Capítulo 28

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*Narra María*

Me despierto, algo mareada, y me dispongo a bajar. Debo de tomarme las medicinas para estos síntomas, y las vitaminas. En el final de las escaleras, el mareo aumenta y me hace caer al suelo.

-María, ¿estás bien?-dice mi suegra, corriendo hacia mí.

-Sí, sólo estoy algo mareada.

Samuel corre hacia mi lado, y trata de cogerme en brazos pero no le dejo. Tomo la mano de mi suegra, y yo me pongo de pie como puedo. Ella me guía hacia el sofá, y me siento. Él se sienta a mi lado, pero ni siquiera le miro.

-¿Te traigo algo?-dice ella.

-Sí, alcánzame la medicina por favor-le respondo.

Ella trae la medicina, junto a un vaso de agua y la cajita que le íbamos a dar ayer.

-¿Qué son estos zapatos?-pregunta ella.

-Era un regalo para vosotros.

-No me digas, que es una niña-dice ella sorprendida, a lo que yo asiento-No me lo puedo creer, ¡que alegría!

Llama a su marido, y en cuánto baja se lo muestra. Ambos gritan alegres, y nos abrazan. Pero la alegría no llega a mí, aún sigo cabizbaja con lo pasado ayer. Tomo mi medicina, y vuelvo a la habitación. No tengo ánimos, como para estar allí celebrando.

Apoyo mi cabeza entre mis manos, suelto un suspiro y dejo caer algunas lágrimas. Unos toquecitos me interrumpen, Samuel se asoma tras la puerta.

-¿Qué quieres, Samuel?-le digo.

-Sólo quiero hablar contigo, cariño-dice sentándose, a mi lado.

-Pues yo no quiero, así que vete.

-Por favor, escúchame amor. Sólo escúchame-trata de coger mis manos, pero no le dejo.

-He dicho que no Samuel, no quiero hablar ahora.

-Cariño, déjala que esté tranquila. Cuando quiera hablar, ella te lo dirá-dice mi suegra, entrando a la habitación con una bandeja-Cielo, aquí te traigo el desayuno. Come, ¿vale?

Le agradezco el detalle, y se lleva casi a rastras a Samuel. Tomo la bandeja, y me como la mayor parte. Estaba un poco hambrienta, bueno, la bebé estaba hambrienta. Cuando termino, bajo la bandeja a la cocina y friego todo. Mi suegra me regaña, y me obliga a volver a la cama. Sólo me apetece volver al piso, pero ellos quieren tenerme aquí hasta que todo se calme.

Por la noche, en la mitad de la madrugada, me despierto con la boca seca. Me pongo de pie, y bajo hacia la cocina. Tomo un vaso de agua, y cuando me dispongo a volver, escucho un llanto. Me detengo, es Samuel. Aunque esté enfadada, no puedo evitar preocuparme.

Él está sentado en el sofá, ocultando la cara entre sus manos. Su cuerpo se sacude violentamente, a causa del llanto. Dejo el vaso a un lado, y me acerco a él. Me siento a su lado, y comienzo a acariciar su espalda.

-Soy un idiota, mamá. Le he hecho daño, soy un auténtico idiota. Debí de separar a Daniela-Al parecer, la chica esa se llamaba así.-Ni siquiera le prestaba atención, sólo pensaba en la bebé. Encima no la busqué cuando se fue, y le grité cuando volvió. No debí de haberle dicho eso, yo sé que ella nunca me haría eso. Me salió solo, estaba preocupado no entendía nada. Por mi culpa ella está así, soy un imbécil. La necesito, necesito que me perdone.-dice, llorando aun más.

-Te perdono-le digo. Él me mira sorprendido, con los ojos muy abiertos.

-¿Es en serio?

Asiento con la cabeza, y sonríe. Me abraza, y me sube a su regazo. Deja besos por mi cabeza, y me da las gracias un millón de veces. Me separo un poco, y seco las lágrimas que caían por sus mejillas.

-Perdóname, lo siento mucho de verdad María. Sé que soy un imbécil, pero te necesito. Os necesito a las dos, yo sólo os amo a vosotras.

-Ya pasó, no pasa nada. Te perdonamos, y te amamos las dos.

Vuelve a abrazarme fuertemente, y me deja unida a él. Dejo un beso en sus labios, y apoyo mi cabeza en su hombro. Él deja apoyada una mano en mi vientre, y con la otra acaricia mi pelo. Cierro los ojos, relajándome un poco.

-Es hora de dormir, princesitas-dice Samuel, mientras me coge en brazos.

-Buenas noches, mi amor. Te amo-le digo, cuando me deja en la cama.

-Buenas noches, mi vida. Te amo más-responde, tumbándose a mi lado.

Mi querido Gamer.... (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora