!

—Abigail, puedes decirme Matheus sin ningún problema. Por cierto, veo que estás muy acompañada, eh. ¿A qué se debe si me puedo enterar?

Arthur comenzó a maniobrar.

—Pues verá, grandísimo imbécil —Abi se quedó estupefacta, al ver la intervención de su mejor amigo. Antes de que ella replicara, éste continuó su discurso, a lo que Callaghan resopló con incomodidad—: Mi familia siempre tiene una tradición muy tonta sobre pasar la noche juntos, entonces decidí ver a mi mejor amiga antes de que sean las ocho de la noche, ¿algún problema con que esté aquí? Es decir, Crabbits no está. ¿Qué hay de malo ahora? Ya pagué mi condena por lo hecho a la motoneta de su novia, las cuentas están saldadas —Se encogió de hombros, dando otra calada a su cigarro—... A menos que aún le deba algo al karma, claro está —siseó con desdén.

—Un gusto verlo, joven Coleman. Le agradezco enormemente que guarde silencio, necesito que su amiga esté concentrada y bueno, mi mujer anda por ahí con su mascota y lo que menos deseo es que sus falsas acusaciones indirectas sean escuchadas por Venus, eso me generaría problemas innecesarios.    

Abigail comenzó a temblar. Otro intercambio de palabras y Arthur era capaz de romperle la cara a su profesor, ¡y ella necesitaba graduarse! El mariscal de campo le dedicó una mirada inyectada de veneno, que si fuese real... Ya hubiese muerto medio Nashville. Abrazó a su amigo por la espalda revolviendo su cabello, a ver si lograba apaciguar la tensión creciente entre ellos.

—Justamente Arthur ya se iba a terminar de preparar los sándwiches para nuestro almuerzo. Creo que Antoine te está llamando, ¿por qué no vas con él a terminar eso? Así la tutela acaba rápido y entre más rápido culmine, mejor para nosotros. ¿No? —Observó a su amigo amenazantemente, el rubió bufó y sonrió, encaminándose a Ofelia.

Se dice de mí ® │CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora