Capítulo 49

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-Bueno Samuel, pasemos a mi despacho-dice, cuando termina la revisión. Dejo el carrito a un lado, y ambos nos sentamos.-Quería hablarte de María.

-¿Qué pasa? ¿Se está recuperando?-pregunto preocupado.

-No Samuel, ella está muriendo. María no podrá recuperarse, este es su fin.

-¿Cómo? No puede ser, dime que es una broma.

-Ojalá fuera una broma Samuel, pero su cuerpo está dejando de funcionar correctamente.  María se está apagando, poco a poco.

Me echo a llorar, con ambas manos  cubriendo mi rostro. No puede ser, no por dios. Mi  cuerpo se sacude con mis sollozos, y Estefanía comienza a llorar. El doctor se levanta, y la toma en brazos para calmarla. Después se acerca a mí, y da unas palmaditas en mi espalda.

-Lo siento mucho Samuel, pero ahora más que nunca tienes que ser fuerte. Por tí, por María y por esta pequeña. Te dejaré ver a María, pero Estefanía debe de quedarse fuera. Yo la cuidaré. Vamos.

Asiento con la cabeza, y el doctor me pasa a mí pequeña. Dejo un beso en su mejilla chiquitita, y la vuelvo a poner en el carrito. La cubro bien de nuevo, y los tres salimos de allí. Ninguno dice nada, sólo caminamos en silencio, mientras yo seco mis lágrimas. Llegamos a una puerta, y el doctor se detiene.

-Es aquí Samuel, adelante. Yo te esperaré aquí, con ella.

Le doy las gracias, y él asiente tomando el carrito. Abro la puerta, y mi corazón se paraliza cuando la veo. Está conectada a mil máquinas, ya no parece la que era. Está entubada, y además su piel está totalmente pálida. Cierro la puerta, y tomo asiento a su lado tomando su mano.

-Oh dios amor, no sé ni qué decirte. Te echo mucho de menos, y hoy me dijo el doctor que no saldrías de aquí. Tienes que luchar, tienes que ser fuerte por favor. Tienes que ver a Estefanía, es la mitad de ambos. No me dejes solo con ella, los dos te necesitamos. Mi vida, yo sé que eres una luchadora. Tienes que salir de esta, y seguir a nuestro lado los tres juntos. Esperaremos lo que haga falta, pero vuelve con nosotros. 

-Samuel, ya es hora de que salgas. Lo siento, pero sólo se podía poco tiempo-dice el doctor, abriendo la puerta.

-De acuerdo-le digo, asintiendo. Vuelvo mi vista hacia ella, y beso su mano.-Me tengo que ir amor, recuerda que Estefanía y yo te estaremos esperando. Por favor, lucha y sé fuerte. Te amo mucho, y Estefanía también.

Beso su frente, y abandono la habitación con los ojos llenos de lágrimas. El doctor me abraza, lo que me pilla por sorpresa, y después se despide de mí. Yo miro a Estefanía, en su carrito, que está durmiendo tranquilamente. 

-Hola muchacho, ¿cómo estás?-dice el hombre, que me ayudó con la sillita de Estefanía.

-Hola señor Carlos, estoy un poco regular la verdad.

-Viendo en la zona en la que estás, supongo que tendrás a alguien a quien quieres muy grave. 

-Bueno, el amor de mi vida y mamá de esta pequeña está muriendo.  

-Lo siento mucho, Samuel. Yo estoy aquí por mi hija, que está en coma. Realmente, ver a la persona que quieres en este estado, es muy duro.

-Pues la verdad, es que sí.

Agacho la cabeza, y él palmea mi hombro. Hablamos un poco más, y después nos despedimos. Camino junto a mi pequeña, hasta la salida del hospital. La meto en su sillita, y rodeo el coche. Regresamos a casa, y la subo en mis brazos. Mi pequeña, mi princesa. Me está ayudando muchísimo, es realmente buena. No llora demasiado, y siempre está calladita cuando grabo algún que otro vídeo.

Mi querido Gamer.... (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora