La perdiste.

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Ella quería ser tuya, quería que te sintieras orgulloso de tenerla a tu lado, pero a ti nunca te importó mucho expresar sentimientos realmente sinceros por ella. En cambio esa chica estaba dispuesta a sacrificar lo que hiciese falta solo para que su relación fuera bien. Te quiso como jamás pudo querer a nadie, tuvo muchísima paciencia y siguió intentándolo, esperando que en algún momento fueras capaz de que le pidieras de que se quedará. Pero no, nunca hiciste nada por ella. Nunca te acordaste de ella, porque realmente tu amor era puro teatro.
En cambio, tu para ella lo eras todo. Te quiso así como eras, con todos tus defectos, sin ninguna intención de cambiarte. Ella era consciente de que tus cosas buenas y malas eran las que te hacían ser quien eras y aún así te valoraba tal cual. Ella era consciente de que tampoco era perfecta, pero si puso todo su corazón y su alma en quererte y darte lo mejor de sí misma. Lo que fue su mayor error, era pensar que quizás ibas a cambiar con respecto a ella, pensó que en algún momento de la vida, la empezarías a ver como la mujer que te haría ser feliz toda la vida.
Te quiso incondicionalmente. No esperaba que le entregases tu mundo y cumpliese todos sus deseos, porque su mejor regalo eras solo tú. Lo único que quería era tu amor y afecto, que un día le pudieses decir que también la querías. Tenía ansias inmensas de escucharte decir que la querías, que demostrarás esa misma pasión que ella te mostraba a ti. Pero jamás sucedió.
Nunca fuiste capaz de darle lo que necesitaba. Ella insistía en seguir esforzándose porque creía que quizás, algún día la mirarías diferente, ¡que equivocada estaba!. Nunca estuviste enamorado como ella lo estuvo de ti, nunca tuviste la intención de intentarlo. No la querías en verdad, solo te interesaba cuando no tenías otra opción.
Para ti solo fue eso, una simple opción, nunca una prioridad. Querías tenerla cerca, porque sabías que cuando no tuvieses a nadie, ella siempre estaría ahí, así que jugabas con sus sentimientos, le creabas falsas ilusiones, porque simplemente era una opción. Realmente buscabas a otras mujeres, pero mientras tanto solo la utilizabas, pero por ser así perdiste la oportunidad de estar con alguien que era capaz de hacer todo lo que hiciese falta por ti, que solo quería amarte a ti.
No estabas preparado para su amor. Nunca supiste cómo valorar ese gran amor que ella tenía por ti, aunque en realidad ella nunca perdió la esperanza de que llegaras a valorarla y cambiar tu forma de verla. Esperó con muchísima paciencia por mucho tiempo a que comprendieras que su amor era real y desinteresado. Era capaz de mover montañas por ti. Hasta que un día se dio cuenta que jamás ibas a ser capaz de valorarla.
Ella decidió seguir adelante, en comenzar de cero sin ti. Se dio cuenta que no valía la pena seguir atormentandose por alguien que no le devolvía el mismo esfuerzo que ella hacía. Alguien que solo la estaba consumiendo poco a poco y acabando por amargarla minuto a minuto. Se dio cuenta de que la vida era demasiado corta y bonita, como para seguir perdiendo el tiempo con alguien que no la merecía. Ella finalmente se dio cuenta de lo que valía, de lo mucho que se merecía y se alejó por completo de él.
Y como era de esperar, no es hasta que por fin decide marcharse de su lado, que tú te das cuenta de lo especial e importante que ella era para tu vida. Pero ese sentimiento que sientes ahora no es porque realmente ahora la quieras, solo te sientes mal por perder a una mujer que sabías que siempre estaba dispuesta a hacer lo que fuera por ti. Pero demasiado tarde, la has perdido para siempre, ella jamás volverá a ti.
Ella no quería ser tu opción, ella quería ser tu otra mitad. Pero preferiste ser egoísta antes de valorarla a ella.

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