Capítulo 10: El Atentado

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Después de alejarse de la escuela lo más rápido que pudieron, Fernando y Alex decidieron acompañar a Lya de vuelta a su casa.

─ ¿Quiénes serían esas personas?─ dice Fernando

─ Tal vez eran los hombres de negro buscando restos de naves extraterrestres.─ responde Alex

Mientras ellos bromeaban acerca de lo ocurrido Lya no decía nada, pues cada vez le asustaba más aquella situación.

─ ¿Oye estas bien? ─dice Fernando.

Lya pensó por un momento que decir, pero decidió ya no guardar aquel secreto y contarles todo lo que sabía acerca de aquellos acontecimientos extraños.

─ No, de hecho no lo estoy.─ dice deteniéndose en seco.─ No he sido del todo sincera con ustedes, y creo que ya es tiempo que se los cuente.

Fernando y Alex no supieron cómo reaccionar ante aquella declaración inesperada, así que se quedaron inmóviles pensando que decir.

─ Vengan a mi casa esta noche y les contare todo ¿está bien?

─ Si, claro.─ responde al mismo tiempo, mientras cruzan miradas.

Después de seguir caminando en silencio y al acercarse a la casa de Lya, vieron a un sujeto alto, pelo negro y bastante corpulento parado frente a la puerta, como esperando a alguien. A Lya se le helo la sangre pues era el mismo sujeto que la había perseguido tan solo unos días antes. Se quedó inmóvil, incapaz de quitar la mirada del sujeto.

─ ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

Lya contesta con un movimiento negativa de cabeza, sin dejar de mirar al sujeto. Fernando y Alex al darse cuenta de la dirección en la que miraba Lya supieron que algo andaba mal, así que se pusieron alerta.

─ ¿Conoces a ese hombre?

─ Si, es el sujeto que me intento secuestrar unos días atrás.─ dice con voz temblorosa.

Fernando y Alex quedaron petrificados, sin saber que hacer pues ni siquiera sabían que la habían intentado secuestrar. Lya comienza a caminar hacia la casa sin quitarle la vista al hombre.

─ ¿Qué haces?─ dicen frenéticos, mientras la jalan del brazo.

─ ¡No dejare que me intimide! Y aparte ¿Qué quieren que haga?─ dice histérica.─ Disfrazarme de indigente y dormir en la calle mientras el señor decide quitarse.

─ No, pero no puedes darle la cara. Sabrá donde vives.─ dicen viéndola sin comprender aquel impulso.─ Ven vamos a mi casa, ¡rápido!

Los tres comenzaron a correr varias calles abajo e hicieron varios cruces entre ellas mientras se iban adentrando en las partes más ricas de la ciudad, hasta que Fernando paro frente a una casa muy lujosa. Lya supuso que era una broma o que simplemente Fernando los había guiado lo más lejos posible sin pensar a donde iba.

─ ¿Qué es esto?─ dice Alex jadeando.

─ Pues es mi casa.─ dice con la mano sobre el pecho tratando de recobrar el aire.

─ ¿Qué?

─ Si, entremos de una vez.─ dice Fernando entrando por la cerca del jardín.

Lya y Alex cruzan miradas sin comprender que significaba todo eso y porque ellos no sabían de la riqueza de este. Dudosos entran en la casa tras de Fernando; al entrar ven una gran recibidor con piso de madera y un lujoso candelabro de cristal.

─ Buenos días.─ dice una mujer joven que sale de uno de los extremos, era baja, morena de pelo negro y gesto tímido.─ ¿Por qué esta tan agitado Fernando y quienes son ellos?

─ Hola, son mis amigos del club de periodismo, ella es Lya y él es Alex.─ dice presentándolos respectivamente.

Los tres cruzan miradas y se saludan con una leve inclinación de cabeza.

─ ¿No desea tomar o comer algo?

─ No, gracias.

─ Estaré en la cocina por si me necesita.

Fernando les hace una seña para que lo sigan y suben por las gradas y se aproximan a la última habitación del pasillo.

─ Bienvenidos a mi habitación.─ dice dejándolos entrar.

─ ¿Cuándo pensabas decirnos que eras rico?─ reclama Alex

─ Pues no lo creí necesario.─ dice sonriendo

Lya recorría la habitación despacio observando el tapiz de las paredes y una que otra foto que estaba en las paredes; se dirigió a la ventana que daba al balcón y observo una piscina.

Demasiado lujo.─ pensó Lya, ya que ella nunca fue muy apegada a las posesiones materiales.

─ Bueno ¿Cuándo piensas contarnos lo que sabes?─ reclama Fernando sacando a Lya de sus pensamientos.

Se sentaron en el suelo y Lya comenzó a contarles todo la historia comenzando desde que conoció a Anthony. Fernando y Alex escucharon toda la historia sorprendidos sin poder creer que todo eso le pasara a una sola persona en tan poco tiempo. Mientras Lya terminaba de contar la historia, empezó a escucharse un silencio poco habitual, Lya al darse cuenta de esto dejo de hablar y aguzo el oído.

¡BUM!

Una explosión no muy lejana resuena en sus oídos. Inmediatamente los teléfonos comienzan a vibrar ya que miles de mensajes comienzan a llegar, entre ellos un vídeo donde se puede ver como estallan varios carros en pleno embotellamiento dejando a miles sin vida.

─ ¿Qué es esto?─ dice Fernando con la cara impregnada de miedo.

Comenzaron a llegarles mensajes con imágenes de las personas sin vida carbonizadas por el fuego. Y otro video donde se puede ver a un grupo de personas con las caras cubiertas celebrando y burlándose de las personas mientras corren despavoridas, haciendo señas obscenas.

Lya no puede contener las lágrimas.

─ Son unos desgraciados.─ dice Alex asqueado por esas imágenes.

Lya no podía dejar de pensar en lo que acababa de ver, ¿Cómo las personas podían ser tan malas? Aunque aquello le parecía horrible no iba a aceptar que estas cosas siguieran sucediendo y menos ahora que también habían involucrado a Karen, no sabia porque la habían elegido a ella y se sentía impotente ante aquellos ataques; en ese momento tomo la decisión de desenmascarar a esa banda criminal sea como sea. Con apoyo o sin él. Por primera vez en su vida experimento una sensación diferente a las demás, era un deseo que crecía dentro de ella. Quería venganza.

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La imagen del encabezado es sobre el  Atentado en Turquía del 2017. Recordemos no recurrir a la violencia para solucionar nuestras diferencias.

Gracias por todo su apoyo.

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