Antes ya había besado a alguien de esta manera. Ese alguien fue a Hayden, la razón fue un <<Verdad o Reto>> asignado por Walter, quien pensó que aquello era la mierda más divertida que se le pudo ocurrir en ese momento. Sin embargo, esa vez, aunque fue mi primera vez besando a un chico, lo único que pude sentir fue un efímero cosquilleo en el estómago que desapareció tan rápido como apareció. Hayden es apuesto, pero jamás llegué verlo con otros ojos que no fueran ojos amistosos.
Pero esta vez...
Lo que Al me está haciendo sentir con tan solo este común acto entre los seres humanos es maravillosamente extraordinario. Lo que mi estómago siente va mucho más allá de lo que, metafóricamente hablando, es descrito como el simple y llano aletear de mariposas revoloteando en mi sistema digestivo.
La manera en cómo poco a poco lo intensifica y lo volvía más profundo sin titubear, nuestras lenguas emprendiendo una batalla entre sí, su tacto suave y manso acariciar mi cuello y mi mandíbula, su respiración agitada y entrecortada, las palpitaciones aceleradas de su corazón que hacían competencia con las mías para ver cual taquicardia era más veloz, su otra mano anclarse a mi cintura como si no quisiera dejarme escapar, joder, todo era magnifico como un cuento de hadas y como si estuviera abriéndome camino sin dificultad alguna hacia el paraíso. Si tuviera que hacer una lista donde enumere en un ranking todas y cada una de las mejores, más fenomenales y emocionantes sensaciones del universo, definitivamente, esta sería la que se llevaría el primer puesto con una ventaja más que considerable.
En el momento en que nos separamos sentí como si de nuevo pusiera los pies en la tierra, como si luego de haber volado con los ángeles perdiera el control de mis alas, me cayera en picada hacia el abismo y me volviera picadillo al aterrizar en él precipicio. Quería, deseaba, anhelaba que lo hiciera de nuevo, volver a probar sus milagrosos labios y que no nos separáramos nunca, pero era necesario, tanto para nuestros pulmones los cuales estaban ansiosos por recibir oxigeno adecuadamente como para nuestros labios los cuales estaban ya entumecidos y ansiaban descanso. A pesar de que nos habíamos deshecho del contacto con nuestros labios no terminamos de separarnos por completo, yo estaba enmudecida, aun el asombro no se desprendía por completo de mi cuerpo ni mucho menos aquella satisfacción colosal.
― Perdón. Fue inapropiado, me dejé llevar, lo sé. ―soltó cuando nos separamos por completo. ¿Inapropiado? ¿Eso fue lo que él pensó? Vaya, inevitablemente me hizo sentir avergonzada y algo abatida. Evidentemente, ambos pasamos por emociones completamente opuestas y me lo acaba de confirmar con aquella palabra. Me mordí el labio inferior mientras agachaba la mirada para que él no se diera cuenta de la muy inconcusa turbación que me sonrojaba el rostro y al mismo tiempo, la decepción al asimilar nuestras muy opuestas opiniones hacia aquello por lo que acabamos de pasar y que hasta hace pocos segundos pensaba lo contrario.
― ...inapropiado... ―repetí en voz trémula y queda. Aun con la cabeza gacha y con ganas de que una maldita arma de destrucción masiva me hiciera pedazos en segundos― Si, claro. Lo fue. ―añadí como si estuviera de acuerdo con su punto de vista cuando en realidad el mío fue totalmente diferente al suyo. Sin embargo, no tenía ganas de llevarle la contraria, mucho menos que me viera como una tonta ilusionada que se esperanzó por un simple beso como una adolescente ridícula.
― Supongo que...fue un error de mi parte haberlo hecho. Lo siento muchísimo, Shaileene. ―joder...un error. Si antes había metido el pie en el fango, ahora el fango estaba a la altura de su garganta. Terminó de rematar con creces esa bonita pero nefelibata ilusión que había formado en mí. Dios, Shaileene, que también eres estúpida, desde hace bastante que tenías que haberte bajado de esa nube. Alastor no me quiere sentimentalmente hablando, nunca lo ha hecho. Cuando dijo que lo que quería era a mí, no se refería a un aprecio emocional sino más bien fraternal, como el de un amigo a otro, como el de un familiar a otro, como el de un hermano a otro. Tal cual. Cuando estuve a punto de asentir para dar por concluida estas palabras de mierda, escuché una tercera voz presentarse en el lugar.
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Granada
Romance¿Algo irónico? Que tus padres te lleven a cenar a uno de los restaurantes más lujosos y prestigiosos de todo Manhattan sabiendo que su hija única padece de un trastorno mental-alimenticio conocido como Anorexia. En su cumpleaños. ¿A quién le pasó e...