"Epilogo "

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"Yo encontré un amor, un amor que es eterno, inquebrantable y sobre todo puro. Sí, un amor de un par de ojos verdes y 4 kilos, hoy a un mes de cumplir su primer año de vida, en donde yo también volví a vivir. Siempre existen personas que te inspiran a mejorar, yo me propuse dar todo y mucho más por ese pequeño ser que logré crear. 

Tuve un milagro, que supo como espantar todos los demonios que en ese momento no me dejaban ni respirar que me encerraban en un silencio que aturdía mi interior. Le basto una sonrisa, una caricia para sanarme la vida. Por eso, decidí hacer todo lo posible para ser la mejor mamá que se merece, quizás también cometa mis errores y quizás también llegué un momento que pasamos todos ,donde me va a considerar una pesada que no la deja vivir entonces me queda aprovechar que hoy se deja amar, más adelante, me va a amar igual nada más que más distante y menos dependiente. 

Hace no más de un mes, me mude de la casa de mis padres, ahora vivimos en un departamento en medio centro de la ciudad de Buenos Aires donde sólo somos ella y yo. Sigo estudiando psicología a la distancia para poder pasar tiempo con Grecia sin la necesidad de tener una niñera. Comencé a conocer personas nuevas, de mentes nuevas y que tienen ese aroma a lugar confiable pero siempre queda esa incertidumbre de no confiar tanto. 

Mi silencio había terminado, no había voces, no había ensordecimiento, ni siquiera un eco de lo sucedido. Sin embargo, aún yacían los recuerdos en lo más profundo de mi ser, no lo olvide por completo, si lo pensará en profundidad, la herida volvería a sangrar pero ¿Para qué oscurecer de nuevo mi corazón? 

Pase las páginas totalmente cuando accedí a verlo a Mateo para que conociera a Grecia porque después de todo también es su papá. Al principio, deseaba con todas mis fuerzas prohibirle esa oportunidad pero eso sería egoísta ya que ella merece un papá aunque no haya sido concebida ni establecida la relación de manera tradicional. Nervioso, ansioso miró a nuestra hija como si fuese un tesoro (aunque lo es) y con sus ojos que anunciaban lágrimas me pidió perdón. Lo perdoné. Me preguntaban enojados la mayoría ¿Por qué lo perdonaste después de lo que te hizo? Así es la vida, respondía. En realidad, mi razón es que perdonar iba a sanar en parte esa herida e incluso me permitía poder seguir adelante. Entonces, así fue, le desee lo mejor, lo solté y de ahí deje ir todo aquello que me pesaba. ¡POR FIN SOY LIBRE!

Crecer es decir adiós a las cosas que nos duelen y poder aprender a sobrellevarlas. Hoy, al día de la fecha, soy una mujer con principios y convicciones distintas y estoy realmente ansiosa de experimentar mi nueva vida para poder aprender, equivocarme y poder volver a empezar. 

Mi nombre es Luz, la misma que hace un año, pero con un brillo distinto". 

"SILENCIO".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora