Pokemon IV: La Cueva de Umbreon

Capítulo XXVI

     —Por aquí.

     —Este terreno parece inestable.

     —Intenta no hacer demasiado ruido, la nieve acumulada en el suelo podría traicionarnos. 

     Nos detenemos detrás de una roca cubierta de escarcha. La nieve no es nada útil para ocultarnos, resaltamos entre tanto color blanco.

     —Los veo.

     Asomo mi cabeza por encima de la roca.

     ¿Qué hace Julie Jason entre tantos miembros de la Elite?

     —Escúchalos con atención —me dice Liz y ella también asoma su cabeza por encima de la roca.

     Julie Jason no para de gritar órdenes.

     — ¡Coloquen los explosivos! ¡Dense prisa, no tenemos todo el día!

     Liz y yo volvemos a ocultarnos.

     Ella me toma de la mano y me mira angustiada.

     — ¿Está todo bien? —me pregunta.

     — ¿Qué hace Julie Jason entre esos sujetos?

     — ¿Julie? Su nombre no es Julie. Ella es Jay Jason, una de los Ocho Líderes y la mano derecha del Jefe de la Elite.

     ¿Qué?

     ¿Eso quiere decir que todo este tiempo, ella nos engañó y se volvió como parte de nuestra familia mientras nos veía la cara y vivía una doble vida?

     —Ven, sígueme —dice Liz y sale de nuestro escondite.

     Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar a esas zanjas que antes tuvimos que saltar.

     —Debemos bajar por aquí —dice—. Jay Jason no encontrará lo que busca usando explosivos.

     Me toma con más fuerza de la mano y ambos saltamos. Ella pasa hacia atrás los mechones pelirrojos que cayeron sobre su rostro y echa a correr como si ya conociera este sitio.

     —Dime de nuevo: ¿cómo es ella? —me pregunta, me cuesta seguirle el paso.

     —Baja estatura, cabello castaño, ojos marrones. Siempre está gritando que algo le parece lindo y tiene a arriesgarse cada pocos minutos.

     Creo que no podría haberla descrito mejor.

     Liz asiente.

     —Tenemos una oportunidad de encontrar a tu hermana si es que todavía sigue rondando por estos rumbos. Si ya atravesó la puerta, tendremos que esperar a que salga con vida.

     Mierda…

     ¿En qué diablos te metiste esta vez, Perla?