Capítulo IV

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     Varios miembros de la Elite se acercan a nosotros para dominarnos. Nos toman por los brazos y nos golpean en la espalda con las rodillas para hacernos caer de bruces. Atan nuestras manos y luego nos toman por la nuca para obligarnos a mantener los rostros agachados. A Diamond, Mewtwo y Flareon los atrapan con redes de las que no pueden liberarse.

     —Llamaré a Jay —dice uno de esos sujetos—. Estos cinco deben ser los Entrenadores que ella está buscando.

     —Así que pensaban burlarse de nosotros, ¿no es así?  —dice otro y abofetea con fuerza a Sheryl.

     Sonará cruel, pero me alegro de que no me haya golpeado a mí.

     Comienzan los golpes y forcejeos. James intenta liberarse pero sólo consigue que lo golpeen en el estómago. Diamond, Flareon y Mewtwo también intentan liberarse, me parte el corazón ver a Flareon tan desesperado.

     — ¡Deténganse! ¿Quién les ha dicho que hagan esto?

     No conozco esa voz pero me alegra que haya hablado.

     Todo se detiene y ese chico se acerca a nosotros. Aparta a punta de empujones a quienes nos sujetan y por fin podemos levantar los rostros.

     Él es el chico más atractivo que he visto en la vida. Debe ser asiático, lo sé por esos ojos rasgados que tiene. Harumi se ve demasiado sorprendida al verlo. ¿Serán conocidos? Él mira a Harumi y por un segundo también parece sorprendido.

     —Llévenlos a la sala de conferencias —ordena—. Yo me encargaré de ellos. Traigan también a esos Pokemon.

     — ¿Y quién llamará a Jay?  —dice otro sujeto con violencia.

     —Ninguno de ustedes puede hablar con ella —responde el asiático—. Jason sólo recibe llamadas de los Ocho Líderes, ustedes no son nada.

     Hay un minuto de silencio. Vuelven a tomarnos por los brazos con fuerza y nos obligan a seguir a ese sujeto. Arrastran las redes de Diamond, Flareon y Mewtwo.

     Sea a donde sea el lugar al que nos dirigimos, no puede ser nada bueno.

     ¿Cómo es posible que una niña como ella no quiera colaborar con nosotros luego de todo lo que le hemos hecho?

     Sólo le pedimos que llamara a su hermano para obligarlo a seguir trabajando para nosotros, ¿es tan difícil de entender?

     —De nuevo.

     Me encanta escuchar sus gritos cuando es golpeada por las ráfagas de agua que disparan ese par de Blastoise. La golpean con mucha fuerza pero ella no puede moverse gracias a que la hemos encadenado al suelo.

     Las ráfagas de agua se detienen y ella intenta recuperar el aliento.

     — ¿Vas a llamar a tu hermano?  —le pregunto.

     — ¡¡No!!

     —De nuevo.

     ¿Por qué se niega? ¿No sabe lo que podría pasarle si se rehúsa a colaborar?

     Alguien está llamándome.

     ¿Quién se atreve a interrumpirme?

     — ¿Qué?  —digo al contestar la llamada.

     —Jay, los encontramos.

     Vaya, vaya…

     — ¿Dónde?

     —Derribamos su helicóptero, están bajo la custodia de Kaoru Itou.

     —Así que fueron a Alaska… Bien, estaré ahí mañana por la tarde.

     Termino la llamada y miro a esa chiquilla.

     — ¿Sabes quién me ha llamado?  —le pregunto—. Otro miembro de la Elite. Para decirme que hemos encontrado a tu hermano.

     — ¿Qué…?

     Está aterrada…

     ¿Todo este tiempo estuvo encubriéndolo?

     Y ahora alguien llama a la puerta.

     ¿Qué afán tienen estas personas de estar interrumpiéndome?

     Salgo de la habitación. Afuera se encuentra el Jefe.

     —Señor, ¿qué está haciendo aquí?  —le pregunto.

     No es normal que venga a ver a los prisioneros.

     — ¿Ha hablado?  —me pregunta.

     —No ha querido delatar a su hermano pero me han llamado para decirme que Perla Cobby y sus amigos están en Alaska.

     —Ve.

     —Sí, señor.

     Lo veo entrar a la habitación donde está Jamie Harrison.

     Silencio.

     Y entonces ella grita.

     — ¡No, por favor! ¡No! ¡¡No!!

 

     La sala de conferencias es similar a las otras dos donde estuvimos antes.

     Entramos, los sujetos que nos sujetan nos dejan ir antes de pasar el umbral. Seguimos al chico asiático hasta la enorme mesa de conferencias.

     Y de golpe, él me toma por el cuello y me lanza sobre la mesa gritando con fuerza hasta que su rostro se pone rojo:

     — ¿Creíste que ibas a engañarnos?

     James intenta defenderme pero no consigue sacarme a ese idiota de encima.

     Los otros sujetos se van y la puerta se cierra. El asiático mira hacia la puerta y espera un par de segundos. Se levanta, me da la mano para ayudar a incorporarme y se pasa los dedos entre el cabello.

     —Lo lamento, tenía que hacerlo —me mira y dice con tono amigable—: ¿Te hice daño?

     Pero estoy tan asustada que no puedo responder.

     — ¿Estás bien?  —dice James y me envuelve en un fuerte abrazo.

     No puedo responder.

     — ¿Qué mierda fue eso?  —Dice Sheryl con violencia encarando al asiático—. ¿Por qué la atacaste así?

     —Tenía que mantener las apariencias —responde el chico encogiéndose de hombros—. Lamento haberlos asustado.

     — ¿Kaoru?

     ¿Qué?

     ¿Harumi sabe su nombre?

     El asiático sonríe.

     —No esperaba verte aquí, Harumi… Meterte en problemas con la Elite, ¿en qué diablos está pasando?

     — ¿Alguien quiere decirme qué sucede?  —dice Skyler tras liberar a nuestros Pokemon de las redes.

     ¿Es un miembro de la Elite que Harumi conoce pero Skyler no?

     —Este sujeto es mi hermano —dice Harumi—. Kaoru Itou.

     Espera… ¿Qué?

Hey, hola! xD

Pregunta para ustedes: ¿Creen que la historia es predecible?

Pokemon IV: La Cueva de UmbreonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora