Me encuentro ahora en dos caminos entre la verdad que duele y la mentira que ilusiona, tomar el camino que sé que duele pero el que debo elegir, o seguir el camino que sé que no es bueno pero me hace falsamente feliz.
Obedecer a mis instintos o llevar a cabo mis responsabilidades.
Dejar que mi mente piense con libertad o convencerme de que estoy equivocada con las mentiras.
Estoy en dos caminos perdida y sin rumbo, seguir dando todo sin medida, o ser justa conmigo misma.
Buscar la paz y la calma o seguir con la lucha y la guerra.
Y me digo a mi misma porque elegir un camino o otro, porque no mejor buscar un equilibrio, hacer que dos caminos se vuelva uno.
Un equilibrio, un camino que sólo pueda alcanzarse a base de tiempo, de hostias, fuerza y lucha. Sobre todo de muchas hostias y mucho esfuerzo. Porque al fin y al cabo al final de ese camino lograré encontrar esa paz y tranquilidad que necesito a lo largo de este camino en el que estoy tan perdida.