"SILENCIO".

"Capítulo 4".

CUARTO BLOG:

"En la vida te pintan un concepto del amor tan maravilloso que vas por la vida queriendo sentir aunque sea un gramo de ese sentimiento. Yo era fiel creyente de que el amor se basaba en palabras bonitas, que cualquiera que las dijese era porque estaba inundado de ese sentimiento pero la realidad es que a veces las palabras se disfrazan en mentiras demasiado bonitas para ver las verdaderas intenciones que tiene una persona con vos. Mis amigas me hablaban del amor, de las charlas románticas, hasta del sexo y de lo bien que este te hacia sentir. Mis padres me hablaban del amor como si fuese un cuento de hadas y como si yo fuese la princesa que alguna vez sería rescatada por su "príncipe". Nadie me hablo de las decepciones amorosas, que no siempre te querrían de verdad o que muchas veces no serías correspondido y terminarías con un corazón roto y decepcionado.

Había conocido a un chico por mensaje, con el cual hablaba día tras día, al principio no era más que "alguien rutinario" después comenzó a volverse "alguien necesario" ya no era ajeno a mis sentimientos, te dabas cuenta porque no paraba de sonreír e incluso revisar el celular a cada segundo. Realmente, me gustaban sus palabras, su inteligencia y su filosofía de vida tan light comparada a la que antes era la mía . Sin embargo, de físico, aparentaba ser fuerte con una calavera tatuada en su hombro, no lo había visto nunca, sólo eran mensajes, palabras y no actos. Era tres años mayor que yo, él estaba en la universidad y yo estaba por comenzarla. Decía que me quería, que como yo ya nadie había y todas las veces caía. ¿Su nombre? Mateo Rivera al que voy a culpar toda mi existencia. 

Lo que no decían del amor, era que te cegaba, te condenaba y te lastimaba. No hay que idealizar tanto porque al final el único sentimiento que conseguís es el dolor del puñetazo que te da la realidad".