El timbre suena, frunzo el ceño, me levanto y me dirijo a la puerta. Miro por la mirilla, es Samuel. Abro la puerta, tratando de esconderme un poco detrás de ella. No quiero que me vea en pijama. Él entra, cierra la puerta, y vuelve a acorralarme contra la pared.
-Soy un idiota, no debí irme. Pero es que, me tienes loco-dice él.
Mi piel se eriza, su aliento choca contra el mío, y a pesar de la oscuridad puedo verle un poco. Sus ojos oscuros son brillosos y penetrantes. Me tiene a sus pies, con sólo mirarme.
-Sé que a penas nos conocemos, pero me gustas, y mucho-sigue hablando, pero yo estoy callada. No puedo hacer nada más que mirarle.
-Tú también me gustas-le contesto.
Esta vez, soy yo la que junta nuestros labios. Él responde mi beso al instante, mientras paso mis manos por su cabello. Me toma de las piernas, haciendo que le rodee la cintura. Yo me sostengo de su cuello, ninguno rompe el beso.
Bajo mis besos a su cuello, y él comienza a andar hacia la habitación. Sabe dónde está, ya que nuestros pisos son iguales. Me deja en la cama suavemente, y el se sitúa sobre mí sin dejar todo el peso.
-No, espera-dice él, mientras se levanta. Me quedo confundida, ¿no decía que le gustaba?-No quiero ir tan rápido, quiero disfrutar de los pequeños momentos.
-Tienes razón-contesto.
-¿Sabes qué? Mañana te recogeré, para irnos a desayunar fuera. Pasaremos un día juntos. ¿Quieres?
Asiento con la cabeza, me da un beso en la frente, y se va. No sin antes despedirse de mí. Ay dios mio, pero ¿qué iba a hacer? No debí ir tan rápido, menos mal que hemos parado. Cuando escucho que se cierra la puerta, me recuesto mejor sobre la cama, y me duermo con una sonrisa tonta.
Al despertar, seguía con una sonrisa de oreja a oreja. Me dirijo al baño, para lavarme la cara, los dientes, y ya me peino de paso. Cojo un vestido del armario, y unos zapatos a juego. Preparo mi bolso, y me aseguro de dejar todas las ventanas cerradas. La puerta principal se abre, justo cuando estoy en mi dormitorio. Me asusto, ¿qué cojones?
Cierro la puerta del dormitorio, no sé qué hacer. Escucho pasos, y me escondo debajo de la cama. Estoy muy asustada, y encima me he dejado el teléfono en el salón. La puerta del dormitorio se abre, trato de contener la respiración, no quiero que me escuche.
-¿María?-dice una voz, creo que sé quién es.
Me asomo un poco, desde debajo de la cama. Es él, es Samuel.
-Joder que susto me has dado, Samuel-digo mientras salgo, de allí.-¿Cómo has entrado?
-Perdona princesa, me llevé anoche tus llaves por error.
Mi corazón va a mil por hora, me siento en la cama, con la mano en el pecho. Él se acerca a mí, y me abraza. Nos echamos a reír, a ambos nos hace gracia el hecho de estar escondida, debajo de la cama. Coge mi mano, y nos vamos, no sin antes coger mi bolso.
Bajamos al garaje, y subimos al coche. Él no me había dicho a dónde vamos, pero me dejo llevar. Al cabo de un rato, aparca delante de una cafetería muy atractiva a la vista. Él abre la puerta, y toma mi mano, antes de entrar a la cafetería.
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Mi querido Gamer.... (SIN EDITAR)
RandomMaría, una chica de 22 años. Alta, morena y de ojos marrones. Una chica normal, como las demás. Trabaja en un starbuck, junto a su mejor amigo. Y también dónde le conoce a él, el amor de su vida. Samuel de Luque, un youtuber exitoso que acaba de lle...