Capítulo VI

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     Llegó la hora de nuestro gran escape.

     El plan es sencillo: escabullirnos hasta una de las salidas del retiro. Provocaremos una explosión para fingir una batalla pues eso será más creíble. Una vez creada la explosión, tendremos menos de dos minutos para salir ya que comenzarán a perseguirnos. Si todo sale bien, nos habremos ido antes de que ellos lleguen al lugar de la explosión.

     Kaoru nos entregó una mochila de viaje que tiene todo lo necesario para sobrevivir afuera. Comida, algunas mantas, un poco de agua e incluso algo de medicina en caso de que pesquemos un resfriado o una enfermedad de ese tipo. Nos ha dicho que dentro de la mochila hay un mapa en el que está marcado el camino que debemos seguir para llegar a la Cueva de Umbreon. También nos ha dado un poco de ropa para soportar el frío.

     Así que ya es hora, vamos a salir de aquí.

     Nuestro camino es en línea recta desde la sala de conferencias hasta la salida.

     Es ahora o nunca.

     —Ataquen.

     Al escuchar mi orden, Diamond y Flareon lanzan sus técnicas especiales contra las puertas de la sala de conferencias. Gracias a Flareon se provoca un incendio y la electricidad de Diamond consigue dejar en jaque toda la corriente eléctrica que alimenta este sitio.

     Echamos a correr y se enciende la alarma de incendios.

     La oscuridad no nos permite avanzar con normalidad, no podemos ver nada. Así que Diamond comienza a disparar destellos desde sus dos colas para alumbrar nuestro camino.

     —Alerta. Intrusos. Alerta. Intrusos.

     Seguimos en la oscuridad pero se escucha una alerta por los altavoces de las paredes.

     Bueno, en realidad no somos intrusos.

     — ¡Por aquí!  —dice Skyler corriendo hacia un enorme ventanal.

     Lo quiebra de una patada y salta.

     Un momento, ¡eso no era parte del plan!

     —No te quedes aquí —dice Sheryl y me da un empujón para que también yo salte por la ventana.

     Voy a morir.

     Doy el salto y llego a… ¡Pero qué tontería! ¡Son escaleras de emergencia y no están demasiado abajo!

     Soy una cobarde de primera.

     Skyler es quien nos guía por las escaleras. Mewtwo va levitando detrás de ella. Flareon y Diamond tienen patas demasiado cortas, James y yo debemos llevarlos en brazos pues no pueden seguirnos el paso.

     Las luces se encienden de nuevo y vemos correr a un grupo de Entrenadores de la Elite que se dirigen a nosotros.

     — ¡Yo me encargo de ellos!  —Dice Harumi y salta por la baranda de la escalera para caer al vacío con una Pokebola en la mano—. ¡Yo te elijo, Charizard!

     ¡Pero qué…!

     ¿Cómo es que ella tiene un Charizard y mi Charmander no ha podido evolucionar?

     ¡Qué injusto!

     Harumi cae sobre el lomo de Charizard y sin haber llegado ya al suelo, Charizard lanza una potente llamarada en contra de los Entrenadores de la Elite. Los incinera, sólo se escuchan sus gritos.

     Es horrible.

     — ¡Vienen por detrás también!

     De no ser por James, quizá nunca lo habríamos sabido.

     Son casi cincuenta Entrenadores que corren hacia nosotros para atacarnos por la espalda.

     —Siempre quedando en deuda con una especie tan repugnante como la suya, humanos… Espero que valga la pena.

     Mewtwo levita hasta estar frente a esos sujetos. Extiende una de sus manos hacia ellos y sus ojos vuelven a iluminarse con ese resplandor púrpura. Un rayo de luz se desprende de su mano y al apagarse, todos los miembros de la Elite que estaban ahí se han quedado… Pareciera que no saben dónde están. Tienen los labios entreabiertos y las miradas perdidas.

     —Les ha freído el cerebro —comenta James horrorizado.

     ¡Qué horror!

     ¡No me hice Entrenadora Pokemon para pasar por esto!

     —Si nos quedamos aquí, terminarán por atraparnos —dice Skyler y lanza una Pokebola—. ¡Yo te elijo, Lugia!

     Sheryl me da un empujón para subir al lomo de Lugia. Somos demasiados, así que James llama a Pidgeot para que lleve a la otra parte de nuestro equipo. Sheryl fulmina a Skyler con la mirada antes de subir al lomo de Pidgeot. Herida, Skyler tan sólo me dice que me sujete y estira una mano para alcanzar a Harumi.

     Comienzan los disparos, pero nosotros nos alejamos en los aires.

     Parece ser que nuestro escape ha sido un éxito, pero Skyler no lo celebra.

     Dudo mucho que esas lágrimas que se asoman por sus ojos sean lágrimas de felicidad.

Pokemon IV: La Cueva de UmbreonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora