― Suerte. ―escuché la voz de Hayden volverse más queda cuando noté la presencia de Alastor salir del automóvil.
Ni siquiera me inmuté en que mi amigo ya se había ido por andar tan ensimismada en Al y en cómo se acercaba dando pasos apresurados hacia mí. No me molesté en marcharme detrás de Hayden porque iba a ser en vano, hiciera lo que hiciera él me iba a seguir, yo no iba a poder correr sin sentirme como si desfalleciera y malgastaría energías que podría haberme ahorrado.
Cuando se puso de pie frente a mi permaneció en silencio mirándome fijamente, yo le imité a excepción del último gesto. Verlo a los ojos luego de lo que pasó, lograba que un creciente ardor en mi diafragma me invadiera como si de una vigorosa guerra entre entrañas se tratase. Mantuve la cabeza gacha hasta que sentí su mano envolver la mía con delicadeza, suspiré ya que eso provocó lo que menos deseaba, que era exactamente lo mismo que lograba el contacto visual. ¿Cómo es posible que tantas sensaciones arremetan contra mi cuando estoy con él?
― ¿Estás enojada? ―alcé los hombros. Tampoco tenía intenciones de discutir con él, precisamente porque no hay un motivo. Lo que él hizo y dijo no era razón alguna para enojarme con él. Ambos actuamos de manera impulsiva y como adultos que somos, ambos debíamos aceptar que cometimos errores y teníamos el mismo nivel de culpabilidad. Era hora de tragarnos el orgullo y mantener nuestra compostura al margen. ¡Sobre todo tu, Shaileene!
― No tengo porque estarlo. ―solté con parsimonia, emitiendo un tono de voz lleno de indiferencia, como si la situación no me importara ni me afectara, aunque claramente lo hace. Aun sin mirarle a los ojos. Sentía que, si lo hacía, aparte de hacerme sentir pusilánime, me invadirían ganas de repetir ese beso. Y por supuesto que eso, no podía volver a pasar.
― ¿Por qué te fuiste? Así sin más, me tenías preocupado. Me costó conseguir la dirección de Axton...temía que algo malo te hubiese pasado. ―su voz sonó igual de calmada que la mía a pesar de que me estaba riñendo por impulsiva. ¿Doble moral? Alastor West.
― Pues...aquí estoy. ―alcé los hombros por segunda vez― No hay de qué preocuparse, sigo viva, por desgracia. ―intenté decir aquello solo para mí, pero terminó escuchándome de todas maneras.
― No digas eso. Hey, mírame. ―antes de que tomara mi mentón con sus dedos y elevara mi rostro para obtener una mejor visión de mis ojos, me aparté enseguida― Shaileene...―añadió con voz suave cuando me alejé varios centímetros de él y me giré para no encararlo totalmente, pero sin llegar a darle la espalda―, no quiero que sigas enojada conmigo...yo-
― ¡Alastor, no estoy enojada! ―exclamé interrumpiéndole.
― Si lo estas. ―me corrigió. Joder, cuando Al se propone a ser terco, vaya que lo hace con profesionalismo.
― ¡Bueno, ahora si lo estoy! ―gruñí irritada, y como la cobarde que prefiere largarse antes que enfrentar cualquier problema que soy, caminé sin rumbo para alejarme de él de nuevo.
― Joder, Shaileene, huyendo siempre no resolverás tus problemas. ―como si me leyera la mente, rechistó. Esta es la segunda vez que lo escucho decir una mala palabra. Realmente está frustrado, y como la primera vez, también por mi culpa.
― ¡Oh esta vez sí que lo es! ―pateé el suelo con rabia, ya era inútil ocultar que, al igual que él, estaba jodidamente frustrada― ¿Sabes por qué? ¡Porque me estoy volviendo cada vez más loca! Y no, no es por la maldita anorexia ni por el puñetero TMD. ¿Sabes cuál es el problema del que realmente quiero huir desde un tiempo para acá? Mejor dicho, desde el primer momento en que compartí un par de palabras contigo... ―esperé unos segundos antes de seguir, solo para agregarle más drama al asunto― De ti, Alastor West. Tu eres quien me vuelve cada vez más loca y desenfrenada, ya ni sé que carajos se siente estar cuerda por tu culpa, Alastor. Estoy loca por ti. ¿Ahora entiendes por qué me encanta alejarme de ti en esas situaciones? Eres la causa y la raíz de mi locura, y lo que pasó en casa de Zane me terminó de zafar ese tornillo flojo en los engranajes de mi cerebro.
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Granada
Romance¿Algo irónico? Que tus padres te lleven a cenar a uno de los restaurantes más lujosos y prestigiosos de todo Manhattan sabiendo que su hija única padece de un trastorno mental-alimenticio conocido como Anorexia. En su cumpleaños. ¿A quién le pasó e...