Primero la chaqueta de cuero, segundo la camiseta negra, tercero el pantalón.
Uno a uno, segundo a segundo.
TaeMin espera en medio de su cama, moviendo las piernas de manera inquieta, mientras el contrario se desvestía y le miraba. Prenda por prenda, centímetro a centímetro, tocándose. El rubio se siente patético por ser capaz de gemir solo con esa imagen, pero era inevitable si alguien como él existía. Si alguien como él era palpable, caro, pero existente.
Porque de algo tenía que valer la pena el sacarse tanto la mierda trabajando, ¿no?
Sus labios se entreabren cuando su bóxer baja y su garganta se contrae ante aquello que tiene en frente porque Dios. Era injusto que eso fuera real. Era injusto que él fuera real, que su dinero no se produjera en árboles y que no pudiera pagar por esto todos los días.
Por esos labios subiendo en su abdomen, por su ombligo y bajando por sus caderas. TaeMin levanta su cuerpo pidiendo más contacto cuando le tiene encima, y a la vez gruñendo porque necesitaba más. Necesitaba más piel, más saliva, más cuerpo.
Más de todo.
— Lame, lame, lame, Diossssí.
MinHo le acorrala con una mano a cada lado de su cabeza y TaeMin vuelve a gemir solo de las ansias de que ya quería que le penetrase. Sus piernas le buscan, le abrazan por la cintura para acercarle más, pero el alto ríe porque aún no quiere. El maldito juega, se aleja y TaeMin suelta un gruñido pequeñito porque no lo quiere lejos. No le importa el condón, no le importa que le duela, no le importa la puta vaselina.
TaeMin quiere sexo y lo quiere ya y su ceño se frunce porque esto no estaba saliendo como quería. Sus ganas de violencia estaban siendo respondidas con demasiada tranquilidad y sus ganas de tener una máquina sexual encima, no eran apaciguadas como quería. MinHo se para a un lado de la cama y TaeMin rueda los ojos, asumiendo que no todo podía ser de color de rosas porque ya nadie era perfecto en la vida. La persona que necesitaba no existía, la ansias de sexo no eran correspondidas de la manera que él pedía.
Y está a punto de dejárselo en claro, cuando siente algo frío en su antebrazo y luego la misma sensación en el otro. Sus ojos se abren presos de pánico y también sus brazos que literalmente, en ese momento se encuentran inmóviles por...
Cadenas.
Un solo click basta para dejárselo claro y un solo tintineo bastó para saber que la llave de éstas, cayó más lejos de lo que sus manos reducidas de movilidad, lograrían alcanzar.
TaeMin le mira completamente shockeado de ese movimiento que no se esperaba, para luego notar como una de sus cejas se alzaba y sus manos le subían un poco más a la cama, acomodándole para él.
Su rostro no contiene dudas ni pánico como su rostro sí debía demostrar, sino que solo precisión y determinación ante un trabajo que seguramente, debía saber a la perfección.
Puntos débiles, zona erógenas, placer asegurado. Cómo ponerse el condón en un segundo, cómo dilatar a la persona menos relajada del mundo y cómo desconectar a un adicto al trabajo, debían ser sus puntos a favor en la descripción que tenía en internet.
Porque cuando su boca baja y le chupa. Lo hace de una manera que TaeMin está seguro, nunca haber sentido. Lo hace de una manera que uno de sus testículos entra completamente a su boca, para luego hacer lo mismo con el siguiente y así después con la punta de su pene. Una sola chupada y TaeMin está duro como roca. Está duro como hace días no le ocurría y desesperado por correrse como nunca antes. Sus brazos intentan moverse, pero las cadenas le retienen y suenan desesperadas por cada retorcida que intenta dar. Su cuerpo se enrosca en busca de su boca, de más contacto, pero MinHo se toma su tiempo. Le lame con paciencia y saborea cada trozo de piel que él hace ver como si se tratara del mejor manjar.
Lame la parte interna de sus muslos, sus piernas, sus pies y luego se sienta entre sus piernas, con los labios brillosos y una sola orden de por medio.
— Volteáte.
Y él lo hace.
TaeMin se voltea rápido, se hinca, le muestra su trasero y no tiene vergüenza en exponer su entrada de una vez. Sus brazos siguen estirados, doblándose de una manera casi circense, mientras su pecho seguía casi rozando la cama, para así inclinarse de una manera que le diera el absoluto y total acceso en esa zona que no se demora mucho en comenzar a chupar.
Porque si los labios de MinHo eran catalogados como los mejores labios que habían en el lugar, TaeMin al otro día se aseguraría de dejar comentarios lo suficientemente largos que dieran cuenta que aquellas altas puntuaciones aún así no le hacían justicia. El rubio ahoga un gemido contra el colchón, hundiendo su trasero en su rostro, mientras MinHo seguía lamiendo y dilatando su entrada de una manera que nunca antes había probado. Su saliva es capaz de ingresar a su interior con facilidad y también sus dedos cuando le abren y ya comienzan a prepararle a eso que tanto ha ansiado. A eso que tanto quiere tener y que no tiene vergüenza de rogar.
— ¿Qué es lo que quieres, TaeMin?
Su pecho se pega al colchón por orden suya y sus labios hablan con esa sumisión que desde hace días, tanto quería entregar.
— Tu pene —gime, alzando más el trasero como si sus palabras no fueran lo suficientemente claras—. A ti. Adentro. Por favor.
— ¿Y por qué?
Le lleva al límite.
Mete y saca sus dedos de su interior, a la vez que se colocaba el preservativo y esperaba con una calma que a él le enfermaba. Las cadenas suenan con más fuerza cuando él se desespera y cuando MinHo le da una fuerte nalgada en el trasero por no quedarse quieto. Le mira con el ceño fruncido, dejándole claro que no volviera a apresurarle, sin embargo, él se mueve y le tienta.
Porque con él todo lo quería.
Ahora todo lo quería.
Quería más. Quería más azotes, quería marcas. Quería ser llenado por él.
— Porque soy un puto sumiso masoquista de clóset necesitado de penes —se libera, lo dice de una vez. Se saca un peso de encima que le hace sentir tan bien que cuando llega la otra nalgada, se alegra. Disfruta. Está a punto de correrse—. Por eso.
(Y porque ya había comenzado a hacer cálculos mentales para poder volver a solicitarlo mañana. Por eso también).
*
Mañana se viene "Apodos". (:
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· Paradoja ·
FanficTaeMin persigue la paz con violencia y MinHo la entrega a cambio de dinero. Veintisiete años versus veintinueve, y TaeMin por primera vez, no tiene vergüenza de tener que pagar por sexo. Kinktober - 1 Drabble al día durante el mes de octubre.