Abrí los ojos enredada entre las sábanas, por la luz que entraba desde la ventana pude calcular que ya era más de medio día, me senté en la cama viendo el sillón frente al ventanal en el cual Alfie Solomons leía un libro con la barbilla en alto, y los lentes sobre la nariz.
– ¿Qué tal estás? – Preguntó sin alzar la mirada de las hojas.
– Mucho mejor – Me tendí en la cama sobre el estómago para observarlo – ¿Y tu amigo?
– Thomas continuó su camino a Birmingham – Cerró el libro dejándolo sobre la mesita de noche junto a él – Ahora los malditos gitanos son nuestros nuevos amigos – Sonreí sentándome para observarlo – ¿ese Tommy Shelby te hizo soltar la lengua?
– ¿De qué hablas?
– Dijo que hablaron de Jaim.
– Él lo conocía, ¿lo sabías? – Solomons Asintió viendo levantarme de la cama para sentarme en la orilla – ¿De qué son tus negocios con él?
– Contra Sabini.
– ¿El señor tagliateli? – Me burlé enredando mi cabello en el dedo índice – ¿Aún te da problemas?
– Más de lo que puedes creer. Mandó a matar a Thomas hace unos meses – Lo observé sorprendida – el pobre Thomas llegó aquí como un maldito perro apaleado.
– Y... ¿Ya hablaste con mamá Sabini? – Alfie ladeó la cabeza como si hubiera dicho palabras mágicas, sonrió.
– Siempre he amado ese maldito ingenio – Sonrió apuntándome con el dedo – Banan me comentó que estaban teniendo problemas en la frontera.
– ¿De qué hablas?
– Los irlandeses del otro lado saben que lo que entra es producto Londinense. Quieren cobrar una especie de peaje por qué el producto pase del otro lado.
– Vaya ¿Justamente le están cobrando el 35% no? – Sentí mi estómago revolverse ante las malas noticias, estaba cabreada – puto Banan, sabía que si me movía de Windsor comenzaría con excusas de mierda. ¡Mierda! ¡Puto Banan de mierda!
– Cálmate ya.
– Viajaré a Windsor para ver qué mierda sucede.
– No creo que sea necesario por ahora.
– ¿Lo dejaste pensar que podía creernos imbéciles?
– Terminará pagando de todas formas, preciosa – Alce la mirada subiendo ambas piernas a la cama – Ven, trenza mi cabello – Di dos golpecitos sobre la cama, se levantó sentándose tras de mí tomó el cepillo de cabello y comenzó a peinarme.
– Tú cabello está larguísimo – Comentó jalando suavemente mi cabello hacia atrás, recliné la cabeza sintiéndolo meter sus dedos entre mi pelo, daba pequeños tirones formando las hebras que comenzó a trenzar pausadamente, lo escuchaba respirar contra mi cuello, mi piel se erizó por completo cuando enrolló la trenza en la palma de su mano jalándola hacia él, un gemido escapó de mi boca, tomó con su mano mi mentón para observarme largamente con ojos inmensos y destellantes.
– ¿Qué haces?
– Cuando lo sabes, lo sabes, ¿verdad?
Su boca se hundió en mi cuello, deslizando la bata por mis hombros para besar la piel que iba descubriendo cerré los ojos dejándome llevar por la grata sensación de fricción de su barba en mi piel.
Con cada beso la electricidad bajaba por mi garganta expandiéndose en cada sitio como una micro explosión lo escuché quitarse la chaquetilla de terciopelo para lanzar la camisa blanca sobre el suelo prontamente sus manos desataron la bata lanzándola sobre la cama para acercar su piel caliente a mi cuerpo tibio.
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Sra. Solomons. [{COMPLETA}]
FanfictionMe cubrí el rostro con el velo negro mientras el ataúd descendía a la tierra, apreté mi mano con fuerza cuando la señora Solomons me la tomó sosteniendo un pañuelo contra su rostro. Jaim era seis años mayor que yo, lo conocía desde el primer día de...