Adiós

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La amistad es algo que no se suele valorar, es algo que con el tiempo se puede desbancar ó arruinar.

Ése no fue el casó de Chloe Bourgeois, ella con sus últimos días de su vida, lo único que quería era ver a su amigo con una persona que lo ame, quería verlo con la única persona que llegó a aceptar para él, quería verlo con Marinette.

Pero la vida siempre tan injusta, hasta en los últimos días, no le estaba por permitir ver a su mejor amigo con su mejor enemiga.

Quizás... se merezca éso.
.

.
Chloe abrió sus ojos lentamente y se sentía peor que nunca.

¿Qué pasó?

Lo último que recordaba era haber rechazado a Nathaniel y cuando se estaba yendo, todo se torno oscuro.

-¿Chloe?

La ojiazul abrió sus ojos con gran sorpresa e inclinó un poco su cabeza para ver a Marinette a su lado, con ambas mejillas llenas de venditas de Chat noir.

-¿Qué te pasó? - preguntó mientras la azabache volteaba la mirada.

¿Era prudente que diga éso?

Bueno, Chloe la odiaba así que quizás se ría.

-Adrien me golpeó.

Respondió y la rubia se sento con dificultad en su cama.

¿Cómo es que estando en cama, todo le daba vuelta?

Bueno, ahora lo importante es otra cosa.

Chloe tomó mucho aire, sacando fuerzas de donde no tenía para enorgullecer a su madre.

-¡¡¡ADRIEN AGRESTE!!!

Nunca, jamás, se debe golpear a una chica por que ni la misma Chloe Bourgeois perdonaría tal atrocidad.
.

.
El anochecer se hacía presente y una Chloe con los ojos vendados, era llevada en una silla de rueda por Alya y Marinette.

-Ya idiotas, díganme que quieren mostrarme.

Su silla de ruedas se detuvo y la venda fue retirada de su campo visual.

-Esto.

La rubia se sorprendio al ver que estaban en la azotea del sanatorio, y esperandola, estaban Adrien, Nino y Nathaniel, vestidos de manera elegante mientras Sabrina estaba con un grabador, colocando la canción favorita de su mejor amiga.

La rubia dio un pequeño suspiro de derrota.

¿Así qué ésa era su fiesta de despedida?

Nathaniel se acercó a la chica, con una rosa y se detuvo a su lado.

El chico sonrió débilmente al ver a la persona que amaba, mirarlo con sus ojos apagados, ojeras, su rostro pálido, su cabello suelto y desordenado y sin fuerzas ni para caminar.

Debía ser fuerte, no debía llorar.

Su tío trabajaba en ése sanatorio y hace casi un mes, fue a darle un recado de parte de su madre y vio a la gran reina de París, salir de un consultorio, con un rostro que no sabía sí llorar ó reír del miedo.

Él fue la primera persona en saber lo que le pasaba a Chloe e intentó desde ése día, dar lo mejor de él para que los últimos momentos de ella, sean los mejores... pero fue débil y se terminó enamorando de alguien que pronto los dejaría...

No se arrepentia de nada.

-Para ti, mujer molesta.

Le extendió la rosa y la ojiazul la agarró con su mano temblorosa.

La que Nathaniel hizo para ella, se rompió al caer sobre ella.

-Gracias... tomate.

La chica miró la rosa que tenía en su temblorosa mano y no se pudo contener más.

¿En verdad éso estaba pasando?

¿En verdad ése era su fín?

-N-no me quiero ir... no aún... quiero crecer, tener mi propia familia, hacer que los hijos de Marinette me quieran más a mí que a Alya, quiero mi final feliz... no es justo.

Las gruesas gotas de lágrimas empezaron a salir de los ojos de Chloe mientras todos apretaban los puños con frustración.

No podían hacer nada, no podían ayudar a su amiga, no podían enfrentar a la muerte.

El final para la historia de Chloe, está a un sólo pasó y no se puede hacer nada.

Chloe Bourgeois, está por expirar.

El último mesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora