Epílogo

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Adrien estaba sentado en una silla mientras tomaba la mano de la chica que estaba durmiendo en la cama de aquel hospital para reponer algo de fuerzas luego de haber estado en labor de parto la noche anterior.

Ya pasaron 8 años de aquel día...

Todo pasó rápido.

Hace años que pasó todo su dulce y amarga historia en la que pasaron cosas que jamás creyó que pasarían.

Dos personan que nunca creyó que se llevarían bien se hicieron amigas, aquélla chica que nunca imagino ver más que como una buena amiga fue la persona de la que se enamoró... y perdió a su primer amiga. Ésa amiga que dio su último mes de vida para juntarlos, ésa amiga que extrañaría y jamás olvidaría... esa buena amiga que sólo quedaba en sus recuerdos.

-¿Adrien?

El rubio levantó la mirada y sonrió al ver que su esposa había despertado.

-¿Ya estás mejor princesa?

Preguntó y ella asintió mientras miraba a los lados.

-No te preocupes, la pesada de Alya la está cuidando para que descansemos un poco, aunque me hubiese gustado que lo haga anoche así dormía un ratito.

La azabache sonrió, la puerta de la habitación se abrió, paso Alya con la nueva integrante de la familia Agreste y se acercó a su alegré amiga para darle a su hija.

-Se parece a su padre pero por suerte tiene buena salud.

Dijo con tonto burlón y Adrien la ignoro por está vez.

Nada iba a arruinar su buen humor en ése momento.

-¿Ya decidieron cómo la van a llamar?

Adrien volteó para ver como sus padres y suegros ingresaban a la sala.

Marinette negó mientras acariciaba la mejilla de su hija y su marido sonreía con ternura.

-Siempre quise que mi hija se llamase Emma pero alguien usó ése nombre para una de sus hijas.

Alya miró a otro lado mientras veía como afuera, en el pasillo, Nino se hacía cargo de las mellizas de dos años.

-Bueno, ya que mi nombre soñado fue robado por mi mejor amiga, ¿qué tal si decides tú, gatito?

Todos miraron al sorprendido padre pero éste sonrió y acarició la nariz de su hija, con un dedo.

-¿Qué te parece Chloe?

Marinette lo miró sorprendida pero al instante sonrió de manera sincera.

-No podía haber elegido un nombre mejor, me encanta.

Todos sonrieron al ver como los dos padres primerizos se tomaban de la mano y la apoyaban sobre su hija.

Toda vida es como un sopló y los recuerdos se desvanecen con el pasar del tiempo, pero aún en la corta estadía que es la vida, uno puede sonreír y decir "gracias por está oportunidad de vivir".

Fin...
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¡Hola!

Y así doy por concluida está historia con un pequeño epílogo que hice para levantar animos.

Espero que les haya gustado el final y así mismo, la historia.

Gracias por su tiempo.

Hasta la próxima...

El último mesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora