TaeMin tenía once años cuando creyó que se había obsesionado por primera vez con una persona de su mismo género. Era un chico dos años mayor que él, que jugaba fútbol y que sudaba mucho luego de correr. Era su compañero en matemáticas e inglés y con solo verlo ese par de horas a la semana, había sido suficiente para que no pudiera dejar de pensar en él. En sus labios, en su trasero atrapado en esos cortos pantalones y en su sonrisa coqueta que nunca le permitía entender si tenía dobles intenciones con él o si simplemente era así con todos.
Sin embargo, luego vino la segunda obsesión y luego la tercera. Y esos dos llegaron juntos porque eran hermanos y le tocó la (des)fortuna de compartir con uno ciertas clases y con el otro, el resto de las sobrantes. Los dos eran casi iguales así que no se le hizo difícil decidirse qué prefería en cada uno porque en ambos prefería lo mismo y mejor si venía en doble cantidad. Dos penes para él, dos rostros hermosos para él y cuatro manos que le podrían tocar de una manera que no sabía que podía pensar cuando solo tenía quince años.
Sin embargo, esa obsesión tampoco funcionó y la siguiente de las siguientes tampoco. Y no porque se aburriese o algo por el estilo, era algo más. Era el mirar y mirar, pero no llegar a puerto porque no se atrevía a ser una persona convencida de su orientación sexual ni mucho menos orgullosa como para gritarlo a los cuatro vientos. Sus padres lo supieron cuando alcanzó los veinte y su hermano el mismo día en que cumplió los veintiuno. Ninguno de los tres le felicitaron ni le rechazaron de manera directa por 'tener otro tipo de gustos', pero sí hubo palabras que no le gustaron tanto y que le terminaron por definir en lo que se había convertido ahora: un puto gay de clóset que tenía vergüenza, incluso, de decir que encontraba atractivo a otro hombre.
Hasta que bueno, le conoció a él y TaeMin pudo entender realmente lo que significaba la palabra obsesión. Lo que significaba que la piel te tirase, que el calor te invadiera por todas partes y que las ganas de verle no eran solo ganas, sino que más bien una necesidad para seguir respirando.
(Y si sus padres se habían llenado la boca tiempo atrás en decir que su vida no contaba de las mejores decisiones, ahora podía imaginar el grito en el cielo que pegarían al enterarse que se encontraba de manera arrastrada, luchando por un amor correspondido y por un amor obligado en el que incluso tenía que haber dinero de por medio).
TaeMin apoya su cabeza sobre su mano y le sonríe inocente a esa misma chica que ya llevaba viendo dos días seguidos y que rodaba los ojos apenas le tenía cerca. En un principio le había dolido descubrir que Papá no había mentido y que de verdad no quería seguir viéndole, pero luego se había rendido y se había decidido por luchar contra la corriente aunque esa corriente le costase mucho dinero. Después de todo no era como si tuviera muchas ganas de alimentarse o de invertir en si mismo, cuando su cabeza literal, volaba sobre alguien más.
El rubio infla un enorme globo de chicle que la misma encargada le había dado y apoya su mejilla contra la barra, suspirando cansado. Llevaba dos horas ahí y MinHo no se había aparecido y sentía que ya sufría de un ataque de abstinencia que no quería sanar. La chica se voltea cada ciertos segundos a verle y finalmente se rinde, soltando el lápiz a un lado y ese cuaderno en donde parecía coordinar todos los 'empleados' que tenía a su cargo. TaeMin no lee el nombre de Papá en algún lado y tampoco se cerciora de haber visto bien cuando ella ya le miraba ofendida y bufaba otra vez.
— ¿Por qué no te vas con otro y ya? MinHo está ocupado y no aparecerá. Ya me lo dijo.
— Pero lo quiero a él —insiste como si ya no hubiese sido lo suficientemente terco durante esos dos días—. Te ofrecí más dinero. Si quieres te puedo dar aún más si me dejas solo una noche más. Solo una.
— Te conozco —el globo de chicle se revienta entre sus labios rojo carmín y ella bufa, rodando los ojos de nuevo y hastiándose de la situación—. Y a todos los que caen en sus redes.
— ¿Pero todos te ofrecen tanto dinero por él? —hace el amago de sacar su billetera, pero ella se lo impide y bufa. Para variar—. ¿Te han ofrecido más?
— Millones más—su chicle se vuelve a inflar y a explotar luego de unos segundos y después otra vez y otra vez. TaeMin se queda hipnotizado unos segundos en esto y luego en ese rostro que le mira suspicaz y de una manera que no había visto antes: casi calculadora y comerciante—. ¿Por qué no pruebas a otro y así tu maldita obsesión se va? ¿No crees que sería una buena idea llenarte con otro bombón? Porque... —sus dedos rebuscan entre sus hojas y se detienen en un nombre que le hace sonreír y a él tiritar de lo extraña de la situación—. Porque tengo a un chico que te encantará.
A uno que tiene entre sus características de la página como el que te hará perder la cabeza e incluso la razón.
TaeMin duda unos minutos ante esa proposición que no sabe cómo tomar, aunque finalmente asiente y se levanta de esa silla que ya sentía como parte de su cuerpo. Si las obsesiones de adolescencia se habían ido con unas nuevas obsesiones, suponía que el intentarlo ahora no tendría nada malo y nada cruel consigo mismo. Podría ser un juego más o él parte de un juguete nuevo al que le gustaba que usasen como quería.
TaeMin le da la mano con confianza al chico cuando aparece y se va pegado a su cuerpo cuando salen del bar y él le explica donde vivía. No era tan más alto que él ni tan más grande en contextura, pero estaría bien. Ante sus ojos estarían bien y ante su cuerpo también.
Sin embargo, si TaeMin supiera que a diferencia suya Papá no opinaba lo mismo, se habría volteado y se habría encontrado con ese rostro que tanto estaba dispuesto a pagar por ver. Habría visto esos ojos llenos de ira, esa mueca extraña y ese respirar acelerado que le habría hecho perder la cabeza y también un poco el corazón.
Porque cuando Papá estaba celoso, estaba celoso de verdad.
*
Un minuto de silencio por el puto número 2 que Choi MinHo se va a encargar de hacer desaparecer. :)

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· Paradoja ·
FanfictionTaeMin persigue la paz con violencia y MinHo la entrega a cambio de dinero. Veintisiete años versus veintinueve, y TaeMin por primera vez, no tiene vergüenza de tener que pagar por sexo. Kinktober - 1 Drabble al día durante el mes de octubre.