Capítulo 46

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*Narra Samuel*

-A ver como va esa mamá guapa-dice la enfermera entrando.-Uy cariño, si ya estás de 10 cm. Tenemos que bajarte ya a la sala  de parto, papá prepárate que vienen curvas.

Los tres reímos, y yo cojo la ropita de Estefanía que estaba en una bolsa aparte. Sacan a María, en la camilla, de la habitación y bajamos a la sala de partos. Me exigen ponerme una especie de ropa, y luego entro yo a su lado. Tomo su mano, besando su frente.

-Vamos amor, tú puedes. Ya queda poco, para ver a nuestra pequeña-le digo, alentándola.

-Samuel duele, esto duele mucho.

-Lo sé, lo sé mi vida. Pero tienes que ser fuerte, y dar el último esfuerzo.

La matrona cuenta hasta tres, y María comienza a empujar. Cada vez se está poniendo más pálida, y eso me preocupa mucho. Empuja de nuevo, y empieza a salir la cabeza de Estefanía. Tomo su mano fuertemente, y beso su frente alentándola. Ella me mira con una sonrisa, y empuja una vez más. Esta vez, Estefanía sale del tirón. Corto el cordón umbilical, sonriente, y se la llevan para revisarla. Miro hacia María, quien tiene los ojos cerrados y está aún más pálida.

-¿María? ¿Amor? OIGAN, MI ESPOSA.

-Señor apártese, su bebé está allí-dice un enfermero, empujándome.

-Pero mi esposa, ¿qué le pasa? DÍGAMELO, MALDITA SEA

-Samuel tranquilícese, vamos a revisarla. Ve con su bebé, ahora te diremos todo-dice la matrona.

Salgo detrás de Estefanía, quien ya está vestida y la han revisado. La dejan en mis brazos, y la miro embobado. Beso su frente, y la abrazo a mí. Ni siquiera María ha podido verla, no sé ni cómo está. Llamo a mis padres, para decirles todo y en seguida llegan a  mi lado. Se han llevado a Estefanía, y yo sigo esperando frente a la sala de partos. 

-Tranquilo cariño, ella es fuerte saldrá de esta-dice mi madre, acariciando mi espalda.

-Ella me ha dicho en muchas ocasiones, que cuide de Estefanía si algo le pasa. Mamá yo me muero, si le pasa algo-me echo a llorar como un niño pequeño, mientras mi madre me rodea con sus brazos.

Una enfermera se acerca a nosotros, sonriente. Nos avisa de que debemos esperar en la habitación de María, para poder tener con nosotros a Estefanía. De María aún no tienen noticias, sólo que la han pasado a quirófano. Subimos en el ascensor, y entramos en la habitación. Poco después, entra una enfermera con una cunita y un bultito rosa. 

-Es preciosa, Samuel-dice mi madre, mirándola en su cuna.

La tomo en mis brazos, con los ojos llenos de lágrimas. Mi princesita, mi Estefanía. Marta entra en la habitación, y me abraza aún con la niña en brazos. Me da ánimos, y después observa a Estefanía. Le hace varias fotos, y después la toma en brazos. 

Las horas pasan, y los cuatro seguimos esperando en la habitación. Se han vuelto a llevar a Estefanía, para hacerle una prueba y darle de comer. Mi paciencia se está agotando, y ya no sé qué hacer. Un doctor entra en la habitación, y los cuatro nos levantamos a la vez.

-La pequeña está perfectamente, las pruebas han salido muy bien. En seguida, la traerán a la habitación-dice observando, los papeles que tiene entre las manos.-Ahora, la madre......

-¿Qué pasa doctor, está bien? Dígame que está bien, por favor.

-Samuel siéntate, esto es complicado de decir-mis manos comienzan a sudar, y los nervios recorren todo mi cuerpo.-María ha sufrido mucho en el parto, ella tenía posibilidades de morir. Ahora mismo, ha caído en coma. Pero no sabemos, si será capaz de salir de ahí. Estefanía sólo debe quedarse un día aquí, mañana podrá salir por la tarde. 

El doctor da una palmada en mi hombro, de apoyo y se va. Yo me siento en la silla, y comienzo a llorar de nuevo. Mis padres me abrazan, al igual que Marta.

-Samuel ahora tienes que ser fuerte, por Estefanía. María es fuerte, saldrá de esto te lo aseguro-dice Marta, a mi lado.-No vas a estar solo, están tus padres y yo te vamos a ayudar en lo que necesites.

Vuelven a traer a Estefanía, y seco mis lágrimas para tomarla en brazos. Es muy parecida a María, casi su viva imagen. Tomo su manita, y ella agarra mi dedo. Me quedo con ella en brazos, mientras mis padres se van a casa llevándose a Marta.

Las enfermeras traen su biberón, y yo se lo doy bajo su atenta mirada. Cambio su pañal con sumo cuidado, y le pongo un body diferente. No llora apenas es un angelito, mi preciosa niña. La vuelvo a dejar en la cuna, y me quedo a su lado contemplando como duerme.

Mi querido Gamer.... (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora