Pokemon IV: La Cueva de Umbreon

Capítulo XXXVIII

El polvo se desprende del techo, el suelo tiembla bajo nuestros pies y las paredes que quedan intactas comienzan a cuartearse. Todos nos apiñamos al centro de lo que queda del escondite de Umbreon.

—Son explosivos —dicen Skyler y Jackie a la vez.

Ambas son miembros de la Elite, deben saber lo que dicen.

— ¿Están intentando llegar a nosotros? —pregunta Harumi.

Se escucha el dejo de angustia e ira. Debe pensar lo mismo que yo estoy pensando justo ahora: que su hermano, Kaoru, nos ha traicionado.

—Será mejor salir de aquí —dice Onyx, de nuevo todos lo fulminan con la mirada.

¿Por qué hacen eso? Pasara lo que pasara entre nosotros, Onyx está aquí con la intención de ayudarnos.

—Andando —dice Skyler tras escuchar otra explosión.

Levanto a Diamond del suelo, él se queja cuando mis manos hacen contacto con su pata herida.

— ¡Ten más cuidado! —exclama y me provoca un rasguño.

—Lo lamento. Te esforzaste mucho, me siento orgullosa de ti.

Me mira confundido, por alguna razón lo imagino sonrojándose.

¡Eso sería tan lindo!

—No me esforcé por ti, si es eso lo que estás pensando —se queja balbuceando—. Sólo quería derrotar a Umbreon, no se trata de ti.

Sólo río y lo abrazo con fuerza.

— ¡Suéltame, Perla!

Diamond se retuerce en mis brazos, pero al final se queda quieto gracias a que su pata herida sigue doliendo.

—Tendremos que salir volando —dice Sheryl—. Llegamos aquí saltando por ese agujero —señala con un dedo un enorme boquete en el techo… ¿En qué momento apareció eso? Tiene los bordes de color rojo, como si alguien lo hubiera hecho estallar recientemente.

Ahora que lo pienso, ni siquiera recuerdo cómo fue que llegué aquí.

Aparecen Lugia, Fearrow, Pidgeot y el Charizard de Harumi. Subimos a ellos, Mewtwo no está muy contento con la idea de viajar en un mismo Pokemon en compañía de nosotros, y nos elevamos en los aires escuchando todavía esas explosiones.

¿Por qué Perla tarda tanto en salir de ese lugar?

¿Estará bien?

¿Por qué no llegué antes aquí?

¡Maldita sea, debí protegerla de todo esto!

—David, agáchate.

Liz tira de mí para hacerme quedar detrás de una enorme roca. Tiene una mano sobre mi espalda para evitar que me levante de nuevo y sin problemas puedo saber por qué lo hace. Se escuchan voces y pasos que se acercan a esa enorme puerta.

— ¡Coloquen ahí los explosivos! —Exclama la voz de Julie Jason—. ¡No quiero que esto falle! ¡Quiero que los atrapen en cuanto los vean!

— ¿Qué están haciendo, Liz? —le pregunto en un susurro.

—Están intentando hacer que tu hermana caiga en sus trampas. Ella ha provocado a la Elite, así que ellos quieren eliminarla.

— ¿Eliminarla?

¡Sobre mi cadáver!

—Estoy segura de que tu hermana puede salir con vida de esa cueva. Si tiene los poderes de los cinco Dioses Legendarios de su lado, la Elite no podría siquiera causarle un rasguño.