🌿 Capítulo 25

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Sleeping At Last me pone melancolica siempre así que los culpo por este capítulo ;-;

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"Tú no puedes humillarme, sólo yo puedo rebajarme". —Besar a un ángel, Susan Elizabeth Phillips.

...

Cuando el invierno termina las flores se abren recelosas ante la luz brillante del sol, las hojas de los árboles se pintan de un verde imposible y el cielo se extiende sobre nuestras cabezas de un azul que no parece tener límites. Los pájaros dejan de esconderse y van cantando por todos lados llenando de sonidos las mañanas.

Cuando la primavera llega puedes disfrutar de los rayos de sol en tu piel, incluso se vuelve un poco fastidioso porque a veces aquel astro rey brilla con tanta intensidad que prefieres contemplarlo desde las sombras, te escondes bajo un toldo pues ya casi no hay árboles frondosos, sientes frío pero prefieres seguir en la sombra a exponerte ante el sol porque sabes que puede lastimar, porque aquellos rayos tan hermosos y cálidos queman de manera que sólo la sombra puede sanar. Pero admiras el paisaje desde esa oscuridad; ves los colores brillar, las flores nacer de nuevo, los pájaros cantar. Ves toda esa vida que trae la primavera consigo y finges, por un momento, que eres parte de eso.

Bueno...Hay personas que son primavera; hay personas que parecen un rayo de sol, que parecen todos esos colores y esa vida. Existen personas que pueden calentarte pero si te mantienes demasiado tiempo bajo ellos queman de manera dolorosa y sólo escondiéndote en las sombras puedes sanar tus heridas.

Castiel estaba en los brazos de la primavera.

La canción que habían prometido bailar ya había llegado a su final pero esos dos hombres, porque ya no eran chicos, vestidos de azul se mantenían sujetos mientras se balanceaban al mismo ritmo. No se miraban, ¿por qué iban a hacerlo? ¿Por qué ver lo que extrañaban para luego perderlo? Se sujetaban el uno al otro mientras bailaban en un rincón de la pista, en una oscuridad que los mantenía a salvo. Castiel había pisado en algunas ocasiones a Dean así que éste lo alzó deslizándolo sobre sus pies para que pudieran bailar.

¿Alguna vez te has separado de la persona que amas durante años? ¿Te la has vuelto a encontrar cuando creías que podías dejarla ir? No era algo fácil de manejar porque sentías todo lo que alguna vez le dijiste inundar tu pecho. Las emociones y sentimientos se aglomeraban en el centro de tu ser y luchaban por salir, por volver a decir los secretos y las promesas susurradas, por volver a pronunciar su nombre como si se tratara de una caricia. Querías volver a sentir ese amor de antaño, volver a encajar tu cuerpo con el de esa persona como si los bordes se hubieran mantenido intactos, como si no hubieran pasado tantos años.

Castiel mantenía las manos en los hombros de Dean. No eran iguales a los que recordaba, éstos eran más anchos y estaban tensos, Castiel recordaba que cuando abrazaba a Dean éste parecía derretirse en él. Sus manos comenzaron a temblar mientras las deslizaba acariciando la tela que los mantenía cubiertos. Sintió las manos en sus caderas aumentar el agarre pero él no alzó la vista, siguió mirando el camino que recorrían sus manos, aquel viejo camino que ya hasta desconocían pero, sin importar las modificaciones, ellas sabían a donde ir.

Castiel escuchó la nueva melodía de la canción, supo que debían apartarse y aparentar que nada había pasado. Tenía que hacerlo pero sus manos habían llegado a su objetivo, se movían sobre aquel pecho mientras sentía los acelerados latidos de un corazón que fue amado bajo la palma de su mano. Suspiró sintiendo sus labios temblar de nerviosismo y, con lentitud, inclinó su cabeza hasta que la colocó en su pecho, oliendo la piel de su cuello aquella bonita fragancia que antes había sido su consuelo. Temió sentirse rechazado, que lo lanzara lejos y desapareciera como el humo que se arremolinaba bajo sus pies.

Siempre Serás Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora