Observé a madre llorando mientras abrazaba a Alfie con todas sus fuerzas, sus pequeñas y arrugadas manos se afianzaban a él como si estuvieran a punto de llevarlo a la horca.
Él se mantenía en silencio acurrucado en el cuello de ella con un rostro arrepentido, madre lo alejó tomando sus mejillas para observarlo largamente, su rostro prontamente se volvió una mueca de disgusto y el sonido de la bofetada que le giró el rostro a su único hijo me hizo sonreír por primera vez en meses.
– Haz sido un hijo ingrato – Sentenció sentándose en el sillón.
– Lo sé, madre, por favor perdóname.
– No es a mí a quien debes pedir perdón, Alfie. Sino a Yavhé. Eliette y yo pedimos cada noche porque aparecieras – Suspiró tomando entre sus cansados dedos un libro de tapa azul – Jaim falleció hace ya seis meses, él dejó esta nota para ti – Alfie me observó tomando el sobre sellado entre sus manos – tu padre, tú y tu hermano han vivido su vida creyendo que yo jamás supe cómo se ganaban la vida – bajé la mirada – incluso tú Eli, pero es hora de que sepan que no soy estúpida. Alfie, Jaim está muerto y lamentablemente él y Eliette no pudieron concebir hijos – sentí como mi estómago se revolvía provocándome náuseas – tú, no estás casado – guardó silencio observando a su hijo.
– No, madre – Respondió con los codos apoyados sobre las rodillas, se veía como un niño regañado y yo conocía aquel rostro en él.
– Ambos conocen la ley judía – Asentimos – sé que ustedes no se llevaban muy bien cuando eran niños, y sé que no quedan muchos días soleados para mí es por eso, que no voy a obligarlos a cumplir con ella – Cuando alce la mirada me encontré con sus intensos ojos viéndome profundamente – no espero conocer nietos antes de mi muerte...
– Madre, por favor no hable de esa forma – Tomé sus manos arrodillándome frente a ella, dejó su palma tibia en mis mejillas.
– Mi niña pecosa – Sonrió acariciandome – he estado muy enferma Alfie, los doctores no saben qué es lo que tengo es por eso que sé que no me queda mucha vida.
– Madre...
– Solo quiero saber que cuidarán uno del otro, sin importar lo que decidan son familia, son familia incluso antes de que Eliette y Jaim se desposaran – Tomó la mano de su hijo y la unió a la mía, para luego besarlo en la frente y luego a mi, se levantó – sé que harán lo correcto – salió de la habitación cerrando la puerta tras de ella.
– Ella si sabe cómo lograr lo que quiere diciendo que no lo quiere – Sonrió Solomons asintiendo pausadamente, Suspiró – ¿Qué dices?
– ¿Qué dice la carta?
– Dice mi nombre.
– Sé que dice tu nombre.
– Eso quiere decir que no tengo porqué compartir su contenido con nadie – Guardé silencio, Alfie Solomons se veía mucho más huraño de cómo era antes de distanciarnos – ¿Vendrás conmigo?
– ¿Qué estás haciendo?
– Lo sabrás, si vienes – Se restregó la barba mientras me acomodé en el sillón – ¿Qué sucedió con Jaim? ¿Por qué me dejó una carta?
– Le dije que no se metiera con los irlandeses, pero tú hermano era más terco que una maldita mula y terminó siendo acribillado por esos malditos duendes antes de llegar a Inglaterra.
– ¿Sabes quienes fueron?
– ¿Por qué importaría?
– Alguien debe darles su merecido – Me observó sonreír encogiéndose de hombros – ¿Cómo puede causarte gracia esto?
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Sra. Solomons. [{COMPLETA}]
FanfictionMe cubrí el rostro con el velo negro mientras el ataúd descendía a la tierra, apreté mi mano con fuerza cuando la señora Solomons me la tomó sosteniendo un pañuelo contra su rostro. Jaim era seis años mayor que yo, lo conocía desde el primer día de...