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La sorpresa tomó desprevenida a la rubia

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La sorpresa tomó desprevenida a la rubia. Su reacción fue lo que era de esperarse: Un golpe medianamente fuerte al frágil hombro de Kyle y cruzarse de brazos el resto del viaje. El rubio cenizo por su parte, estaba sumamente feliz por la actitud de Lena, ya se le pasaría el mal genio. A lo mejor, hasta conocería a su familia. De tan solo imaginárselo le daba muchas esperanzas, a ver si así descubriría los más oscuros secretos de Piñita.

Pobrecillo, ¡no tenía ni idea del infierno al que se estaba condenando!

Aunque Lena no estaba del todo enojada. Al descansar junto a Kyle, organizó sus pensamientos. Levantó la mirada hacia la ventana, donde las nubes esponjosas se movían a medida que el puzzle de su vida agarraba forma. Estaba nerviosa, no lo iba a negar. Reencontrarse con su familia desde el incendio de Muzes era algo para lo que aún no se sentía preparada; y si tenía que patearle el trasero a Abigail hasta hacerla entender sobre su inocencia, lo haría sin chistar. Aunque no todo era una escala muerta de grises... Extrañaba muchísimo a Fabrizio y a Candace.

También estaba su Australopithecus Estrella. ¿Ver a Arthur después de arduos meses evitando contactarlo? ¿Volver a divisar esos ojos azules y oscuros como la infinidad del cielo, bajo los destellos que reflejaban sus dorados cabellos? Vaya que sería un ajetreo en su corazón.

No obstante, daría luz verde a su macabro plan. Aún no olvidaba las fotografías de Arthur y Antoine, malditos descarados. Miró de soslayo a Kyle, el cual todavía dormía cual bebé recién nacido. Sonrío con cinismo, pensando en el evento.

¡Pero por supuesto! Ya sabría qué hacer. 

💎 💎 💎

—Te ves hermosa, cariño. ¡Serás el foco de atención en la fiesta!

Lucero hizo una reverencia, para luego depositar un casto beso en los labios de su marido.  El gran evento era única y exclusivamente para los familiares directos de los retirados y fallecidos del ejército. Filippe se encontraba con un severo ataque de ansiedad, ¿y si le hacían sentir mal por ser el nuevo marido de Lucero Lancaster? Es decir, nunca se sabe. La mujer se percató del nerviosismo latente en el doctor, por lo que le secó la frente risueñamente con un pañuelo y él respondió con un apretujón fraternal de manos.

—No te van a molestar por ser mi nuevo esposo. Guardé luto lo suficiente y como ser humano, necesitaba seguir adelante. Mi Lancaster, donde sea que esté —musitó dedicando una mirada al cielo—, sé que está agradecido contigo por ayudarme, por cuidarme y quererme hasta que me vuelva a encontrar con él en la otra vida. Y lo mismo puedo decir de Hayley. 

Filippe esbozó una media sonrisa, tratando de despejar las lágrimas que clamaban a gritos salir a flote por el recuerdo de su eterna amada.

Lucero lo miró con mucha sutileza. Ella comprendía su dolor. Perder el amor de tu vida es un golpe duro, pero si no se sigue adelante, ellos jamás descansarían en paz. Acunó el rostro de su esposo, al mismo tiempo que Abigail los llamaba al pórtico de la casa: El taxi ya había llegado.

Se dice de mí ® │CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora