Ellos se conocieron una tarde de verano, el era un perrito al que abandonaron, ella cuando lo vió no pudo evitar dejarlo allí.
Ella adoptó al perrito, el perrito era un bebé de pocos meses.
Ella lo cuido desde que era un cachorro, le tenía mucho cariño.
Todas las tardes lo llevaba de paseo, jugaban juntos, comían juntos, todo lo hacían juntos.
El se convirtió en su mejor amigo, donde ella iba el también la acompañaba.
Ella adoraba a su perrito, le daba igual que lo hubiera encontrado en la calle, que fuera de raza o no.
Ella lo quería con fuerza, se había convertido en un miembro más de la familia.
El perrito quería muchísimo a su dueña, para el fue su salvacion, sino fuera sido por esa niña tan dulce y buena no sabria que hubiera pasado con el.
El siempre la protegía ante cualquier peligro, sentian ambos un amor tan grande, un amor de esos que son difíciles de decir con palabras, pero que con los hechos se ve, un amor incondicional.
Ellos estaban destinados a estar unidos, ella era su mamá y el su hijito pequeño.
Ella lo mimaba y consentia, y a pesar que la gente la juzgaba por haber acogido un perro de la calle, ella se sentía orgullosa de si misma, porque encontró el amor más leal y sincero que jamás encontraría en un ser humano.
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Nunca abandones a un ánima el también tiene sentimientos y sabe querer, e querido escribir este post, porque los animales te dan un amor incondicional, son los mejores del mundo, no compres un perro, adoptalo!.