Parte X

2.3K 192 5
                                    

Tormento era un cemental azabache, una ofrenda arabe obsequiada a Alfie a modo de agradecimiento por favores que yo desconocía.

Cabalgué sobre él atravesando los bosques de la campiña, deteniéndome frente al riachuelo en donde el caballo pasto a gusto.

Cuando mi madre murió un par de meses después de mi boda con Jaim, mi suegra se había vuelto un gran apoyo, como una segunda madre para mí ayudó a mi familia en tiempos de crisis auxiliando en mi crianza, vestimenta, y alimentación.

Escondí el rostro entre mis rodillas envueltas en los pantalones de tela áspera, con la punta de los dedos acaricié las botas de cuero negras, el pecho oprimido me cortaba la respiración, me levanté limpiándome el rostro cuando escuché tras de mí, Thomas Shelby llegaba a trote en un caballo blanco, me sonrió bajando para acercarse presuroso.

– ¿Esta usted bien?

– Gracias, Thomas – Recibí el cigarrillo que me ofrecía luego de encenderlo en sus labios.

– Si me disculpa Eliette su rostro se ve terrible – No pude evitar sonreír ante el comentario – sé que han sido días difíciles, pronto todo acabará – tendió su mano sobre mi espalda atrayéndome a su pecho donde contuve la respiración para evitar explotar en llanto – Alfie estaba dormido cuando salí de la casona – asentí.

– El irlandés debería estar por llegar – Expliqué observando el reloj que Shelby revisaba, me alejé intentando peinar mi cabello con las manos – ¿Sabe hacer trenzas? – Me sonrió largamente asintiendo.

Cerré los ojos apretando los labios cuando sentí un par de tirones en mi cabello, sus ágiles dedos habían descendido desde mi frente para hacer una trenza francesa con todo mi cabello, ambos alzamos la mirada cuando la carrera de un grupo de caballos se anunció en la lejanía acercándose.

– Mantenga cerca su arma, Thomas.

– Tommy, Eliette, Tommy – Colocó las manos a sus espaldas para observar cómo los tres hombres se acercaban a caballo al punto de encuentro, avancé sosteniendo las riendas del caballo negro que respiraba agitado.

– Señora Solomons – Habló con una voz rasposa y oscura, al tiempo en que los otros dos hombres idénticos bajaban de sus respectivos equinos.

– Señor O'Connell – Saludé estirándole la mano que estrechó firmemente, sonreí al encontrarme con un rostro más amable del que su voz anunciaba un rostro repleto de pecas rojizas en una piel blanquísima.

Se acomodó el cabello pelirrojo hacia atrás para observarme desde su prominente altura, sus ojos verdes escudriñaron en mí para luego observar al hombre a mis espaldas

– Permítame presentarle a mi socio Thomas Shelby – el gitano se acercó estirando su mano para saludar.

– Thomas Shelby.

– Andrew O'Connell – Afirmó con voz firme para llevarse un cigarrillo a los labios – ellos son Draco y Stephan – presentó a los otros dos quienes simplemente saludaron alzando la cabeza – mis socios. ¿Es usted el líder de los peacky blinders?

– El mismo.

– Señora Solomons, permítame por favor expresar mis condolencias por el deceso de su madre – Chasqueó los dedos, de inmediato uno de los hombres se acercó para echar mano dentro de la alforja y sacar un paquete que entregó al líder, quien desenvolvió una pequeña caja que estiró a mis manos – por favor, una ofrenda para los Solomons.

– Le agradezco mucho – Abrí la pequeña caja de madera encontrándome con un cardo – es precioso.

– No lo toque – Advirtió dejando escapar el humo para regalarme una sonrisa – el cardo es una flor hermosisima repleta de gruesas espinas – sentí mis mejillas sonrojarse.

Sra. Solomons. [{COMPLETA}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora