No alcanza a entrar a su departamento, cuando siente un jalón en su cuerpo y una mano en su boca, impidiéndole gritar. TaeMin se queda estático, comenzando a pensar en qué mierda de problema se había metido, mientras sentía cómo el cuerpo que le acorralaba, se ponía detrás suyo y le movía lo suficiente para cerrar la puerta y dejarlo completamente a una deriva de la que no quería formar parte.
Sus manos sueltan el bolso en el que cargaba sus cosas y su celular cae al piso, al mismo tiempo que su billetera y otras cosas que traía en la mano, apenas había entrado. La respiración suya se había vuelto mucho más angustiante mientras los segundos pasaban y mientras ese cuerpo tras el suyo, ahora le movía la mano de su boca hasta sus ojos, impidiéndole ver.
(Lo que no supo si era mejor o peor).
— ¿Q-qué quieres? T-tengo d-dinero en...
— ¿No reconoces a Papá, bebé? ¿Tan rápido me olvidaste?
Maldición.
Puto de mierda.
Maldito hijo de puta.
Y un millón más de groserías que no le dice en ese momento porque no supo cómo reaccionar ante esos labios que de repente se pegan a su cuello y a esas manos que bajan y se afirman en su cintura de una manera poco inocente.
Cuando él no debía estar ahí.
Porque TaeMin no le había llamado, no había aceptado que le había extrañado como mierda ni tampoco había caído rendido ante esos encantos que intentó soltar en su consulta y ante los cuales, casi flaqueó, pero que no terminó de hacer. Por lo que no entendía, qué mierda hacía ahí cuando él no debía estar ahí.
Cuando él había llamado a otra persona y esa persona era la que debía estar golpeando su puerta en los siguientes diez minutos y no él. No él ahí dentro, no él besándole el cuello, no él acariciándole de esa manera en la que solo quería tentarle y que estaba realmente, tentándole.
(Y TaeMin no sabe cómo se formula una pregunta cuando sus manos se meten por debajo de su camiseta suelta y le afirman desde sus huesos de la cadera, empujándole contra una erección ya lista para él.
No sabe cuánto tiempo debió estar MinHo ahí dentro ni cómo mierda había entrado, pero podía asumir que no era poco. Que parecía llevar harto ahí, rebuscando y mirando de más).
Los labios de TaeMin se entreabren solo al sentir aquella erección justo sobre su trasero, provocándole que sienta cosas que no debe y que le hacen recordar que esta obsesión no se ha ido por mucho que intente esconderla, porque sigue ahí.
Ha seguido ahí desde que MinHo le pidió que no le buscara y ha seguido ahí por esas dos semanas en las que no ha tenido contacto con él, pero sí con más hombres.
TaeMin no se queja cuando el contrario se restriega por su trasero, justo por sobre la tela de los pantalones de ambos y tampoco dice mucho cuando una venda cubre sus ojos y le impide ver todo. La tela oscura le anula la vista en seguida y en vez de encontrarlo perturbador, esto tiene el efecto contrario en él. Le calienta. Le hace sentir cosas en donde sus sentidos se ponen más alertas y más en cuidado con él.
(Y cuando su boca se abre, lo hace con dificultad y con mucha fuerza de voluntad).
— No tengo dinero —le advierte, comenzando ahora él a empujar contra esa erección que había comenzado a quedarse quieta por encima de su trasero—. No tengo dinero para pagarte.
— ¿Pero sí para pagarle a otros?
TaeMin no quiere entender eso como un reproche sino que solo como una acusación dentro de ese juego de roles en el que él ya había comenzado a caer una vez más y porqué no, también a ceder por completo.
Su trasero se restriega sobre la ahora tela del bóxer del contrario y sus manos buscan las ajenas cuando sueltan sus caderas y él quiere que le siga apretando con esa fuerza que muchas veces parecía desmedida.
Y TaeMin sabe que cuando su obsesión está ahí, es inevitable que no se olvide de cualquier otro tipo de obsesión mínima que pudo tener hasta ahora.
— Papá es muy caro y dijo que no quería que le buscase —su trasero se mueve de manera más brusca sobre las caderas contrarias y más aún cuando esas manos le bajan el pantalón y la ropa interior de una sola vez. El frío golpea su trasero desnudo y eso le importa tan poco, que ni siquiera hace el amago de impedírselo. Porque como siempre, él puede hacer todo lo que quiera—. Y TaeMin es un chico obediente. De verdad lo es.
— Pero Papá no ha dicho que vaya a cobrar esta vez.
Sus manos no se detienen cuando le siguen desnudando y su cuerpo no se lo impide cuando le mueve a su merced y le acomoda sobre esa mesa de la cocina, en la que comía diariamente. Porque la sensación que siente TaeMin al final del estómago es tan rara, que no sabe cómo describirla ni convertirla en palabras de agradecimiento que no fueran reflejadas en su cuerpo que se acomodaba listo para él.
Sus manos empujan una revista que cae al piso y también unos cubiertos que casi estuvo a punto de enterrarse en el pecho, segundos después de recostarse ahí.
TaeMin siente a tientas el lugar en el que está y también esas manos que le recorren el cuerpo como si fuera propio y que se encargan de enviar sensaciones a cada rincón de éste. Incluso a su interior.
Porque cuando Papá está ahí, TaeMin se siente en casa.
Y en el momento en que lo descubre, sus gemidos no pueden decírselo y su cuerpo no sabe cómo expresárselo. Su trasero se acomoda a su extensión y sus caderas a la búsqueda incesante de más.
De más a las diez de la noche, a las dos de la mañana y también a las cinco. Cuando los dos no podían más y cuando la factura que debió haber pagado ese día, debió ser la de la mitad de su sueldo que ya no tenía y que por primera vez no tuvo que sacrificar.
Porque cuando Papá se despide, no le pide dinero. No espera atento a la búsqueda en su billetera ni tampoco a esas transferencias de dinero que hoy no existen.
Porque solo un beso bastó y ya.
Un "hasta mañana, bebé" y ya.
Un beso que no quería terminar y una sonrisa que por primera vez vio.
(Y TaeMin siente cosas. Por primera vez siente cosas y si le gustaría pagar por algo, es para no tener que sentirlas. Por favor que no).
*
PAPÁ CHOI NO COBRÓ AL FIN.
AL FINNNNNNNNNNNNNNN.
(Btw, ¿qué creen que ha pasado con los putos con los que estuvo Taem? (: PORQUE CRÉANME QUE NO LOS HE OLVIDADO Y PAPÁ MINHO MENOS).
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· Paradoja ·
FanfictionTaeMin persigue la paz con violencia y MinHo la entrega a cambio de dinero. Veintisiete años versus veintinueve, y TaeMin por primera vez, no tiene vergüenza de tener que pagar por sexo. Kinktober - 1 Drabble al día durante el mes de octubre.