Caminé sin apuros por las praderas verdes de la finca Shelby, las botas de cuero negro estaban humedecidas por el rocío del pasto, alcé la mirada cuando la carrera de un caballo resonó por el descampado para detenerse junto a mi.
– Señora Solomons – Saludó el hombre con un rifle al hombro – mi hermano dijo que la tendríamos a usted y su esposo de visita, que placer volver a verla.
– Le agradezco John – Continúe caminando junto al caballo – se ve usted cada vez más joven – John lanzó una carcajada para bajar del caballo caminando junto a mí.
– ¿Está enferma? – Lo observé colocándome el cabello tras la oreja – se ve pálida ¿ha comido?
– Claro que si, al parecer es un malestar estomacal, llevo así un par de semanas – Expliqué observando lo alejados que estábamos de la casona, John sonrió.
– Debería ver un doctor, Esme tenía ese mismo tono de piel cuando descubrimos que estaba embarazada – Me quedé clavada para observarle – ¿Qué? Discúlpeme pero supongo que el señor Solomons no tiene inconvenientes en satisfacerla, y si no lo hace permítame ofrecerle mis servicios – no pude evitar estallar en carcajadas dándole un golpecito en el hombro.
– ¿Le funcionan ese tipo de comentarios con las mujeres John?
– No tiene idea, Eliette, las mujeres se mueren por mí.
– Ha de ser por las pecas – Sonreí tocándome el rostro para observar los árboles – ¿Thomas le habló de los negocios por los que estamos aquí?
– Creí que se los habría comentado, le profesa más confianza a usted que a nosotros, estos días. Se ganó el respeto de mi hermano luego de volarle la mente a Banan y de verla tratar con O'Connell – Sonrió – si tan solo usted no estuviese casada, y él tampoco, podría llamarla hermana.
– Cállate ya John. Caminemos a casa.
– ¿Se quedará para la fiesta que Grace dará por la fundación?
– Así parece. Alfie haría una donación a nombre de madre.
– Lamento mucho lo que sucedió con ella.
– Le agradezco, John – Bajé la mirada mientras el sonido de los cascos del caballo acariciaba la hierba húmeda.
Me observé en el espejo del tocador, pasando las manos bajo mis ojos ojerosos, los párpados rojizos, estaba enferma, vomitaba cuanto comía, maquillé mis ojos desdoblando la mirada para encontrarme con Grace Shelby en las puertas, envuelta en un vestido de seda perla y un tapado de piel de zorro blanco sobre los hombros, sonrió.
– Grace – Saludé girándome para observarla se acercó acariciandome el rostro – se ve usted preciosa.
– Se ve enferma, Eliette.
– Creo que estoy enferma – Sonreí colocando mi cabello tras las orejas.
– ¿Quiere ayuda? – Asentí, ella se levantó colocándose detrás de mí para peinar mi largo cabello mientras yo coloreaba mis mejillas, tomando el labial que teñiría mi boca de rojo – es muy hermosa Eliette.
– Gracias – Sonreí cerrando los ojos para sentirla trenzar mi cabello – colocó la trenza como una corona dejando sueltos pequeños mechones de cabello.
– ¿Y el vestido?
El reflejo en el espejo me hacía ver más colorida, el vestido rojo dejaba al descubierto mis hombros, destellando en el pecho una gargantilla que se deslizaba por mis clavículas, el vestido se ajustaba completamente a mi cintura donde apoyé ambas manos mientras mi anfitriona abrochaba los botones en mi espalda.

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Sra. Solomons. [{COMPLETA}]
أدب الهواةMe cubrí el rostro con el velo negro mientras el ataúd descendía a la tierra, apreté mi mano con fuerza cuando la señora Solomons me la tomó sosteniendo un pañuelo contra su rostro. Jaim era seis años mayor que yo, lo conocía desde el primer día de...