Capítulo XXXIV

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Intento incorporarme, mi cuerpo está adolorido por la caída. No he dejado de llorar y siento una fuerte opresión en el pecho que me impide respirar.

Diamond…

Necesito ver a Diamond…

—De pie, humana.

¿Cómo es que un Pokemon tan lindo puede tener una voz tan aterradora?

Finalmente puedo levantarme y enjugo mis lágrimas con el dorso de la mano derecha.

—Deja de lloriquear.

Para él es fácil decirlo. Umbreon no ha visto todo lo que yo vi. Ahora que lo pienso…

¿Esas cosas que vi fueron reales? ¿En verdad estuve en casa con mamá y David? ¿En verdad vi a Julie tal y como la recuerdo, de mucho antes de saber que ella es Jay Jason? ¿En verdad Diamond está enfadado conmigo? Un momento… ¿Dónde están los demás?

La cámara donde me encuentro es inmensa. Todo está a media luz y hace un frío infernal. Umbreon está sentado en un enorme cojín de color negro, sobre una especie de mezcla entre un trono y una cama para perros. Para alcanzarlo, tendría que subir esos peldaños, está a casi un metro de altura por encima de mi cabeza. Umbreon me mira con odio y superioridad.

¿Dónde están Diamond, James, Sheryl y los demás? No recuerdo qué fue lo último que pasó, además de haber caído al vacío. ¿El agujero que se abrió bajo mis pies me trajo hasta aquí? Y si fue así, ¿a dónde fueron los otros?

—Pe-Perla…

Esa voz me provoca un vuelco en el corazón.

Me giro velozmente y los veo. Diamond, Flareon, Lucario y Mewtwo yacen en el suelo.

Están fuera de combate y hay golpes por todos sus cuerpos. Diamond aún lucha por mantenerse consciente.

— ¡¡Diamond!!

Corro hacia él y lo tomo en mis brazos para levantarlo. Su cuerpo se siente como si estuviera hecho de trapos, como si estuviera…

— ¡¿Qué les hiciste?! —le pregunto a Umbreon con violencia, lágrimas de ira brotan de mis ojos.

Umbreon me mira con indiferencia.

—Sólo les di su merecido —responde tranquilamente—. Ninguno de ellos merece vivir.

—Pero… ¡¡Son tus amigos!!

—Lo fueron alguna vez. Hoy me repugnan. Dejarse atrapar por humanos, proteger a una especie tan poco desarrollada como si fueran iguales a nosotros… Es denigrante para la raza Pokemon. ¿Dónde quedó el honor de los Dioses Legendarios?

— ¡No digas tonterías! ¡No todos los humanos quieren hacerles daño!

—Déjame adivinar… ¿Tú eres distinta a los otros?

Está burlándose.

—Yo jamás he lastimado a ningún Pokemon.

—Hieres a mis hermanos y hermanas cada vez que lanzas una Pokebola. Ustedes, los humanos, no son más que bestias insaciables hambrientas de poder. No se conforman con atrapar a los nuestros, también los obligan a pelear para diversión de ustedes.

— ¡Yo jamás he hecho algo como eso!

—Diamond, Flareon, Lucario y Mewtwo merecen un castigo peor que la muerte. Nunca debieron dejarse manipular por los que son como tú.

— ¿Manipular?

— ¿Crees que no estoy al tanto de lo que hicieron con Diamond? Le han borrado la memoria para que obedezca ciegamente tus órdenes.

Entonces Harumi tenía razón.

—Si eso lo hicieron con Diamond, ¿qué me asegura que no lo hicieron también con los otros?

—Nosotros jamás haríamos algo así.

— ¿Y tú cómo estás tan segura, humana? Si fueras un poco inteligente, sólo un poco, ya te habrías dado cuenta de que a ti también están manipulándote. ¿Cómo estás tan segura de que tus amigos son realmente tus amigos?

— ¿Qué…?

— ¿Nunca has pensado que quizá todos ellos también están lavándote el cerebro? ¿Cómo sabes que realmente son lo que dicen ser? Nada de eso es real, humana.

Jamás lo había pensado…

Jamás se me había ocurrido que ellos pudieran estar traicionándome…

¿Qué si es cierto? ¿Qué si a nosotros también nos han creado memorias falsas?

¿Eso significa que nada de lo que recuerdo es real?

¿Quién soy yo entonces?

Quizá la mujer que recuerdo como mi madre no es mi madre en realidad. Quizá nada de lo que recuerdo de nuestras aventuras anteriores es real. Quizá Skyler nunca fue nuestra aliada. Quizá su nombre ni siquiera es Skyler. Quizá James no está enamorado de mí. Quizá ni siquiera nos besamos. Quizá nada de lo que sé ha pasado realmente. Pero entonces, ¿quién soy yo?

¿Mi nombre es realmente Perla Cobby?

Y si no es así, entonces… ¿Qué es real?

—Pe-Perla…

Diamond vuelve a reaccionar. Intenta levantar la cabeza para mirarme, pero debe estar muy agotado pues no lo consigue.

—No… No lo escuches…

Levanta una de sus patas delanteras para tocar mi rostro.

—Diamond… ¿No estás enfadado conmigo…?

—No podría… Perla… Tú fuiste mi primera amiga verdadera… Mi primera amiga humana… Lo que Umbreon dice no es verdad… Yo haría cualquier cosa por ti…

—Diamond…

—Puedes hacerlo, Perla —dice Flareon.

—Confiamos en ti… —dice Lucario.

No permitas que Umbreon empañe la imagen que tienes de nosotros… —dice la voz de Mewtwo en mi cabeza.

—Chicos…

—Tienes más poder del que crees… —dice Diamond—. Tú puedes atraparlo…

La voz de Diamond se apaga y su cuerpo se relaja.

— ¡¡Diamond!! —Exclamo dándole una sacudida—. ¡Despierta! ¡No puedo hacerlo sin ti!

No reacciona y yo miro a Umbreon con ira. Él ríe con frialdad y está cómodamente sentado sobre su cojín.

Diamond y los demás tienen razón. Puedo hacer esto. No voy a detenerme, no ahora. Así que saco una Pokebola al mismo tiempo que Umbreon adopta una posición de ataque.

Esto se termina aquí.

Con o sin ayuda… ¡Yo atraparé a Umbreon!

Pokemon IV: La Cueva de UmbreonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora